La agricultura y el herrero cuidaron de Terson como les fue posible, e intentaron que tuviera al menos lo necesario. Hubo conflictos, sí, pero mientras los años pasaban, resolvieron poco a poco que el crecimiento del niño lo orientara a la astronomía, como su padre siempre quiso.
Terson, ahora con poco menos de veinte años, tenía una idea diferente de la astronomía. El hombre de las estrellas pensaba en que las respuestas estaban arriba. Terson creía que antes de llegar a esas respuestas, tenían que conocer bien la Tierra.
Si algo caracterizaba a Terson además de su inteligencia, era su escaso nivel de comunicación. Por lo que se guardada para sí mismo, cuando las personas pensaban en él no se basaban en su mente, sino en su físico; moreno, delgado, el cabello que cubría su frente y unas cejas que no eran grandes, pero le ensombrecían los ojos cuando miraba hacia abajo.
A Terson le interesaba lo grande que el mundo podía ser, eso lo tenía claro desde hacía mucho tiempo, y por eso había comenzado a estudiar geografía. A mediano plazo, podría comenzar a viajar y ver todo con sus propios ojos. Podría convertirse en un explorador que descubriera más de lo que nadie había hecho.
Con este viaje, aunque él no lo había planeado conscientemente para ello, encontraría la forma de recuperar aquello que sabía que sabía que había perdido, y hallaría lo que ignoraba no poseer. Si después de eso no estaba satisfecho con el resultado, expandir el camino hacia las estrellas podría ser la siguiente opción. Esto sería algo grande, y por ese mismo motivo se encontró rápidamente con una barrera que era demasiado difícil de superar.
El inconveniente en cuestión era el tiempo: ¿Iba él a vivir suficiente tiempo para cumplir lo que se proponía? Incluso si él alcanzara los 100 años de edad —cosa que por sí sola ya era improbable—, nada le garantizaba que todos esos años serían de viaje. El tenía que comer, dormir, y atender varias necesidades más, como todo hombre.
Primer paso: encontrar un modo de prolongar su propia longevidad.
Terson, conociendo el hecho de que ninguna persona había superado la barrera que su propia longevidad, en lugar de desmotivarse, tenía un pensamiento alentador al respecto:
—Si nadie lo ha logrado aún, eso solo significa que tengo la oportunidad de ser el primero.
Tenía determinación, eso seguro. Muchas veces se había distraído pero siempre volvía a intentar y a seguir avanzando, así fuera a un ritmo lento. Iba y venía, y a raíz de repetir un proceso en el que volvía a darle prioridad a lo que verdaderamente le importaba, desarrolló una mente que se concentraba selectivamente. Eso le ayudó a dejar de perder el tiempo que ni siquiera sabía si tenía o no.
La agricultora lo veía estudiar, y sin más, a ella eso la alegraba, pues pensaba que estudiar sólo servía para saber. Mientras tanto, el joven avanzaba en sus planes que compartía con nadie más que él mismo. Sus verdaderas intenciones eran un secreto de una sola persona.
Estudios y conocimientos, todos los días algo de avance en ello. La ausencia de un mentor tenía la principal desventaja que tenía que encontrar la dirección para continuar él mismo. Equilibrando el asunto, la principal ventaja era que su forma de aprender progresaba eficientemente, ya que estaba hecha precisamente para él mismo.
En un momento, consiguió libros de herbolaria de un bibliotecario recién llegado a la aldea. Convenientemente, tenían varios dibujos que le ayudaban a Terson a entender mejor a qué se referían los textos que leía. En esa época, aprender se basaba en interpretar los hechos e inferir lo que los textos significaban. Él era suficientemente buen aprendiz en ese aspecto.
Algo interesante se reveló ante él en una sección del libro "Misterios de las plantas"; plantas medicinales. La mayoría de medicinas que conocía tenían partes de plantas, pero este libro aseguraba que había plantas capaces de sanar enfermedades por sí solas. Incluso tenía una lista de al menos veinte plantas y las respectivas enfermedades que curaban.
—Si hay plantas que curan perfectamente todas estas enfermedades —pensaba el joven lector —sólo tengo que encontrar la planta que cure la vejez.
Con la idea en mente, cambió su área principal de estudio. Ya no se iba a centrar en la geografía, se centraría en la herbolaria. Más adelante, todo fue mejor de lo que esperaba, ya que fácilmente manejaba ambas a la vez, y gracias a su habilidad encontró un nuevo camino mucho más útil que los dos anteriores; la alquimia.
Claro que él simplemente lo hizo, no se detuvo a pensar si esto tenía su propio nombre o cuántas personas ya hacían eso mismo, sólo comenzó a aprender sobre las propiedades de piedras, polvos, hojas, tallos… reactivos en general. El objetivo era ampliar el nivel medicinal que se tenía en ese tiempo. Por la poca compresión que otros tenían de sus actos, discretamente algunos comenzaron a llamarlo "El brujo", eventualmente.
Cada libro experimentado le acercaba más a la meta, sí, pero entre tanto, comenzó a darse cuenta que leer libros sólo ayudaba a seguir los pasos de otros. Eso no era del todo un error, pues necesitaba cubrir las bases. Aún así, lo que quería era lograr algo que nadie más había hecho aún, por lo que la opción lógica era adentrarse en terreno altamente inexplorado.
Sería difícil, pero eso ya lo sabía. Siempre que sentía desidia de su propia elección, buscaba motivarse con alguna idea;
"Tengo que ser inteligente para poder seguir avanzando. No olvidaré seguir siendo obstinado, también, para no abandonar si es necesario apoyar un paso atrás."
"Cuando ya nada pueda detenerme, es cuando realmente tendré tiempo para descansar."
"No seré el lector de los libros de otros por siempre. Cuando mi ciclo llegue a su fin, me iré de esta tierra siendo el autor de toda una biblioteca."Con la ejercitada determinación en la que había trabajado, le parecía que ningún motivo era lo suficientemente bueno para restarle siquiera un pellizco de importancia a su búsqueda. Tal vez si hubiera sido más sociable, conocería más a las personas de alrededor, y en algún momento sería atacado por la presión social de dejar lo que él quería hacer, y hacer lo que otros querían hacer. Por suerte, ese no es el camino por el cual la vida lo había llevado.
Por el contrario, actualmente los vecinos lo evitaban con casi imperceptible discreción. No sentían miedo o aversión contra él, pero ciertamente al estar presente, los demás actuaban un poco más distantes. Aunque no le daba demasiada importancia, el hecho de que otros le llamaran como brujo para sanar enfermos y fabricar "hechizos embotellados" le dio una idea: Pócimas... una pócima que pudiera devolver la juventud.
La ruta a seguir había estado ahí todo el tiempo, pero sólo entonces logró distinguirla del todo. Como no lo había tenido claro antes, su cantidad de recursos era bajo como el promedio. Él no era el tipo de persona que almacena todo para utilizarlo después, por lo que tenía pocas hierbas, líquidos y polvos con los que experimentar para una verdadera poción. El siguiente paso era hacerse con un para nada modesto inventario de reactivos.
Una vez teniendo buenas cantidades de todo, necesitaría experimentar los efectos de los resultados de sus pócimas en seres vivos. Si tomaba como sujeto de prueba a cualquier persona de la aldea, eso podría salir bien en un sentido, pero no valía todos los problemas que también podría provocar. ¿Cual era la alternativa?
Consiguió un grupo de voluntarios que lo ayudaran a mudarse. La mayoría de ellos eran amigos, no tan cercanos pero sí de varios años. Les pagaría con algunos tónicos o algunas medicinas que ellos pidieran. El destino al cual mudarse no era del todo difícil de decidir. Lo principal era que ese nuevo lugar no limitara su progreso al mínimo. Varttland era árido, así que había zonas completamente descartadas. Era mejor si la lejanía del lugar no era demasiada.
Así que... un lugar cercano, decentemente habitable, ilimitado. Entonces la decisión estaba clara. En dirección norte, después de una montaña pequeña y fácil de rodear, había un lago cercano, Myxyk.
La historia del lago Myxyk era de verdad popular: Desde hacía varios siglos, la sierra de montañas había estado emanado agua en todas direcciones. Se decía que Myxyk había sido una depresión que se llenó gracias a los riachuelos provenientes de las montañas. Dicho eso, Terson no había planeado vivir en el lago. Había planeado residir en un punto medio entre el lago y las montañas, en el llano pantanoso conocido como Frind. Reunió a los voluntarios y se hizo una expedición.
Fue un éxito. Sus amigos se despidieron luego de días de acampar e instalar las cosas dentro de un sauce gigante.
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LEGADO DE ANMITER: BRUJO Y EXE
FantasyEra la época medieval en Varttland, y gracias a ello, era muy común que la magia enérgica pasara desapercibida por muchos años, escondida en el continente. Un joven alquimista, decidido a hacer todo por una búsqueda, termina aislándose en un pantano...