Un presente a su majestad (Ralsei)

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22/12/2019

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Era impensable la posibilidad que un factor que tiene por finalidad ser la cuna de la oscuridad, podría producir brillo alguno, más parecía que no todos estaban de acuerdo con ese dictamen natural.
Cuando Ralsei miraba la fuente de la vida de su especie le parecía que no existía nada más hermoso y deslumbrante que sus lentos y constantes movimientos que arrastraban la oscuridad hacia el cielo, dando forma a su mundo, permitiendo la existencia de las personas que le rodeaban.

En sus manos yacía una rebanada de pastel a medio comer y a su lado el resto del postre prácticamente intacto de no ser por el trozo que el mismo había arrebatado para degustar el sabor del producto de su cocina; sus zarpas se encontraban sucias del topping del dulce complemento, apenas resaltando en su níveo pelaje y verdosa vestimenta.

No era anormal que los Seguidores de la Fuente se acercaran demasiado al pedestal de donde emergía la oscuridad pura desde el interior de la tierra, es más, todos los darkners estaban conscientes de esa necesidad que tenia esa clase de oscuros de permanecer cerca de nacimiento de su vida. Pero Ralsei llevaba aquella situación a otro nivel.

No había mañana que el pequeño príncipe no pasara a revisar la Fuente; todas las tardes, cuando los demás Seguidores estaban rogando por el bienestar de los darkners, el joven monarca se apartaba y terminaba sus plegarias en ese lugar; incluso, antes de irse a dormir, el joven oscuro se asomaba a pedir por el sueño tranquilo de sus compañeros y todo el mundo de la oscuridad a los pies del pedestal. Siempre que tenía la oportunidad terminaba en los aposentos de la Fuente, como si aquel lugar en soledad pudiera decirle algo, pero cuando le preguntaban, el niño solamente reía diciendo que eso sería grandioso.

Entonces, ¿por qué esa amable criatura se aferraba a aquel lugar como si de ello dependiera su vida? Nadie lo sabía con certeza, al igual que tampoco resultaba algo enteramente maligno, puesto que esa actitud si bien desconcertaba a su compañeros, estos mismos no podían estar más complacidos por como había resultado ser su joven monarca.

Alguien tan devoto a la Fuente y a sus doctrinas sin duda era un ser que estaban dispuestos a seguir, obedecer y cuidar.

Cuestiones como esas tenían sin cuidado a Ralsei, no era como si sus rezos fueran una obligación o un designio como futuro gobernador de los Seguidores de las Fuente. No, aquel sentimiento, aquella atracción inminente a ese lugar, provenía de él, nacía de su corazón hacerlo y se sentía complacido llevándolo a cabo. Le alegraba el alma saber que no resultaba ser una molestia para sus compañeros.

—Príncipe —Una voz apenas audible para el ensimismado infante se deslizó por sus orejas—. La cena está lista, todos le están esperando en el comedor.

—Está bien, puedo estar aquí toda la noche, coman ustedes —respondió de inmediato sin siquiera voltearse, como cautivo de un trance al contemplar el afluente de oscuridad frente de él.

Su mirada esmeralda brillaba como una constelación en medio de toda la penumbra del infinito. Nadie sabía que pensar sobre esa veneración que el príncipe de la Fuente de la Oscuridad poseía hacia la misma, siempre había sido así y él no miraba en nada malo en pedirle consejo para cosa que hiciera a quien le debía la vida, tal era su concentración que era usual que el joven gobernador olvidara cosas por estar más pendiente de ir hacia la Fuente que de sí mismo. Más parecía que su excentricidad no iba a ser pasada por alto ese día por los Seguidores. Había una misión que cumplir.

DeltaRune (One-Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora