Capítulo 8.

5K 438 32
                                    

AMARA CORTÉS.

El grito de mi madre hace que me estalle el corazón. Liam se aparta sin decirme nada y rasca su nuca.

— Es mejor que te vayas. —Dice— No quiero causarte problemas con tu familia.

— Si.. es mejor.

Aún con mi mano sujeta y sus ojos mirándome fijamente, logro tener el valor para irme en cuanto mi madre da el segundo grito llamándome. Me alejo de él a una velocidad media y sintiendo que debería quedarme.
Entro por la misma puerta que he salido.

— ¿Qué estabais haciendo? —Pregunta. Entiendo porqué me ha llamado como si se estuviera muriendo alguien.

— Nada mamá. —Respondo haciéndole notar que ha estropeado quizás la única oportunidad que tenía de confesarle mis sentimientos o que él.. me confesara los suyos.

Dejo la chaqueta en el perchero, dejo caer mi pelo que estaba sujeto en una coleta y suspiro. Posiblemente este encuentro sea el más difícil que hemos tenido, no sabría muy bien decir porqué, pero he sentido que algo había cambiado en él y en su manera de mirarme.

— Dios —Mi madre suelta un suspiro lleno de alivio mientras mira por la ventana— parece que he sentido que estaban llegando.

— ¿Ya? —Miro mi reloj— pero si apenas ha acabado la primera canción ¿Por qué han vuelto tan pronto?

— Evidentemente porque no confían en ninguna de las dos. —Contesta.— Ponte el pijama, se supone que estás enferma ¡Corre!

Subo las escaleras como si no existieran. Consigo cambiarme en un tiempo récord y me tumbo en la cama tapándome hasta arriba.

Vamos Amara, has ensayado la cara, no seas torpe ahora.

Liam parece que no ha subido a su habitación, la luz esta apagada y las cortinas cerradas ¿Qué estará pensando ahora? ¿Cosas buenas o malas sobre mi?

¡Deja de preocuparte!

LIAM COOPER.

Sofía me acribilla en la escalera y me obliga a sentarme.

— ¿Pizza?

— Sofía, no me invitarías a pizza si no quisieras sacarme información ¿No es así?

— ¡Obvio! No comparto mi comida así porque si.

— No me apetece hablar.

— No se lo has dicho. —Le da un mordisco— No te he estado espiando, tu cara expresa todo lo que no quieres decirme ¡Tío eres mi hermano! Lo sé todo de ti. Hasta cuando te da vergüenza decir que quieres ir al baño.

— ¿Eso último hacía falta?

— No, pero ha quedado.. ¿Horrible? —Me hace reír. Soportarla muchas veces se me hace cuesta arriba pero otras simplemente dejo que diga estupideces porque así me hace sentir un poco mejor.

— Su madre la ha llamado cuando iba a confesárselo y ha salido corriendo.

— Vaya, que oportuna. Pero también tengo que añadir que tú deberías habérselo dicho antes de poneros a hacer el indio con el sushi.

Acaba de delatarse, si que nos estaba espiando.

— Sofía ¿Nos estabas espiando?

— ¡Vale lo admito! Pero solo porque sabía que no lo harías. Amara te idiotiza.

— Es complicado.

— ¿Ya está? ¿Es complicado?

— Aunque se lo confesara ¿Cambiaría algo? Está claro que no. —Me da un golpe en el hombro.

La ley de Amara. ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora