Capítulo 38.

4.4K 372 49
                                    

AMARA CORTÉS.

Liam se queda callado en cuanto lo digo. No lo he hecho para hacerle daño y muchísimo menos para que sigamos discutiendo. Estaba dando por hecho que Aaron me hace daño cuando el único que me causa dolor es él.

— Es mejor que te vayas Liam. —Le digo en voz baja para evitar cualquier percance con mi familia.— Si nos descubren discutiendo por esto pensarán cosas falsas.

— ¿Cómo cuáles? —Pregunta haciéndome notar su mal humor— ¿Qué podrían pensar si nos ven juntos?

Aaron pese a todo se mantiene callado y permite a Liam discutir cuanto quiera sin interponerse en nada. Solo me mira esperando que yo le dé la palabra, pero es mejor que se mantenga al margen aunque realmente no lo esté.

— Nadie puede ser tan comprensivo.

— Aaron me respeta y acepta cada una de mis decisiones. Puedo hasta decir que confía en mí más de lo que tú has demostrado hacerlo. —Lleva las manos hasta su cabeza— Tú te rendiste a la primera de cambio y utilizaste como excusa a Aaron.

— Desde que él ha llegado a tu vida todo es diferente ¿No lo ves? —Asegura señalándolo— Nos hemos alejado.

— Nos hemos alejado porque tú así lo quisiste ¿O lo has olvidado? Aaron ni siquiera era parte de mi vida cuando ¡Tú! Decidiste romper nuestra amistad y dejar de hablarme. En ese momento Aaron solamente era la tapadera para escondernos y tú no lo quisiste ver. Preferiste inventar una historia solo para alejarnos.

Liam quiere tener la razón hasta cuando no la tiene. Es tan terco que necesita que las personas cometan errores tal y como él los predice, porque es incapaz de aceptar los suyos propios y duele porque se lo perdonaría todo si supiera ver sus errores.

— Aaron, es mejor que nos veamos mañana ¿Vale? —Él me mira un segundo y asiente con la cabeza. Es mejor que evitemos cualquier tipo de problemas.

— Si, tienes razón. —Sonríe brevemente.

— ¿Ahora ya no? —Pregunta Liam dejándome confusa.— ¿Ya no es una simple tapadera?

— No.

— ¿Y qué significa para ti?

— Es importante para mí porque se ha ganado serlo. —Contesto sin pensar demasiado.— Igual que tú te lo ganaste un día.

— ¡Amara! —Exclama mi madre— Entra en este momento.

Liam se aleja. Mi madre agarra mi brazo y estira de mi hasta que entramos en casa. Su actitud cada vez me sorprende más, es como si mi abuelo la hubiera abducido, casi es irreconocible.
Me obliga a entrar en mi habitación y cierra la puerta a su espalda, lo hace sigilosamente.

— ¿Qué te pasa? —Pregunta enfadada— ¿Acaso no piensas en las consecuencias?

— No es mi culpa. —Respondo— No he planeado nada de lo que has visto fuera.

— Puedes perder mucho si tu abuelo se entera de todo. —Dice y entiendo perfectamente su lógica— Si se entera que en ningún momento has estado enamorada de Aaron y que lo estás de Liam, perderás mucho y no te permitirá ver a Aaron nunca más.

— Lo sé. Deja de comportarte como él.

Sujeta mi cara.

— Tengo miedo por lo que pueda hacerte si se entera de que has estado mintiéndole en la cara. Viste con tus ojos lo que ocurrió con Cora.

Me siento en el centro de la cama y cruzo las piernas. Sé que tiene razón pero no puedo evitar algo que ni siquiera sabía que iba a pasar ¿Cómo voy a imaginarme qué Liam haría una escena? Es imposible saber lo que hará porque es impredecible.

La ley de Amara. ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora