No había sido la noche más tranquila de su vida, ni siquiera entraría archivada en su lista de las diez primeras y todo gracias a que la presencia el ojiverde, quien de alguna manera impidió que pegara el ojo en toda la noche.
Ya no quería permanecer en cama mucho más tiempo, removiéndose sin encontrar un instante de paz en su turbulenta mente y supuso que eso era suficiente razón para decidir entrar a la cocina temprano solo para ponerse a preparar un desayuno especial para todos los que estaban en la casa. Quería ver a su pequeño Hajime feliz, quería ver sonreír al adorable de Tadashi y, porque no admitirlo, también quería volver a ver la sonrisa de Makoto…aquella que había desaparecido de su atractivo rostro después de su llegada acompañado por el hiperactivo nadador.
Viéndolo en tal estado, bien podría haberle comentado que el mayor de los Mikoshiba tenía ya a su pareja destinada: una bonita chica omega que vivía en otra ciudad y a quien había encontrado casualmente durante sus vacaciones de verano; Haru no la conocía, claro, pero había estado escuchando maravillas de ella desde hace demasiado tiempo como para saber que el pelinaranja iba totalmente en serio con sus pretensiones para con ella. También podía haberle explicado al ojiverde padre que Mikoshiba Seijuro era lo más parecido que tenía a un hermano mayor desde que había llegado a ese lugar…él le había ayudado a encontrar esa casa y un trabajo decente para sostenerse, lo cuidaba de todo y de todos, aunque lamentablemente ese comportamiento pudiera ser fácilmente malinterpretado por terceros, como en el caso de su hijo o del castaño…pero ¿realmente tenía que explicarse delante de él? Puede que sí, puede que no. Al menos sentía que debía hacerlo feliz y tranquilizarlo tanto como pudiera.
No era tonto; puede que sus instintos estuvieran bastante dormidos desde hace años, pero la larga noche sin duda había tenido su utilidad…nunca se imaginó sentirse tan ligado a una persona que apenas conocía, pero su lobo interno terminó encariñándose antes de lo previsto desentrañando un oculto misterio dentro de sí mismo.
-Buenos días
-Buenos días Tachibana-san- respondió y se alegró al comprobar que sus mejillas no se sentían para nada calientes pese a haber estado pensando en él tan solo unos momentos antes, le aliviaba no verse descubierto tan rápido -¿Un café?
-Te agradezco, eres muy amable
-¿Aunque lo haya dejado durmiendo en el sillón?
-Me pareció realmente cómodo - comentó este mientras se sentaba y le sonreía divinamente –Algo huele muy bien
-Pues…solo es el desayuno, y por favor no vuelva a decir que no debí molestarme en prepararlo para todos, es molesto- se sentía en la necesidad de advertirle eso al menos, no quería seguir sonrojándose como colegiala enamorada, tal como lo había hecho el día anterior
-Eres un omega con carácter
-Solo lo necesario. Todos los omegas deberían tenerlo
El alfa se rio suavemente ante esa respuesta que sin duda no se esperaba; Nanase Haruka era una caja llena de sorpresas que ansiaba poder descubrir…en realidad, quería saberlo todo de él y le molestaba mucho saber que se estaba quedando sin tiempo para eso puesto que el reloj no perdona a nadie, ni siquiera en navidad.
-¿Y los niños?- preguntó curioso
-Después de todo lo que trabajaron ayer, no me sorprendería que sigan dormidos
-Gracias por permitirnos ser parte de su fiesta, no recuerdo haber visto a mi hijo tan contento nunca
-No fue nada, fue más divertido así
-También lo creo, y fue muy amable de parte de Hajime el dejar que Tadashi se quede con él en su cuarto. Es un buen niño- halagó ganándose una tenue sonrisa por parte del pelinegro -Su padre debe estar muy orgulloso
Y con esas seis palabras, todo buen ambiente que reinara en la cocina o cualquier oportunidad que tuviera para lograr algún avance con el bonito omega, se evaporaron al instante; Haru desvió la cabeza y su gesto mortalmente serio en comparación con otros, fue suficiente para que el alfa comprendiera que acababa de tocar un tema delicado para el contrario…quería solucionarlo, pero no se le ocurría nada que decir:
-Perdóname, no debí decir nada…yo…
-Iré por los niños ahora- interrumpió depositando con cuidado un plato con panqueques y miel frente a Makoto –Puede empezar, no quisiera que se atrase; vuelvo en unos minutos
Era un escape estratégico y muy necesario dada la situación. Sí, el alfa le agradaba mucho más de lo que se atrevía a aceptar, generaba dentro de su corazón sentimientos que no recordaba haber experimentado antes, pero su vida privada era justamente eso pues era parte de un pasado que se esforzaba por dejar en el olvido y no pensaba de ninguna manera ponerse a discutirla con un extraño, por muy guapo que este fuera.
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Querido Santa (MakoHaru) Omegaverso
FanficEspecial Navideño 2019 AU. Omegaverso. Navidad es una época en la que las familias se reúnen, pero también es una época en la que pueden ser creadas... Eso es lo que un omega pelinegro de ojos azules y un alfa castaño de ojos verdes, descubrirán tra...