Querido Santa (MakoHaru) Omegaverso

22 De Diciembre

-Hajime, es tarde

-¡Ya voy mamá!- gritó el niño, terminado de cerrar a toda prisa, pero correctamente, el sobre de color azul que tenía sobre su escritorio y asegurándose de haber escrito bien el nombre del destinatario de la misma

-¿Qué hacías allá arriba?- le preguntó un hombre de cabellos oscuros y ojos azules al pequeño en cuanto lo vio bajar las escaleras

-Terminaba de escribir mi carta a Santa, mamá

-Ya veo- respondió dirigiéndole una suave sonrisa mientras terminaba de abrocharle su abrigo especial para que no se resfriara

Es así como ambos salieron de su sencilla casita rumbo al centro de actividad en el pueblo en el que vivían.

Haruka había nacido con mala suerte, de eso estaba 100% seguro.

Segundo hijo del reconocido grupo Yamazaki, la familia yakusa más poderosa de todo Tokio; le habían contado que su madre fue llevada a la casa principal tras la muerte de la primera esposa del líder, quien había fallecido por una bala perdida. Este ya tenía un hijo, un alfa que era conocido como el orgullo de su padre, pero aun así tomó una segunda esposa pues nunca está demás tener hijos que lo ayudaran a asegurar su estatus y la perpetuidad de su nombre, pero el segundo hijo resultó ser un omega, muchísimo más hermoso que cualquier otro, eso es cierto, pero nada que ayudara a concretar sus planes, o eso pensó en un principio. Al llegar a los 16 años, Haru se vio obligado a casarse con su medio hermano. . .él no quería, pero a nadie le importaba su opinión y Sousuke solo obedecía las órdenes de su padre. . .claramente nada bueno salió de eso; un matrimonio sin amor nunca va a funcionar, eso es conocimiento general, por lo que apenas tuvo la oportunidad, Haru escapó lejos de su familia y lejos de su esposo, llevándose consigo a su cachorro de dos años al que todos dentro del clan habían despreciado por haber nacido pequeño y prematuro. Afortunadamente ya era completamente libre de ese modo de vida, a Haru no le importaba el tamaño de su cachorro mientras estuviera sano y le sonriera como lo hacía todos los días, y ahora estando los dos solos en el mundo, finalmente podía decir que eran felices. Dejaron Tokio, alejándose los más posible en caso de que trataran de buscarlos y así fue como terminaron en Hokkaido, donde el omega trabajaba en la pastelería Sasabe, para sustentarse a sí mismo y a su pequeño.

Nanase Hajime, porque el niño se negaba de plano a llevar el apellido paterno cambiándolo al igual que su madre por el de la abuela ya fallecida, tenía siete años y había sido declarado como un alfa desde su nacimiento; de su padre había sacado los cabellos oscuros y de su madre unos ojos azules como el mar, era muy listo, algo serio para su edad, amaba los animales y su misión en la vida era cuidar de su madre para que siempre fuera feliz, como en ese momento en que caminaban por la calle para depositar su preciada carta en el buzón más cercano.

Como odiaba que esos señores se le quedaran viendo a su madre, no le agradaba ninguno de ellos y no iba a dejar que les hicieran daño.

-Deja de fruncir el ceño- le indicó en mayor acariciando su cabeza con cariño –O si no, te quedarás así para siempre

-Sí, mamá

-¿Emocionado por la competencia?

-Por supuesto que sí. Voy a ganar en todas las categorías, ya lo verás, vas a estar orgulloso de mi

-¿Orgulloso? Siempre lo estoy, cariño, y tú sabes que no me importan mucho los tiempos o los premios, prefiero que te diviertas. . .eso me hará muy feliz

-Lo haré, lo prometo

-Gracias, cariño. Ah, ahí está el buzón

El pequeño corrió en la dirección señalada por su madre para depositar con cuidado su carta con la esperanza naciendo poco a poco en su corazón, un deseo profundo al que no quería renunciar nunca, menos ese año; cuando escuchó el sonido de la carta caer dentro, una gran sonrisa se formó en su adorable carita antes de darse la vuelta para correr a la parada de buses, donde su madre lo esperaba. Tenían que irse pronto o llegarían tarde a la competencia de esquí para niños de primaria.