Cuatro

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La vida de Jungkook nunca había sido tan tranquila como él la hacía ver. No, algunos años atrás podría decirse que el Jungkook de ese entonces y el Jungkook de la actualidad eran tan diferentes como el agua y el aceite.

Era el resultado de un matrimonio infeliz que sólo duró cinco meses casados, los suficientes para concebirlo y los suficientes como para pensar en abortarlo. Su madre se lo había dicho cuando tenía apenas cuatro años, él era su más y terrible error en su existencia, y el aborto que intentó hacer cuando se enteró que estaba embarazada de ese idiota borracho y estafador no había funcionado en cierta forma, así que tenía que lidiar con él.

Aquello no duró demasiado, su padre se había ido en el momento en que se enteró que estaba esperando un hijo suyo, así que Jungkook vivió con su madre hasta los diez años; allí fue cuando su madre decidió que ya no iría a hacerse cargo de un niño como él. Jungkook lo supo de inmediato en que ella se marchó, él llegó al mundo sin ser amado, y se iría del mundo de la misma forma.

Para la corta edad de diez años, Jungkook ya había experimentado lo que era un robo a mano armada, siendo él el ladrón, y había comenzado a consumir diferentes tipos de drogas. Encontró su lugar junto con algunos chicos del barrio que estaban en la misma situación que él: no tenían comida ni un techo en donde caer muertos. La casa le fue arrebatada por el estado, a él nunca lo encontraron los de servicio social, así que Jungkook vivió casi todos esos años en la calle.

Eso fue hasta que conoció a quien pensó iba a ser su fiel compañero de toda la vida, Kim Taehyung.

Podía recordar como si fuera ayer cómo conoció al muchacho de tez canela y cabello castaño. Tenía catorce años y comenzaba un nuevo año en el instituto, nadie sabía cómo se las había arreglado para pasar de año, pero ahí estaba él en el baño del recinto. Para ese entonces, se había hecho de una reputación y no muchos querían pasar el rato junto a un chico drogadicto y problemático.

Pero Kim Taehyung era nuevo y todos los rumores que corrían sobre Jungkook aún no habían llegado a él, o eso pensaba Jungkook. El castaño había entrado al baño en el momento en que Jungkook terminaba de armar un porro y se lo llevaba a los labios. Ambos se quedaron mirándose entre sí, sin decir nada y sin siquiera moverse. Jungkook estaba preparando para mandarlo a la mierda, pero entonces el chico alzó su mano hacia él y Jungkook lo entendió segundos después. Le dio una calada antes de pasárselo al otro chico.

- Sabes que no se puede fumar en el instituto, ¿verdad?- Jungkook dijo mientras lo miraba darle un par de caladas más, haciendo pequeñas O con el humo.

- Después de haber conocido a ese director de mierda no me importa fumar uno antes de clases- le respondió con naturalidad. Jungkook se rió entredientes, la relación que tenía con el director no era la mejor, él sabía cuán idiota y jodido podía ser aquel tipo.Conocía la oficina del director como si fuera la palma de su mano, la visitaba mucho más de lo que asistía a clases. Taehyung le devolvió el porro y lo miró, examinándolo- Soy Kim Taehyung.

- Jeon Jungkook- se presentó, el cigarro moviéndose entre sus labios a medida que hablaba- ¿Quieres robar un par de bicicletas e ir a comer algo?

- ¿Tú invitas?

- Podría robar la comida también.

Taehyung se quedó en silencio, hasta que asintió con una sonrisa- Claro.

Kim Taehyung se había convertido en su mejor amigo, su amigo del alma, iban a todos lados juntos, bebían y se drogaban juntos, incluso llegaron a compartir a sus citas. La amistad entre Jungkook y Taehyung era algo que envidiaba todo el mundo cuando los veían juntos. Jungkook por primera vez se había sentido querido por alguien y, a pesar de que muchas veces solían pelear por el temperamento de Jungkook o por las peleas en las que se metía por ser un bocazas, intentaba demostrarle a Taehyung que lo quería de igual forma. Tiempo después se había enterado por el mismo Taehyung que él ya había escuchado de Jungkook y le habían aconsejado no acercársele, pero por suerte a él le importaba una mierda lo que los demás opinaran y quiso conocerlo.

En ese momento, Jungkook supo que sin importar qué pasara, Taehyung siempre iba a permanecer a su lado, y él haría lo que fuera para hacerlo también. Sabía que el chico moriría por él, y Jungkook mataría por él.

Ocurrió cuando Taehyung cumplía 19 años, siendo mayor que Jungkook por sólo unos meses. Como todos los años para esas fechas, habían acordado encontrarse en el puente justo a la media noche. Jungkook había llegado unos minutos antes, emocionado de que había podido juntar el dinero suficiente para pagar las entradas para el cine, daban una maratón de algunas de las películas favoritas de Taehyung.

Él esperó por varias horas a que su amigo llegara, y cuando iban a ser las tres de la mañana supo que no llegaría. Le resultó extraño que no apareciera, Taehyung no tenía una buena relación con su familia así que no había forma de que haya decidido pasar su cumpleaños con ellos. Aún así, al día siguiente había ido a buscarlo a su casa, su hermana le había dicho que hacía días no se aparecía por allí y habían pensado que se estaba quedando con Jungkook. Supo de inmediato que algo andaba mal cuando escuchó aquello, pero no le tomó demasiado tiempo deducir qué estaba pasando.

Jungkook se conseguía sus propias drogas, así sea gracias a algunos conocidos que se la regalaban, o porque podía pagarlas, o porque las robaba. No había alguna droga que no haya probado junto con Taehyung. Se la pasaban bien en aquellas noches alocadas, colándose en alguna fiesta, follando con algún desconocido en los callejones. Pero en cierta forma, parecía no ser suficiente para Taehyung.

Los últimos meses se había visto envuelto en una pandilla, intentando hacerse un lugar para trabajar con ellos, conseguir drogas y dinero. Tenía todo el sentido del mundo para Jungkook, ambos estaban ahorrando para irse de la ciudad, o si tuvieran suerte irse del país. En lo que no estaba de acuerdo era en meterse con ese tipo de personas, Jungkook ya había lidiado varias veces con ese tipo de personas, y sabía que Taehyung no iba a poder manejarlos, sin decir que a veces podía ser algo débil y no podría defenderse en ciertas situaciones.

Tardó cerca de cinco días descubrir qué había pasado con su amigo. Algunos decían que había estado en el lugar incorrecto y en el momento incorrecto, Jungkook decía que el culpable debía pagar por lo que hizo. Al parecer, Taehyung había perdido todo el dinero que hizo con las ventas de las drogas de aquella pandilla, el jefe de la misma se había enojado y no dudó en darle tres disparos en la cabeza. Jungkook nunca encontró el cuerpo de su mejor amigo.

Consumido por la ira y sin tiempo a siquiera pensarlo, se las arregló para encontrar en dónde vivía ese tipo. Tal vez era demasiado estúpido por no tener la seguridad adecuada, o tal vez Jungkook era demasiado bueno, porque se las ingenió con rapidez para adentrarse en su casa.

Era un tipo entre los cuarenta años que vivía solo y se la pasaba al frente del televisor una vez que llegaba a su casa. Jungkook entró en silencio a la sala, y pronto tuvo sus manos sobre el cuello del tipo, presionando con tanta fuerza que hasta él se impresionó. El hombre intentaba respirar de cualquier forma, sus manos queriendo apartar a Jungkook sin éxito.

Lo soltó sólo cuando notó que estaba demasiado cerca, y la verdad es que no quería que muriera tan rápido y tan fácil. Así que, con el bate de béisbol con el que solía jugar con Taehyung, se mantuvo entretenido por una hora aplastando el cráneo del tipo contra el suelo.

Había terminado con la sangre de alguien más en él, todo el suelo manchado, la cabeza del hombre completamente desfigurada sobre el suelo. Y aún cuando habia obtenido su venganza, aquella sensación de vacío que había dejado la partida de su mejor amigo permanecía allí.

La misma sensación que hacía años lo perseguía, la misma que, incluso cuando descubrió que aquel dinero que Taehyung había perdido en realidad lo había gastado en los boletos para huir de la ciudad con él, no podía deshacerse de ella.

The Greatest //KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora