La Hora

71 6 0
                                    

El timbre sonó dando a entender que terminaba la última clase del día, salí rápidamente del aula en dirección al salón de Julián, llegando yo y él saliendo del mismo.

- Es hora

- Si, vamos. De prisa

Llegamos al estacionamiento y nos subimos a su automóvil. Era Una pick-up color blanco de marca extranjera.

Julián conducía en dirección hacia la salida de la ciudad, íbamos a nuestro lugar favorito. Veníamos cuando necesitábamos desahogarnos, tener una conversación sin interrupciones, entre otras cosas.

- Llegamos, exclamó

- Si ya me fije (dije burlón), no estoy, ciego sabes.

- Ay perdón, flor. Ambos reímos

Se trataba de un lago, de pequeños, usualmente nuestras familias se reunían los domingos a compartir entre nosotros, son cosas que no volverán a pasar.

- ¿y ahora qué? Le dije

- saca la comida y el balón del auto

Lo hago, me acerco al lago y observó

Él estaba sosteniendo de una vieja cuerda con la que solíamos jugar, junto a viejos amigos que por motivos ajenos tuvieron que marcharse de la ciudad.

- Recuerdas cuando te pateaba el trasero con esa cuerda

- Mmm... No suelo recordar cosas que nunca pasaron (dije mientras le sonreí)

- ja,ja,ja. Te haré recordar entonces

En eso me tiro la soga de un extremo y ambos empezamos a tirar de ella de lado a lado, estábamos al borde del lago por lo que cualquiera podría caer.

Vi un resplandor en el carro de Julián y ,gire mi cabeza unos cuantos grados, pude observar un vehículo tipo camioneta blanca acercarse al lago, a unos 300 metros de donde nos encontrábamos, tuve una sensación de inseguridad en ese momento por las oleadas de violencia que se venía presentando en nuestro departamento por lo que Julián me preguntó

- oye, ¿estás bien?

- si amigo, solo sentí algo extraño al ver esa camioneta

- si claro, yo te entiendo, lo mejor será irnos de acá (dijo sin dejar de mirar hacia dónde se encontraba el vehículo)

Mientras hablábamos se detuvieron y luego se bajaron unas personas, específicamente una pareja de apariencia adinerada con sus guardias que observaban hasta donde les diera la vista, lo raro es que su mayor admiración era a una cabaña instalada a las orillas del río que en su tiempo perteneció a un "Amigo del pueblo" don Erick, una persona muy respetada y querida por el pueblo, piel trigueña, su increíble fuerza de voluntad, el carisma entre otras cosas hicieron que se convirtiera en alguien querido por la comunidad. Había muerto ya hace unos años y la cabaña quedo a su suerte desde entonces, raro que no dejo testamento y como no tuvo hijos con su también difunta esposa "Clara".

Observan nuestra presencia, pero parece no importarles en lo absoluto, siguen en lo suyo mientras nosotros recogemos nuestras cosas y nos retiramos del lugar.

- ¿crees que lleguen a comprar la propiedad de don Erick?

- Espero y no (le dije con un tono de preocupación), no sé dé lo que serian capaces de hacer con ese hermoso lugar (agregue).

Julián solo asintió con la cabeza y siguió manejando.
Pasamos el puente que conecta la ciudad con el lago y posteriormente nos fuimos adentrando a la ciudad.

ElielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora