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- ¿Quieres agarrar algo? - pregunta.

Kedamono, quien mantenía la vista fija en un helado en específico, (el de oreo) negó rápidamente, aunque parecía que lo quería en verdad, pero le avergonzaba pedirlo.

- Eh... No... Estoy bien, gracias - Se reincorporó, agarro el carro del supermercado y siguió caminando.

El rubio solo lo pudo voltear a ver con gracia, se limitó a seguir al contrario, mientras sacaba una hoja del bolsillo. - Estas son las cosas que hacen falta, compraremos el doble ya que no me gusta salir de casa últimamente. - Le extendió la hoja.

Kedamono asintió con simpleza, esperando encontrar cosas básicas como leche, huevos, pan, pasta de dientes, etc... Quizá hasta jugo, le dio una rápida leída. - ¿Un bate de beisbol? ¿Clavos? - Siguió leyendo. - Oh... Son cosas normales pero... No son necesarias - lo miro algo raro. - y si compraremos el doble, ¿como pagarás todo eso de golpe?

Se encogió de hombros - eso lo hago siempre... Pero no lo recuerdas - Miro al suelo, y sorbio la nariz.

Se formó un silencio.

- entiendo... - miro la lista de nuevo. - que infantil eres, ¿en serio necesitas colores crayola?

- Claro que lo necesito - Se excusó, poniendo una mano en su pecho, ofendido.

- ¿Exactamente para que?

- Para... Dibujar y... Cosas así. - explicó vagamente, provocando una pequeña carcajada del contrario.

- De acuerdo, primero lo primero, ¿leche de chocolate...? - Lo volteo a ver de nuevo, con una sonrisa

- Oh, en realidad eso era para ti, siempre te gustaba agarrar un litro de leche de chocolate... - se rasco la nuca, con obvia nostalgia.

Era imposible no tocar ese tema.

- Vaya. - miro de nuevo el papel. - Pues vamos, me sigue gustando supongo. - el rubio le sonrió.

Agarro un litro de leche chocolatada, le tembló la mano por un momento, le dio un escalofrío de pies a cabeza que no pudo controlar. La leche cayó, pero antes de que tocara el suelo lo atrapó Popee.

-¿Que sucede? ¿Todo bien? - Colocó la leche en el carrito de compras.

Kedamono asintió rápidamente. - es solo un... Escalofrío, es como si... Recordará estar aquí, como si el miedo me paralizará por un segundo... - explicó, parecía perdido. - Olvídalo, es una tontería, quizá solo fue el aire acondicionado de aquí. - rodó los ojos mientras reía incómodo.

Popee lo miro algo confundido, después todo hizo clic en su cabeza y no dijo nada más. El resto de las compras, estuvo en total silencio.

(...)

Pov. Kedamono.

Popee dejó lo que restaba de bolsas de las compras en la mesa, poco a poco sacándola y acomodandolas en sus respectivos lugares. Yo solo me senté en el sillón, mirándolo de un lado a otro. No me dejo ayudarlo, me dijo que descansará.

No tengo sueño, y no estoy cansado, ¿que quiere decir?

Me apoye en el respaldo del sillón y suspiré.

Realmente era incómodo estar con él ahora.

Desde que le explique qué me dio un escalofrío, no dijo nada más, se mantuvo callado durante el resto del día, solo niega o asiente con la cabeza a cualquier cosa que digo, tratando de quitar el mal ambiente.

Sentía un bulto debajo de mi, me pare para levantar los cojines del sillón y averiguar que era lo que me incomodaba. Encontré una bola de papel, parecía que tenía garabatos o escritos. Quise abrirla lentamente para no romper la hoja, en eso Popee me arrebata el papel y lo hace bola de nuevo.

- ¿Que haces? - me miró con seriedad.

Me encogí de hombros.- el sillón me incomodaba, y era por esa bola de papel, ¿escribiste algo ahí? -

- No. Y no lo agarres de nuevo. - me dijo en tono de advertencia que quise ignorar.

- ¿Cuál es el problema? - me levante a su altura y lo mire confuso. - ¿Por qué lo dices como si fuera algo peligroso? Es solo un papel con garabatos.

El abrió la boca para contestar mi protesta, pero la cerró de nuevo con el pasar de unos segundos. Se fue con la hoja en mano a su habitación. Seguramente a esconderla o hacerlo destrozos.

En poco tiempo me dio la impresión de que ese rubio es demasiado raro, y confuso.

¿Que demonios tenía escrito aquel papel para que reaccionará así?

Sin duda debo de averiguarlo.

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