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—Te ves como una mierda— dijo Jungkook, mirando hacia arriba desde el sándwich que estaba haciendo— ¿Mala noche?

Jin abrió la nevera y se sirvió un vaso de zumo de naranja. Él lo bebió de una sola vez, se sentó en la mesa, y dejó caer la cabeza golpeando en sus manos.

—Lo tomo como un sí— dijo Jungkook con una sonrisa, poniendo una taza de café frente a él—. ¿Cuántas veces tenemos que tener esta conversación? Estás envenenando tu cuerpo.

A veces Jin realmente odiaba a sus hermanos. Todos ellos se habían vuelto descarados como el infierno.

—Jungkook— Jin dijo entre dientes—. Cállate.

Una risa llegó desde la puerta, haciéndole hacer una mueca de dolor.

—Me encanta la mirada de niño que pones cada vez que Jin utiliza esa voz— dijo Jimin, paseando en la habitación y dejándose caer en la silla junto a Jungkook. Agarró el sándwich que Kook había hecho y comenzó a comer.

—Eso era mío— dijo Jungkook.

—Sí, ¿y qué?— dijo Jimin con una mirada arrogante.

Poniendo los ojos, Jungkook comenzó a hacer otro sándwich.

—No eres tú padre, no puedes tomarlo. Me ves como una herramienta. Como siempre.

Jimin le dio un golpe flojo en el pecho. Jungkook se río y tiró de él en una llave de cabeza.

—Fuera de mi casa, niños— dijo Jin, frotándose las sienes—. Vuestra alegría es nauseabunda.

—Sabes que nos amas, Jinnie— dijo Jimin brindándole una mirada dulce, el brazo de Jungkook todavía alrededor de su cuello.

Jin parpadeó adormilado y tuvo una reacción tardía. ¿Por qué no había notado antes que los ojos de Jimin eran iguales a los de Taehyung?

Pero, de nuevo, por lo general no tenía el hábito de notar los ojos de los hombres. Debido a la tez pálida y el pelo de Jimin, el efecto no era tan sorprendente, y los ojos de Jimin estaban desprevenidos, pero eran exactamente como los de Taehyung: un color distinto, único y ligeramente exótico. Por supuesto que podría ser una coincidencia, pero junto con el mini-colapso de Taehyung después de que Jungkook y Jimin llegaran...

Arrugando la frente, Jin pensó en lo poco que sabía de la familia de Taehyung. Todo el mundo sabía que Tae provenía de una familia pobre y que su madre murió cuando él tenía cinco o seis. Su padre...

Jin frunció el ceño al recordar lo que Taehyung le había dicho de su padre. Él estaba casado y muy posiblemente tenía hijos. También era un conde. Un conde.

Jin miró a Jimin. El padre del niño era un conde, también, que por lo general era una fuente inagotable de chistes para Jungkook. Aunque parecía poco probable que el padre de posición elevada de Jimin tuviera algo en común con la madre de Taehyung, cosas más extrañas sucedieron, especialmente si Taehyung había heredado la exquisita apariencia de su madre. No había ya muchos condes ricos y prepotentes en Corea.

—¿Te pareces a tu padre?— preguntó Jin. A pesar de que había visto al Conde Park un par de veces en la televisión, era un muy prominente político, Jin ciertamente no había prestado atención a los ojos del hombre. Todo lo que recordaba era la confianza rayando en la arrogancia.

Jimin le dio una mirada de asombro.

—¿Qué? No en realidad no. Bueno, mis ojos son como los suyos, pero todos los Park tienen los ojos Park, por lo que en realidad no cuenta— se río—. Mi papá dice que es debido a que la línea de sangre Park es tan superior, que los ojos Park siempre se reproducen naturalmente—dijo Jimin rodando los ojos.

Haciendo una mueca, Jungkook dijo:

—Sus ojos me recuerdan a los azulejos en los vestuarios de piscinas.

—Al menos los míos no son del color de un sapo— Jimin le dio un codazo.

—Estás celoso porque tus ojos no son tan bonitos como los míos.

—Sí, claro.

Jin se desconectó, mirando su taza. Taehyung sabía que él era el hijo del Conde Park. A juzgar por su reacción, sabía que Jimin era su hermano, el hijo que su padre no había rechazado. El hijo que tenía todos los privilegios y una amorosa familia a medida que crecía. 

Jin desvió su mirada de nuevo a Jimin. Lo vio sonreír y reír con Jungkook, tan despreocupado y feliz. Jimin tenía innumerables amigos. Había sido un miembro no oficial de la familia Kim desde que él y Jungkook se habían convertido en amigos cuando niños. Jimin tenía padres amorosos que lo adoraban en cada momento y le daban todo lo que quería. Jimin era un maldito vizconde.

Jin pensó en el niño que nunca tuvo nada de eso. Que había sido rechazado por uno de sus padres cuando más lo necesitaba. Quién no sabía cómo conectar con la gente. Que no tenía una única persona que realmente podría llamar amigo. Que pretendía ser algo que no era solo para ser querido. Quién no sabía cómo expresar cualquier emoción positiva. Quien nunca conoció el amor y, probablemente, no sabía cómo pedirlo.

Quien nunca lo pidió. Mierda.

Los labios de Jin se convirtieron en una línea. Había tantas cosas que tenían mucho sentido ahora. A veces había sospechado que Taehyung en realidad tenía una baja autoestima, pero hasta ahora no se había dado cuenta del alcance de la misma. En el fondo, Taehyung siempre esperaba ser rechazado a favor de otra persona, sin importar lo confiado y arrogante que podría parecer. Detrás de todas las paredes que había levantado, el niño tenía muy baja autoestima. Taehyung nunca confesaría sus sentimientos en primer lugar, si es que los tenía.

Ahora la pregunta era: ¿Estaba dispuesto a romper su compromiso por una cosa tan incierta?

Jin se puso de pie y salió de la cocina. Sacó su teléfono del bolsillo, encontró el contacto que quería, y presiono llamar.

—Tenemos que hablar— dijo. 
















pd: ¿A quién creen que ha llamado Jin?

¡Te odio! [Jintae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora