¿Qué es la guerra? No es más que imponer una idea sobre la otra a través de la fuerza.
¿Qué es el tiempo? No es más que un lugar donde estuvimos, estamos y estaremos.
La noche se vuelve fría en un campo sin nada que ataje el viento.
Los generales son buenos estrategas, eligieron una noche de luna llena para ver mejor al enemigo.
Dividimos el ejército en dos, el principal y el de apoyo; divide y vencerás o eso fue lo que pensaron los altos mandos, pero hasta las mejores estrategias tienen puntos ciegos.
De alguna manera sabían perfectamente qué iba a suceder, cómo nos íbamos a posicionar, tenían el tiempo perfecto, sabían hasta las variables más impredecible; nos leían la mente, o al menos eso parecía.
No importa la estrategia y los fallos en estos momentos, como capitán tengo que hacerme cargo de mis hombres, dar la vida por ellos, así que acá estoy rodeado junto a cuatro de mis mejores hombres.
—¡Capitán!, ¿¡Qué debemos hacer!?
Ese es Watt, uno de mis hombres y el novato del escuadrón. Nunca deja de llamarme capitán a pesar que en nuestro escuadrón todos nos llamamos por nuestros nombres; no tenemos rango, a pesar que yo sea el capitán.
—¡Juntos, no retrocedan! —grito a todo pulmón.
Estamos en la peor posición en la que cualquier guerrero quisiera estar: atrás nuestro, un abismo; adelante, una enorme hilera de guerreros. Aunque se ven novatos, nos superan en número.
De repente los guerreros empiezan a abrirse y lentamente se acerca en su caballo un enorme caballero vestido de una armadura plateada.
—¡El grandote es mío! —exclamo.
—¡Git, realmente estamos en problemas! - grita mi soldado y amigo, el guerrero Grent.
El caballero plateado baja de su caballo y saca su espada Claymore. Veo su armadura y dirijo mis ojos a sus puntos de corte, donde la armadura no protege; pero en ese momento se posiciona de una forma particular nunca antes vista sosteniendo su Claymore como si no pesara nada, siendo que a mí me cuesta sostener mi espada bastarda. Sostengo mi espada con ambas manos a un costado de mi cuerpo; es una táctica arriesgada pero no sé cómo reaccionar ante esa postura.
—Vamos grandote, veamos que tienes.
Levanta su Claymore sobre su cabeza; yo sostengo mi espada a un costado de mi cuerpo. Viene por mi cabeza y yo por su cintura.
Ambos nos posicionamos a una distancia prudente para dar dos pasos y asestar el golpe; siento como mi corazón se acelera; ambos damos dos pasos en sincronía con nuestras manos moviendo nuestras espadas.
¡Zas! ¡Crash!
Resulta ser diez veces más rápido que yo y, no solo no apunta a mi cabeza como pensaba, sino que quiebra mi espada a la mitad.
—¿¡Qué demonios!? ¿¡Mi espada, rota!?
Inmediatamente tiro al suelo lo que queda de mi espada e intento usar mis puños, pero el caballero plateado me golpea con el dorso de su espada tan fuerte que me tira hacia atrás. Observo a mi equipo y están todos temblando; sienten el terrible peligro que representa este caballero, nunca me habían visto tan expuesto.
—¡Gr...!
En lo que intento levantarme, el caballero plateado levanta un cuarto de su casco; se pueden ver sus encías y sus dientes verdes putrefactos. Empieza a juntar saliva y me escupe en los ojos un líquido morado.
No puedo ver nada y me arden los ojos. En lo que intento sacarme esa saliva viscosa, siento un sonido detrás de mí, como cuando se sacude una espada y corta el aire.
En ese momento, limpio mis ojos y veo al caballero plateado clavar fuertemente su Claymore en el suelo, quebrándolo para luego derrumbar la punta del precipicio en donde habíamos sido acorralados, cayendo al abismo, yo y mis cuatros hombres. Al caer, veo que estamos en una especie de laberinto antiguo; se escuchan unas voces y rápidamente aparecen una especie de plantas monstruo que devora a mis hombres y, en lo que ocurre eso, pierdo la conciencia...
Al despertar me encuentro con un escenario de sangre: es la sangre de mis amigos; es la sangre de mis compañeros; lo recuerdo, alguien, algo, mató a mis amigos.
No lo puedo creer.
—¿Qué está pasando? —me digo.
Entro en shock.
No puedo creer lo que está pasando. Veo algo metálico, parece una espada muy rara; está posicionada como para que yo la obtenga, es particularmente pequeña, y muy angosta, solo tiene filo en uno de los lados, y la última parte de la espada es más filosa aún.
—¡Paf! ¡Paf! —me doy unas bofetadas.
Esta espada rara es...
—¡Agggggh!
Un extraño monstruo indescriptible aparece ante mi vista, un humano con las entrañas afuera y estas últimas moviéndose como tentáculos. Ante el terror, agarro la espada y la blando cortando al monstruo a la mitad. No sé qué está pasando, tengo que encontrar a mis amigos...
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Git
FantasyA mitad de una batalla, un grupo de infantería cae a un abismo y queda atrapado en un laberinto donde extraños sucesos pasan. El grupo se ve obligado a separase, hasta que uno de los infantes se encuentra con un extraño monstro que intenta matarlo.