-Sí que es tarde por Dios. Debí avisar en la casa que no me esperaran- Aquella morena hablaba consigo misma a medida que caminaba por las oscuras calles de la ciudad de New York. Su nombre es Isamar Laetze, una morena de padre irlandés cuya belleza llama la atención de cualquier persona. De tez oscura y cabello rizado que contrastan con unos hermosos ojos verdosos y un sinfín de pecas que adornan todo su cuerpo, la hacen totalmente diferente al resto. Sus grandes curvas se pasean en un corto vestido purpura ceñido a su piel que deja a la vista esos hermosos atributos heredados de su madre.
-Alo mami- Se apresuró a atender el teléfono mientras continuaba su rumbo.
-Hija ¿Qué ha pasado, no has llegado?- El tono preocupado de su madre la hizo sentirse mal por no haber avisado.
-Perdón mamá, se me hizo tarde en el trabajo y voy en camino a la casa-
-Hija, ten mucho cuidado. Es viernes y la gente se vuelve loca, te amo. Guarda el teléfono-
-Ok mamá, te amo-
Guardó su celular y cruzó la calle rápidamente. Recordó de pronto que su escritora preferida había publicado un libro sobre hombres lobos y eso la animó muchísimo. Su amor por los hombres iba a más allá, siempre de pequeña le gustaron y en la mayoría de sus dibujos ellos se encontraban. Se los imaginaba como hombres guapos y rudos, su forma animal la estremecía y sin duda alguna disfrutaría esta nueva presentación. Sonrió ampliamente y esperó que el semáforo diera el visto bueno para que continuara, miró al cielo y se imaginó por un momento ella teniendo un romance con un hombre lobo –Ay cuanto deseo que fueran verdad y uno se enamorará de mí- dijo para sí misma a medida que caminaba. Lo que ella no sabía es que pronto su deseo se vería cumplido.
Se sintió observaba de varios ángulos y se giró algo temerosa, no había nada por lo que decidió apurar lo más que pudo el paso mientras atravesaba una oscura esquina que daba a su casa. Se relajó un poco al ver a unos metros, en una casa había una fiesta de esos metaleros rudos y violentos. La sensación disminuyó pero pronto le fue cortado el paso por un grupo de 3 hombres que supuso venían de dicha fiesta, atuendo de chico malo, cerveza en mano y actitud de chulo.
-Una hermosa mujer no debería andar sola a estas horas- El del centro que era el líder la detuvo tomándola del brazo.
-Voy a mi casa, está a unos metros de aquí- Giró su brazo soltándose del agarre para emprender su rumbo nuevamente pero el paso le fue cortado por el segundo chico que lanzó la cerveza a un lado y con ambas manos la tomó de las caderas.
-Haga el favor de no tocarme- Lo abofeteó molesta pero eso solo empeoró las cosas.
-Hija de...- La lanzó a un callejón y se acercaron a un paso lento –Disfrutaremos mucho de ti morena –El líder se lamió los labios como si estuviera saboreándola, incluso se pudo notar un cambio en el color de sus ojos.
-¡Ayuda! ¡No se acerquen!- Les gritó con los ojos llorosos y trató de levantarse pero fue arrastrada, el más alto destrozó su vestido dejando su brassier a la vista. Gritó desesperada pero a esas horas de la noche nadie estaba afuera, pronto voló dicha prenda y sus senos se encontraban desnudos, el líder la tomó y la inmovilizó para comenzar a lamer sus pezones haciéndola llorar y patalear. Había algo que no lograba entender, nada de lo que hacía tenia efecto en ellos, parecían súper humanos que ni cosquilleaban con los golpes que le propinaba mientras se defendía. Volvió a tomarla y la cargó para pegarla con rudeza contra la pared, los otros dos se alejaron en señal de sumisión. Como en una manada de lobos, esperan que coman el alfa primero y luego ellos prueban bocados. Una mano la inmovilizaba contra la pared y la otra hurgaba entre sus bragas buscando su sexo.
-¡SUÉLTAME DESGRACIADO!- Le propinó un mordisco con mucha fuerza en un hombro pero volvió al principio. El hombre solo la veía riéndose ¿Acaso no eran humanos estos malnacidos? Con esa simple mano le destrozó la bragas, dejándola expuesta, lloró aún más al sentir como dos dedos la maltrataban al abrirse paso por su sexo sin lubricar. Por un instante su respiración se comenzó hacer pesada y su mirada borrosa por las lágrimas que no paraban de fluir por sus mejillas. –Me duele... Por favor...- Rogó con sus fuerzas agotadas pero aquel hombre solo disfrutaba viéndola sufrir. Los dedos comenzaron a taladrarla más fuerte y su cuello era lamido.
Esto no estaba pasando... No a ella...
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Querido Lobo (Mini historia)
Short StoryPara un alfa como Adirael, estar con humanas es algo ridículo y cursi; siempre le contaron que son frágiles y debes de acariciarlas mucho, en su mundo el sexo es recio y lleva mordiscos y arañazos. Isamar, una artista y dibujante apasionada con los...