La realidad supera la ficción.

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Alzó su mirada solo para ver a los otros dos sonreír pero de pronto un aura asesina y pesada se apoderó del lugar. Detrás de los mencionados una enorme sombra se posicionó para luego dar paso a lo que ella misma llamaría un titán. Un hombre excesivamente bello se dejó ver; aquel ser no era humano, no podría serlo con esos ojos dorados como el oro y una altura descomunal que fácilmente superaba los 1.90. Su piel blanquecina tersa como la nieve combinaba tan bien con su negra melena que le pasaba los hombros y algunos mechones adornaban ese hermoso rostro que fue finamente cincelado por Dios. Aquellas pupilas la atravesaron haciéndola sentir por alguna razón en confianza; en un parpadeo golpeó a los dos hombres que al percatarse de su presencia comenzaron a temblar como cachorros ¿Por qué semejante reacción? De nuevo ese momento cuando los otros lobos temen y respetan al alfa.

-Los tres sois una vergüenza para la raza- Su voz tan varonil se dejó escuchar por todo el callejón y cuando la oyó el que la sostenía rápidamente la dejó caer al suelo para girarse e igualmente temblar acobardado ¿Qué estaba pasando? Hace unos instantes eran un trío de chicos chulos y ahora eran como niños asustados.

-No por favor... Rider, no es lo que tú piensas-

-¿No? Me vienes a decir en mi cara que no la estabas violando, cuando llevo rato observándoles- Su ceño se frunció de una manera salvaje y soltando varios gruñidos se acercó a paso veloz hasta el hombre para tomarlo por el cuello y estamparlo contra la pared. Isamar estaba petrificada en el suelo, temblaba y lloraba pero por alguna razón no podía moverse, aquel hombre era demasiado imponente y el aura que emanaba le cortaba la respiración y le entumecía los huesos.

-Cierra los ojos- La sentenció y ella siguió la instrucción solo para escuchar gritos de dolor y algunos gruñidos. Lloró y se cubrió los oídos con sus manos.

-Rider, por favor perdónanos- Aquella voz la hizo encogerse ¿Quién era ese que la defendía? Hizo temblar como borregos a 3 hombres. Un último golpe se escuchó y varios pasos de gente huyendo, abrió sus ojos muy lentamente para descubrir a aquel imponente ser de espalda y con una mano ensangrentada.

-Gra...cias...- Isamar tartamudeó temblorosa mientras intentaba levantarse.

-¿Estás bien?- Rider se acercó y se inclinó hasta llegar a su posición haciéndola retroceder un poco –Tranquila, no te haré daño. Perdona este mal rato- Se quitó la chaqueta de cuero que llevaba para ayudarla a colocársela.

-Si... Gracias- Susurró a medida que se colocaba la chaqueta y se levantaba con la ayuda de aquel chico de ojos oro -¿Eres un hombre lobo?- Lo cuestionó sin pena alguna, todas sus alarmas le dictaban que sí lo era y a pesar del momento necesitaba salir de esa duda.

-Si... Un alfa- Rider tomó su bolso para luego mirarla haciéndola estremecer y temblar ansiosa.

-Pero, ustedes no existen...-

-Exacto, y es mejor que no te lleves muchas explicaciones. Toma, ve a tu casa y olvida todo lo que pasó- Le entregó su bolso y se dispuso a caminar pero una mano femenina y delicada lo detuvo.

-No, quiero saber más...- Se acercó y posó su pequeña mano en ese pecho duro y bien formado –Siempre soñé con conocer uno-

-Casi acabas de ser violada y ¿Sólo te interesa saber de mi especie? No logro comprenderlo- Podía olfatear la curiosidad de la humana por él, todo el miedo que percibía se había ido cuando le mencionó que era un lobo.

-Me salvaste... Gracias- Isamar sonrió y pronto Rider la tomó entre sus brazos para elevarla y emprender el rumbo. Se aferró a ese cuello y aspiró un ligero olor a alcohol y colonia masculina.

-Te llevaré a tu casa, dime dónde vives-

-Al girar en la tercera esquina- Lo observaba con cuidado, y el giraba a verla de vez en cuando. Por un momento pensó que estaba soñando ¿Cómo era posible que existieran? Negó con la cabeza y pudo ver varias cicatrices de rasguños en su cuello ¿Peleas?

-Bien- La tomó por la cintura y la acomodó entre sus brazos como una niña pequeña -¿Tu nombre?-

-Isamar ¿Y tú?-

-Adirael pero me llaman Rider. ¿Qué hacías tan tarde en la calle?-

-Regresaba del trabajo pero se me hizo tarde, lamento involucrarte en este desastre-

-No me molesta, más bien perdona la actitud de los chicos. Eso es una deshonra para nosotros-

-No importa, gracias por salvarme. Aquí vivo- Se bajó de su regazo solo para escuchar los alaridos de su madre que abrió la puerta y corrió para abrazarla. Cayó en cuenta que estaba semidesnuda y golpeada pero no le importó, abrazó a su progenitora que la veía impresionada.

-¿Qué ha pasado amor? Pasó una hora desde que te llamé, estaba tan preocupada-

-Me asaltaron tres hombres y el me salvó- Señaló a Rider que reposaba detrás de ella con las manos en los bolsillos viendo la calle.

- Mil gracias buen hombre- Se abalanzó sobre él y besó su mejilla –Dios te bendiga ángel-

-No es nada señora, gracias pero ya debo irme igual-

-Gracias Adirael. Un placer conocerte- Isamar le sonrió ampliamente- Rider asintió y se alejó a paso rápido.

Isamar con ayuda de su madre se duchó y limpió los rasguños que tenía, no presentaría ninguna denuncia, sin duda alguna la policía no entendería lo que pasó. Estaba acostada pero su mente yacía inquieta por la contundente declaración de Rider ¿Sería verdad o solo estaría jugando? Dio muchos giros en la cama pero era imposible sacarse a semejante hombre de la cabeza –Ojala te sientas igual que yo Adirael- Susurró con sus ojos cerrados y abrazó a su oso de peluche.

Querido Lobo (Mini historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora