Only Human

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Buenos días.

—Buenos días... ¿Pudiste dormir bien? Creí que la cabeza iba a explotarme por tanto que golpean contra la persiana —quejumbra con cansancio.

Tengo un hambre horrible, pero seguramente no habrá nada en este lugar que la sacie —Suspira desanimado—. ¿Y tú? ¿Tienes hambre?

—Hablas demasiado... supongo que quieres comida

No entiendes nada ¿Cierto?

—Umm... No, Francesco no entiende nada

Suspiran al mismo tiempo con frustración. La misma conversación cada mañana, casi cada noche y aun así la repiten una y otra vez como en un intento vago por entenderse. Uno habla italiano y el otro inglés, sin entenderse en lo más mínimo ni por un segundo aparte del Si y No.

Es un poco tonto lo que hacen, pero ellos mismos son los que quieren seguir repitiendo la rutina. Saber que tienen un compañero a pesar de no entenderlo es todo un regalo cuando no hay más nadie.

Cuando solo hay silencio y corres el riesgo de enloquecer por ello.

Miran fijamente la entrada por unos minutos en puro silencio. El italiano decide levantarse y alzar la persiana metálica. No hay nada cerca para alivio de ambos; entrecierran los ojos cegados por la claridad mañanera y con muchísima resignación el americano tan solo toma su bolso para guardar sus cosas.

Hace un maldito frío y aun así andan por ahí como si nada —quejumbra frotando sus brazos. El otro al ver esto lanza un suéter—. En una hora o dos subirá la temperatura por el hijo de puta que es el clima. Solo apresurémonos a salir de esta ciudad de mierda. —Usualmente salen mayor cantidad de palabrotas cuando está enojado.

Sigo teniendo mucha hambre, seis días con una sola comida para estomago de niño me va a matar —Se monta el bolso al hombro—. ¿Podríamos buscar que comer antes de que me desmaye de nuevo a medía vía?

—Pásame el revólver.

Creo que hay un supermercado cerca. Con suerte no estará saqueado y tendremos un desayuno decente

—Deja de hablar tanto y dame la maldita arma

Tomaré eso como un sí iremos —Sonríe complacido, al girar encuentra una escena peculiar—. Lo siento. Sigo sin entender cuando pides esto. —Admite avergonzado. Saca el revólver de su pantalón y dispara a la persona de piel grisácea, ojos enrojecidos y una parte faltante de su abdomen. El italiano bufa tirando el cadáver al suelo y luego toma el arma con brusquedad.

—América es un asco y su gente muy lenta—Guarda el revolver en su pantalón y coge la escopeta apoyada en la pared—. Vamos, debo alimentarte si no quiero que te desmayes de nuevo—menciona con diversión—. Aunque... de verdad te hace falta comer más, Lightning.

Espero que eso no sea un insulto.

Salen de la tienda y pronto están caminando por la destruida y desolada calle. A Lightning ya le es indiferente el panorama. Siempre es igual y honestamente se siente irritado no es así en todo sitio. A final de cuentas, en Estados Unidos se desató un caos terrible que disminuyó su población a un mínimo tal que posiblemente ni siquiera cuente como porcentaje. Fue paulatino y no por ello menos violento.

Una enfermedad extraña que empezaba por ensangrentarte los ojos, una fiebre alta y taponar con la misma sangre los pulmones; fue el principal tema de habla hace alrededor de dos años seis meses y medios. Fue horrible y él mismo se creyó infectado; afortunadamente era una enfermedad muy difícil de contagiar, se mantuvo en el país de manera más que exitosa y posiblemente se solucionaría pronto; se creó y se podría destruir.

Weak to Silence || FranQueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora