Un hombre inventa una maquina capaz de poder crear objetos tridimensionales como materias, recursos y hasta vida propia, a coste de una gran cantidad de tinta.
El hombre al tratar de conseguir un método de tener tinta infinita, experimenta con seres...
A lo largo del camino, el grupo contaba sus experiencias y supervivencia en la ciudad mientras la tiranía del creador se esparcía por el lugar. Si bien ni la dama ni el gigante contó su pasado, el demonio les compartió su inicio. Alissa sentía un poco de pena, de ver como un pequeño e inocente chico en su tiempo se convirtió en un demonio frío y mortal. Al gigante no lo movía nada. No se sentía mal ni bien, pero siempre agradecía encontrar nuevos miembros de la resistencia, aunque B todavía no era miembro. B se sentía cómodo entre ellos, pues sentía esa conexión de odio hacia el creador.
"Dicen que hay mas como nosotros..." -comentaba B. "Así es. Ángeles y demonios de todo tipo. Y hasta algunos humanos que nos quieren ayudar..." respondió Alissa. "Humanos?" -respondía B sorprendido. "Si. Pero solo algunos. La mayoría de ellos están en lugares seguros de la ciudad, aguantando. Nos tienen tanto miedo como a Joey." -La dama hablaba mientras miraba a B. "Los humanos de la resistencia ayudan con inteligencia y rastreos. Suelen acompañarnos en ciertas misiones" -agregó el coloso. B se sorprendía al saber que tenían esa ayuda. "No creía que nos ayudarían."- "No todos son iguales." -concluyó el coloso, mirando a B.
B se quedó pensando en esa frase mientras el trío caminaba por los callejones destruidos de la ciudad. En las cercanías del almacén, se veían los vehículos de los soldados de Joey, y al acercarse al almacén, veían a la patrulla cuidando el lugar. Tenían que asaltarlo sigilosamente. Se dividieron uno en cada entrada y se adentraron en el edificio. B entraba en la puerta trasera, mientras Alissa entraba por una ventana y el gigante se quedaba midiendo la entrada principal. No era el elegido para el sigilo, así que entraría si se rompe el plan.
B entró por la puerta sin hacer ruido, pero un soldado había notado que se abrió la puerta. Mientras se acercaba, el demonio rápidamente lo calló tapando su boca y golpeándolo contra la pared, quebrando su cráneo. Se escuchó un poco fuerte, pero aun no levantó sospecha.
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Alissa entró por la ventana y pasaba sigilosamente por dos soldados patrullando. Entró por una puerta lentamente y al frente de ella había un soldado mirando al lado contrario. Alissa agarró su cabeza y degolló al soldado mientras su sangre saliendo del cuello hizo mas sonido que su grito apagado. Ella lentamente dejaba en el suelo el cuerpo del soldado y siguió su camino.
