CAPÍTULO I

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Irene estaba subiendo las escaleras del crucero y por cada peldaño, parecía que se iba quitando más peso de arriba. Era lo que coloquialmente se llama una huída. Estaba harta de su trabajo, de su vida familiar y de todo lo que le rodeaba.

Y no es que su vida fuese una miseria... sino, simplemente es que estaba aburrida, estaba harta de tener una vida normal, todo era normal, ella era normal, ni guapa ni fea, su familia era normal, no tenía pareja, por lo que no tenía ningún tipo de aliciente al levantarse por las mañanas. Su vida era el claro ejemplo de la monotonía. Tan solo tenía treinta y cinco años... pero tan aburridos que parecía tener el doble... estaba hastiada de vivir siempre lo mismo.

Hacía dos días, había empezado sus vacaciones de verano y por lo que se veía, iban a ser igual de aburridas que el resto de sus días. Pero algo la hizo cambiar... todavía sin levantarse de la cama cogió su teléfono móvil y comenzó a navegar por Facebook, donde encontró un pequeño mensaje que decía "¿Estás cansado de vivir siempre lo mismo? Si no quieres ver cómo la vida pasa por delante de ti y no te das ni cuenta... vente con nosotros, zarpamos en solo dos días"

En un principio pensó que era algún grupo religioso o algo así... pero cuando pinchó en el enlace era un grupo de viajes. Ofertaban un crucero bastante económico debido a la inminente salida y por lo poco que pudo ver... parecía atractivo.

<<Indudablemente, ese mensaje está ahí para mí>> pensó, parecía que lo habían hecho aposta... el destino tenía algo preparado para ella.

Irene, rápidamente y sin pensárselo, se puso en contacto con los teléfonos que allí se indicaban y preguntó si aún quedaban plazas. La voz masculina del otro lado dijo que sí, que aún quedaban dieciocho plazas.

Cuando ella escuchó ese número, algo la hizo reír, sintió fuerzas y le dijo a su interlocutor que entonces ya sólo quedaban diecisiete, porque una acababa de ser reservada por ella.

El dieciocho era su número de la suerte, y dedujo que era una señal de que todo iba a salir bien.

Una vez hubo arreglado el papeleo y realizado el pago... y con los pies en el suelo, comenzó a indagar de qué tipo de crucero se trataba... ya que el chico del teléfono le dijo que si sabía de qué clase de cruceros se trataba y si iba a viajar sola o acompañada... a lo que ella para no parecer una imbécil alocada que realiza las cosas sin saber, tal y como acababa de suceder, le contestó que sí... que le habían hablado de él. No obstante, el chico le dio un enlace de un foro donde podía empezar a conocer a gente desde antes de partir.

Cuando lo hizo, no se lo podía creer, acababa de apuntarse a un crucero de "solteros e intercambio de parejas", donde la gente iba a "pasárselo bien".

¿Pero qué había hecho? ¿Cómo se había metido en ese embolado? Pero bueno... ya no había marcha atrás, tampoco tenía por qué pasar nada malo... ella simplemente iba y si le apetecía conocer a alguien lo haría y si no, pues disfrutaría de esas mini vacaciones haciendo algo distinto y dándole algo de diversión a su vida.

                                                                                                  ***  *** ***

Al llegar a la cubierta, le pidieron su pasaporte y un azafato de escándalo le indicó el camino para llegar a su camarote.

Las piernas comenzaron a temblarle, estaba muy muy nerviosa, echó un vistazo a su alrededor y se dio cuenta que había muchas personas solas, igual que ella, algunas incluso parecían estar más asustadas que ella  y otras con una sonrisa de oreja a oreja.

Para su sorpresa, el camarote que le había tocado era exterior, ella había pagado un interior, pero dado que finalmente hubo varios exteriores que quedaron libres, hicieron un sorteo tocándole uno a ella.

Era pequeño pero acogedor. Tenía una minúscula terraza donde podría tomar el aire en caso de agobiarse. Sobre la cama, las toallas colocadas en forma de corazón  le produjeron una pequeña sonrisa... parecía que la decoración incitaba al viajero a la sensualidad. Iluminación baja, pequeñas velas en el baño, un gran espejo dirigido hacia la cama...

Nada más llegar se tiró sobre ella y de pronto comenzó a reírse y reírse ella sola... con el simple hecho de estar allí se sentía libre, estaba haciendo algo diferente, algo osado, se sentía feliz. Era la mayor aventura que estaba haciendo en muchos muchos años.

De pronto tocaron en su puerta, el botones le traía su maleta, su neceser y unos dípticos con la información de las actividades en el barco, excursiones y demás.

Uff parecía que el personal del barco había sido seleccionado por una agencia de modelos. Tenía una sonrisa que parecía un modelo de dentífricos... Por favooor, ¡¡¡qué guapo eraaa!!!

Nada más colocar la ropa, sacó el díptico y ojeó las actividades, pero lo único que le apetecía era ir a la piscina con un libro y ponerse a tomar el sol, relajada. Además, estaba asustada y por lo pronto, solamente quería ver qué hacía la gente, ver lo que pasaba en este tipo de cruceros.

La piscina-solárium estaba bastante llena, pero vio una hamaca libre en un pequeño rincón, cerca del bar... por lo tanto... mejor no podía ser... así tendría las bebidas a dos pasos pensó.

No llevaba allí más de media hora, cuando los animadores comenzaron a buscar personas para participar en sus juegos... y como no, el premio eran copas gratis.

En un principio a Irene le daba vergüenza, pero sin saber de dónde sacó la valentía, se ofreció voluntaria para participar en ellos. Quería una aventura, había ido a disfrutar y allí nadie la conocía, por lo tanto, no tenía nada que perder y en cambio mucho que ganar.

A pesar de que a mucha gente se le veía bastante tímida, ya habían conseguido un grupo de unos veinte participantes, entre chicos y chicas.


...Y ahí estabas tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora