CAPÍTULO V

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CAPÍTULO V

Parecía que la animación ya había empezado, pues las risas y el holgorio se escuchaban desde donde ella estaba.

Pero nada más lejos de la realidad... al llegar allí parecía que le habían clavado una estaca en el corazón. Las risas que se escuchaban, provenían de un grupo de chicas que rodeaban en círculo a Eric y que lo animaban con palmas y gritos para que le desatara el bikini con la boca a una de ellas.

<<Pero cómo había podido ser tan ingenua pensando que había sido dura con él, llegando incluso a pensar que en su mirada había dolor... qué boba había sido. Se sentía fatal, incluso estaba dispuesta a disculparse>>.

En ese momento, Eric levantó la cabeza... negándose a hacer a lo que las chicas le inducían. Pensó que los juegos ya se estaban empezando a subir de tono, por lo que decidió decirles que estaba cansado y prefería descansar un rato.

Justo cuando se fue a echar en su hamaca y miró hacia la entrada de la piscina vio a Irene, girando sobre sus propios pasos y mirándolo de soslayo y con cara de desprecio.

<< ¿Pero qué le pasaba a esa chica? ¿Qué le había hecho ahora para que lo mirase así? No podía ser que le molestara verlo así. Ella misma le había dicho bien claro esa misma mañana que simplemente había sido una aventura de una noche... Como le dolía recordarlo... y pensar que se había ilusionado tanto con ella>>. Así que terminó de acomodarse en la hamaca, cerró los ojos e intentó pasar página.

Irene seguía caminando sin sentido, a lo largo del barco. Necesitaba evadirse. Lo que acababa de ver no le había gustado nada. Habían pasado solamente un par de horas y él ya estaba tonteando con otras. En el fondo, sabía que ella era la causante de eso y si ella no lo hubiese ahuyentado de su lado, quizás, la chica a la que ahora la estaría quitando el biquini con los dientes sería a ella.

<<Que mal estaba saliendo todo>> pensó. Estaba empezando a arrepentirse de haberse apuntado al crucero.

Ya no sabía qué pensar. El comportamiento de Eric la había descolocado. Ahora no sabía si él era tan mujeriego como acababa de ver y no le había costado en absoluto pasar página o si había sido fruto de sus palabras.

Finalmente y sin darse ni cuenta, estaba allí de pie en la zona de la piscina. No sabía qué hacer, si acercarse y decirle que quería hablar con él o bien pasar página.

Por lo pronto parecía que él se había dejado dormir, por lo que le daba cierto margen para pensar. Antes de echarse en una hamaca, decidió ir a buscar algo que comer y que beber, pues apenas había desayunado y estaba empezando a notar fatiga.

Eric que se estaba haciendo el dormido, la había visto llegar desde un principio. Le parecía tan guapa. Además ese biquini le sentaba de escándalo. Aun así, tenía la mirada triste, no había rastro del brillo de la noche anterior... <<creo que le pasa algo>> pensó, al tiempo que se sentía desolado por no poder acercarse a ella y preguntarle. Se le había despertado un sentimiento de protección que ni él mismo sabía que tenía.

Ambos tenían puestas las gafas de sol, por lo que los dos se observaban sin imaginarse que el otro también lo hacía desde la distancia.

Eric no sabía si era debido al sol, pero estaba empezando a percibir que la cara de Irene se estaba poniendo roja y que de pronto se tocó la boca, examinó lo que estaba comiendo y salió corriendo. Su expresión era de pánico y sus labios estaban hinchados, en cuestión de segundos su cara se había transformado.

Irene caminaba apresuradamente en dirección a su habitación.

Eric sospechó rápidamente que Irene estaba teniendo alguna reacción alérgica, por lo que salió tras ella. No se lo podía creer, aún no la había alcanzado cuando la vio caerse al suelo.

Ella en el suelo se tocaba el cuello y justo cuando llegó, parecía que no podía hablar o peor aún, prácticamente no podía respirar. Solamente emitía una serie de ronquidos.

Indudablemente estaba sufriendo un shock anafiláctico.

Irene le dio la llave de su habitación que se encontraba a pocos pasos. Por lo que Eric adivinó que debía de tener algún antídoto.

Corriendo entró y se dirigió al baño. Se suponía que ahí debía estar guardado, pero no lo encontró. Hasta que vio un pequeño neceser, lo abrió y allí estaba. Se trataba de un inyector de adrenalina intramuscular con el que él ya estaba familiarizado debido a su trabajo.

Solo habían pasado segundos, pero a Irene le parecía una eternidad. Su garganta estaba ya prácticamente cerrada. No podía respirar

En ese momento llegó Eric, que a la vez gritaba pidiendo ayuda.

Irene descansaba boca arriba y Eric con el antídoto en la mano velozmente se lo pinchó en el muslo. Aún así pensando que la adrenalina no fuese lo suficientemente rápida, decidió comenzar a realizarle el boca a boca, pues parecía que ya no respiraba, aunque sí tenía pulso.

La gente comenzó a aglutinarse a su alrededor, aportando almohadas, mantas, agua...

Un chico quiso ponerle una almohada bajo su cabeza, pero Eric se lo impidió, ya que eso provocaría que se cerrasen aún más las vías. Pero sí le indicó que le la pusiera bajo sus piernas. Que se las levantara.

A otra chica le dijo que la tapara con la manta que traía.

Y justo en el momento en el que le estaba quitando un anillo de su mano izquierda llegó el Servicio Médico del barco, pidiendo paso con la emergencia habitual ante este tipo de incidentes.

Tras preguntarle a Eric lo que le había hecho, éste contestó de manera profesional, lo que hizo que el Médico se tranquilizara sabiendo que el protocolo de actuación había sido el correcto.

Aún así, ahora les tocaba actuar a ellos, por lo que intentaron que la gente se dispersara y se llevaron a Irene de allí.


...Y ahí estabas tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora