CAPÍTULO VI

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Eric esperaba fuera del servicio médico. Quería que alguien le informara. Necesitaba saber cómo estaba Irene.

Aun llevaba su anillo entre sus manos. Parecía una tontería, pero el hecho de tenerlo, lo hacía sentirse más cerca de ella.

Él sabía que salvo complicaciones, Irene estaba fuera de peligro. Sabía que la Epinefrina actuaba rápidamente.

Cuando el médico salió de allí y viendo su cara de preocupación fue directamente a informarle.

—Buenas tardes, soy el Dr. Claverie —sonrió, al tiempo que le estrechaba la mano. —qué susto nos hemos llevado, ¿eh? Gracias a su rápida actuación, la paciente se ha salvado. En este momento está consciente y se encuentra estable. Está descansando.

—Muchas gracias doctor—contestó Eric al tiempo que se quitaba un peso de arriba.

—Dígame algo... ¿usted pertenece al gremio de la sanidad, verdad?

Eric se echó a reír y contestó —sí bueno... actualmente soy enfermero, aunque solamente llevo trabajando dos meses, pero me apasiona. Además también estoy estudiando Medicina en la universidad.

—Pues permítale que le diga, que como médico no sé cómo será, pero como enfermero ha actuado impecablemente a pesar de tener tan poca experiencia.

—Muchas gracias nuevamente doctor, pero bueno, simplemente he aplicado mis conocimientos. Desde un principio detecté que era una reacción alérgica a algo. Es más, ella también lo sabía, pues venía corriendo a su habitación en busca de la adrenalina. Ella misma me tendió la llave, sabía que debía estar allí a pesar de que ya no podía hablar, pero me lo dio a entender.

—Pues ese fue el gesto que le salvó la vida. Por lo que me acaba de contar, tiene un alto grado de alergia a las nueces, por lo que supongo que en ese momento debía estar ingiriendo algo que las contenía.

—Buff es un peligro este tipo de alergias a la comida, porque en cuestión de segundos puede ocasionar hasta la muerte.

—Sí, ella me dice que nunca le había dado tan fuerte, es más, que suele ser bastante meticulosa con la alimentación, pero dice que esta mañana estaba más despistada de lo habitual y  que se le debió pasar.

—Bueno, gracias a Dios, todo ha quedado en un susto. ¿Cuándo podré pasar a visitarla?

—Pues por lo pronto, en cuestión de unas dos horas. Vamos a dejar que descanse. Además le hemos puesto un suero por vía... para asegurarnos de que no surja ninguna complicación. Ahora mismo está estable, pero dormida.

—Muy bien doctor, lo que usted diga. —en ese momento Eric comenzó a caminar, se sentía feliz, muy feliz, sabía que Irene estaba bien. Mientras se alejaba, volvió a girarse y le volvió a mostrar nuevamente al médico su agradecimiento —Muchas gracias, de verdad, muchas gracias.

El Dr. Claverie hizo un gesto con su cara queriendo decir que "no era nada".

Irene se encontraba durmiendo cuando entresueños le pareció escuchar la voz de Eric. Abrió los ojos y miró para la puerta, pero esta no se abrió.

Tenía tantas ganas de verlo que ya se imaginaba su voz. Quería agradecerle lo que acababa de hacer por ella, y por supuesto, pedirle disculpas. Se había portado con él muy muy mal y debía enmendarlo.


...Y ahí estabas tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora