Mara tiene la misión de asesinar al último jedi, lo que no tiene contemplado es enamorarse de él.
━━𝐓𝐞 𝐚𝐲𝐮𝐝𝐚𝐫𝐞́
━━¿𝐄𝐬𝐭𝐚́𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐚𝐮́𝐧 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐚𝐬𝐞𝐬𝐢𝐧𝐚𝐫𝐭𝐞?
━━𝐂𝐨𝐫𝐫𝐞𝐫𝐞́ 𝐞𝐬𝐞 𝐫𝐢𝐞𝐬𝐠𝐨
━━𝐒𝐢...
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Esperó a que cayera la noche para escabullirse entre los pasillos y ser mas fácil no ser percibida por los hombres de Karrde. Había tenido conocimientos previos de sus antiguas misiones que le encargaba el emperador, ya había perdido practica pero recordaba lo básico.
Sabia que liberando a Skywalker, toda la seguridad que estaba activada detonaría, pero al liberarlo, y él, al creer que había sido ayudado tendría la suficiente confianza para seguirla hasta el bosque y así, asesinarlo.
La miraba con curiosidad pues ambos no podían evadir los cuestionamientos mutuos.
3...
2...
1...
Contó en su cabeza, y con ayuda de su sable de luz violeta logro liberar del encierro a aquel joven de mirada cristalina.
—Sígueme si quieres salir de aquí —comentó tajante, aunque con unas ligeras intenciones de ser amable. El muchacho asintió decidido, y cruzo el umbral de la celda que lo mantenía preso.
Las alarmas detonaron.
Era tiempo de que el juego comenzara.
—Karrde tiene mi sable —dijo el joven, era el primer comentario que escuchaba con su voz.
Mara dedujo que no podrían irse solo así, pues no lograría convencerlo de irse sin su arma. Pues ella tampoco lo haría si los papeles fueran invertidos.
—Ve por él, entonces —contestó la pelirroja, el joven asintió y salió en busca de su sable—. Te veo afuera.
La emboscada había comenzado, los hombres de Karrde se abalanzaron violentamente contra la joven, pero eran noqueados rápidamente o lastimados por su espada de luz. Deseó mentalmente que el jedi se diera prisa y se dirigió a la salida más cercana con premura. No podía irse por la entrada principal, pues Talon había dejado estratégicamente a sus bestias guardianas para custodiar su casi perfecta base.
Le temía a esas criaturas, pero era bastante orgullosa para aceptar esa debilidad.
«Piensa rápido, Mara Jade»
Se dijo a su misma, pero ni tuvo oportunidad de repetírselo una segunda vez, pues todas la salidas estaban siendo cerradas por órdenes de Karrde. Quien evidentemente se había dado cuenta que algo malo sucedía, pero presentía que no tenía idea que ella estaba involucrada.
No le quedaba alternativa, había que salir por la entrada, y si tenía suerte podría adentrarse al bosque junto al joven jedi.
—Tenemos que cruzar esa puerta —escuchó la pelirroja a su costado, el chico había regresado, y traía su sable consigo.
