Amanecer 2

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-¡¿Cómo pudiste?! –Gritó Bart abalanzándose sobre su hermano, a quien derribó empujándolo, sometiéndolo mientras se montaba encima y arremetía con puñetazos que Thaddeus bloqueaba duramente apenas -. ¡Confié en ti! –Reclamaba el pelirrojo sin mesurar su agresividad-.

-¡Tranquilízate! –Pidió el hermano equilibrando un poco la situación, atajando en un movimiento ambos brazos del ojiámbar, aprisionándolo para cambiar posiciones y tomar el control de aquella querella mal pensada, pero adecuada en el matiz de las reacciones-.

-¡Suéltame, maldito traidor! –Exclamó Bart en tanto sus muñecas eran enterradas en el suelo macizo-.

-¡No soy un traidor! ¡Lo hice por ti! –Refutó el hermano sujetando más fuerte-.

-¡Mientes! ¡Lo hiciste para alejarme! ¡Para sacarme de este palacio y tener la vía libre al trono! –Acusó forcejeando, retorciéndose, moviendo su cabeza para dificultar su sumisión-.

-¡Bart, eso me ofende! –Habló irónico, mostrando una sonrisa cínica-.

-¡No lo niegues! –Gritó guerreando hasta molestar a Thaddeus-.

-No hay necesidad de negar algo que es irrelevante, Bart. Y en todo caso, no necesito alejarte de algo que no iba a ser tuyo de todas formas. ¡¿O acaso lo olvidas?! ¡Yo soy el mayor! ¡Soy el siguiente en la línea! ¡De ningún modo podrías interferir con eso!

-¡¿Y entonces por qué lo hiciste?! –Inquirió todavía insistiendo con liberarse-.

-Ya te dije, fue por ti, por tu felicidad, por tu bienestar. –Enunció socarronamente-.

-¡Mentiroso!

-¡Pero qué necio eres! –Exclamó Thad suspirando, terminando por soltar a Bart y levantarse sin más afán-.

En cuanto se sintió libre, el pelirrojo se arrastró para alejarse. Se puso de pie queriendo retomar su desquite, pero Thaddeus lo detuvo con un golpe seco a su quijada. Su hermano menor se sacudió cayendo nuevamente.

Tardó algunos santiamenes en restablecerse. El embiste le había dolido y lo había aturdido. Fue entonces que se dio el tiempo para calmarse en cierta medida. Aquella infalible acometida le enfrió sus ánimos vengativos. Sí, estaba sumamente furioso y deshecho, pero de nada serviría entregarse ciegamente a la violencia, no sin siquiera apreciarla para desahogarse o destensar sus hombros. Determinó entonces, que su decepción era más grande que la misma afrenta que lo involucraba con su hermano. Aunque no negaría que de verdad se sentía traicionado, abandonado y lastimado.

-¡Ya me tienes harto con tu lloriqueo! ¡Qué malagradecido eres! ¡Esto es lo mejor que pudo haberte pasado, pero tu única reacción fue emberrincharte y venir a atacarme! ¡Ya no eres un niño! –Regañó Thaddeus mientras se arreglaba su atuendo-.

-Pero... -Musitó Bart entre sollozos-.

-¡¿Pero qué?! ¡No hay excusas! –Exclamó su hermano también peinándose un poco-.

-Pero es que no tenías ningún derecho a interferir... -Anunció Bart hipando a causa de su llanto-.

-Me niego a continuar con esta charla repleta de terquedad. –Dijo alzando su mentón altaneramente-. Y si quieres hablar sobre esto, lo haré, pero cuando te calmes y asimiles la disposición de nuestra majestad. ¡Así que madura y acepta de una vez tu destino, o de lo contrario, vas a sufrir mucho! ¡Ahora, si no te vas a disculpar por tu grosera intromisión, lárgate de aquí! –Ordenó Thaddeus señalando la puerta-. ¡Fuera!

Bart levantó su mirada ya inundada. Se frotaba el rostro mitigando el dolor. Se puso de pie torpemente apoyándose del muro, conservando su afligida y derrotada expresión. Apretó sus labios decidiéndose a no continuar su debacle, pero sumamente triste por la resolución que encontró. Ahora estaba más confundido y perdido en su desesperación.

El Sol en tu Mirada [BluePulse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora