Capítulo 4

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"Beast of blood"

Grecia, Athena – Santuario

Septiembre, 03 de 1749

Ella quería creer que ese día en particular era como cualquier otro, que hablaría un poco con su hermana antes de hacer su recorrido matutino alrededor del Santuario, más, sin embargo, desde que abrió los ojos temprano esa mañana tenia una fuerte sensación de inquietud, hasta el punto que tenía un ojo puesto en Ione la mayor parte del tiempo esperando que esta no se diera cuenta o empezaría a sospechar. Pero conforme avanzaba la mañana y nada pasaba se comenzó a sentir realmente frustrada, sobre todo cuando llego el medio día.

La mayoría de los habitantes de aquel lugar podrían estar relajados a excepción de unos pocos, dado que no hubo más incidentes desde que el último fue hace cuatro meses atrás, pero ella se mantenía alerta de todas formas, porque las cosas no podían terminar así como así, el mundo real no funcionaba de esa manera.

Posteriormente después comenzó a entender que su sospecha inicial era correcta, puesto que ya para cuando estaba muy avanzada la tarde, notó como los pocos guerreros que residían en el Santuario parecían agitados buscando. Casi nadie hablaba, simplemente la mirada perspicaz de la mayoría barría por todos lados sin detenerse a perder el valioso tiempo. Fue entonces que se enteró al escuchar a una de las Vestales que habían desaparecido aquella mujer italiana y su pequeña, y por ello la tensión crecía en el Santuario con demasiada rapidez.

Sinceramente consideró ayudar en la búsqueda, a pesar que no era asunto suyo, pues al imaginarse aquellas pobres almas inocentes perdidas en algún lugar la instó a que reaccionara finalmente. Quizás con su olfato refinado podía aportar un grano de arena, y a lo mejor también eso ocasionaría que su inquietud acabara de una vez por todas, aunque... muy en el fondo sabía que había algo más que le causaba esa sensación extraña en la boca del estómago, y por esa misma razón tomó la decisión de contribuir, no obstante, lo haría después de chequear a su gemela, y si fuera posible pedirle que viniera con ella para no perderla de vista mientras no se encontraba cerca, así se sentiría un poco más tranquila y concentrada para buscar debidamente.

Sería peligroso alterarse en su forma animal en esas circunstancias.

Pero sus planes se vinieron abajo súbitamente al sentir un pequeño pinchazo de dolor en su cabeza, como si una leve corriente hubiera pasado a través de su cuerpo hasta llegar a los dedos de los pies. Se sintió confusa, pero solo por un instante, y eso la motivo a seguir adelante con mayor prisa.

Y al llegar a la habitación donde se suponía que debía estar su hermana solamente la encontró inusualmente vacía.

Casi entra en pánico y en descontrol, hasta ella misma sintió como la bestia dentro de si se agitó, pero pudo controlarle respirando temblorosamente antes de relajarse, pensando que Ione bien pudo salir por unos minutos. Y recientemente había pasado la ocasión en que realmente salió del recinto del Pope aunque fue una sola vez apenas hacia una semana atrás. Aun le parecía increíble que se hubiera aventurado a estar afuera, a pesar que lo que la haya motivado fue una visión y un mensaje de la naturaleza que debía ser transmitido y ella no se encontraba para entregarla.

Entonces se dio cuenta del motivo del revuelo en el Santuario, era la visión que había tenido la Oráculo y que ahora se estaba cumpliendo a pesar que ya fueron advertidos.

Con eso en mente emprendió el camino de vuelta por las Doce Casas esperando toparse con su hermana en alguna parte. Rezando internamente para que no hubiera salido los confines del Santuario por ninguna razón, porque ahí comprendería verdaderamente que algo no estaba bien.

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