Capítulo 6

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"Never alone"

Grecia, Athena – Templo de Virgo

Septiembre, 21 de 1749

Para Asmita de Virgo estar en presencia de aquella Pitonisa era algo que sospechaba que no pasaba a menudo, sobre todo contando de que aquella misteriosa mujer se mantenía a una distancia prudente de la gran mayoría de las personas del Santuario aun a esas alturas. Y después de haber escuchado los rumores tan... amplios sobre su gran proeza no le extrañaba de cierta manera verla ahora allí.

Eso, y que cierto amigo suyo había partido sin autorización para buscarla...

Sin lugar a dudas las emociones que rodeaban a esos dos siempre eran opacas por si solas, pero cuando se juntaban se completaban hasta el punto que podían hacer vibrar con facilidad su alrededor sin siquiera darse cuenta, y algo que solo muy pocos con una excelente percepción podría notar.

En ese momento cuando la Pitonisa se dispuso hablar, él la interrumpió.

—Perder la fe en la humanidad es un problema grave, aunque en ocasiones es bastante común. No obstante, perder dicha fe en sí mismo es aún peor y es algo que muchos no le dan la debida importancia.

Kaia intentó ocultar su sorpresa inicial, mientras observaba detenidamente esos orbes azul lavanda, pero luego apretó firmemente los labios antes de recordarse que el joven hombre que estaba en frente de ella era bien conocido por ser brutalmente sincero, y que en la mayor parte de las ocasiones solía tener la razón, puesto que podía ver mucho más allá que cualquier ser humano común.

Asmita sonrió levemente antes de volver a cerrar sus ojos al saber que había dado con la raíz del problema sin dificultad.

—Supongo que esa es la razón de la lucha de emociones en tu interior, pero ignoro porque has venido directamente a este lugar —él continuó hablando, y antes de que la mujer tuviera la oportunidad de contestar él nuevamente se le adelanto—¿Qué esperas encontrar aquí?

Ella subió un poco la barbilla tomando una profunda bocanada de aire.

—Como ya lo menciono la confianza es lo primordial para volver a tener el control —comenzó a decir con aparente tranquilidad—Temo que al perderla el miedo se ha ido apoderándose cada vez más de mi —murmuró llevando distraídamente una mano encima de su pecho sintiendo el suave latido de su corazón—Soy incapaz de proteger a mi hermana en estas condiciones.

El rubio asintió dándole la razón.

—Naturalmente —dijo con mucha serenidad—Y presumo que Defteros te dijo que quizás yo podría ayudar un poco a resolver ese conflicto que tienes —adivinó rápidamente sin borrar esa leve sonrisa de su rostro.

Una vez más Kaia apretó sus labios, porque ciertamente entre todos los Santos Dorados en la orden de Athena, el de Virgo seguía siendo demasiado directo en comparación a los demás que preferían reservarse los comentarios, o sacarle provecho de eso en tal caso.

Asmita de Virgo no hacia ni uno ni lo otro aparentemente.

—No tengo demasiadas opciones —habló nuevamente ella poco acostumbrada que alguien le hablara de esa manera.

—Por no decir ninguna, ¿o me equivoco? —dijo el Caballero con suavidad— Si no ¿por qué hubieras querido regresar con tan poca información? más sino fuera para aferrarte a eso como una esperanza que se ha abierto ante ti como la pequeña rendija de una ventana en una habitación dominada por la oscuridad total.

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