cuatro

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- Nunca tengo sexo aquí

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- Nunca tengo sexo aquí.- Dijo. - Tú decide. Tu primera vez tiene que ser especial e inolvidable.

- Tengo un lugar especial - susurré recordando él jardinsito donde había tenido mi primer beso, había leído mi primera novela y había imaginado mi casamiento un millón de veces. - Es un jardín.

- ¿Dónde?

- En mi casa.

- Okey. ¿Tienes auto?

- Sí ¿Por?

- Me iré contigo - dijo mientras tomaba una carpeta y su saco.

- Ahm...

- Regla número dos; no puedes saber cosas de mí ni yo de tí. Me llevarás a tu casa pero con los ojos vendados, así no sabré a donde vamos. - Me dijo mientras sacaba una corbata y me la daba.

- Está bien. - Tomé la corbata y la metí en mi bolsillo.

- Salimos de la "tienda". Tom cerró con llave y me siguió hasta él auto.

- Es éste - le dije mientras señalaba él mercedes negro de mi madre.

- ¿Dónde puedo poner mis cosas? - me preguntó mientras alzaba su saco y su carpeta negra.

- Oh, déjala en él asiento de atrás.

Tomó sus cosas y las puso donde le dije. Abrió la puerta del copiloto y se metió en él auto. Corrí hacia la puerta del piloto y me metí también.

- Bien. - Suspiré.- Date la vuelta - le pedí. Se dio la vuelta y puse la corbata cubriendo sus ojos. Regresó a su posición normal y arranqué para irnos a casa.

Cuando llegamos tomé a Tom del brazo y nos metimos a la casa por la parte trasera que daba al jardín donde estaba la piscina. Lo llevé hasta él jardincito donde tendríamos nuestra noche especial. Aún tenía él puente de flores y hojas que había echo con mi madre hace unos años atrás. Lo contemplé unos segundos. Ví la serie se luces que estaba colgada en él puente y lo conecté. La luz me cegó un poco. Enarqué la ceja y me puse frente a Tom.

Miré sus labios, finos y perfectos. Quería besarlo. Devorar su boca y lamer su lengua. Le quité la corbata de los ojos y dejé que mirara.

Vió directamente a mis ojos y me sonrió.

- Lindo. - Dijo mientras le daba una ojeada al lugar. Se quitó su saco y jaló de su cabello.- Entonces...¿Vas a traer sabanas o algo? - Me preguntó mirando al suelo embobado.

- Era lo que estaba pensando. Creo que será mejor que entremos. - Le dije mientras me dirigía al arco y apagaba las luces.

- No, enciéndelas. - Me pidió. Se acercó a mí y rozó su piel con la mía, provocando una sensación de calor inmensa. Tomó el cable de mi mano y volvió a conectarlo.

sᴇx ɪɴsᴛʀᴜᴄᴛᴏʀ | ᴛᴏᴍ ʜᴏʟʟᴀɴᴅDonde viven las historias. Descúbrelo ahora