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2014, 17 de Septiembre - EL PASADO

Oficialmente estamos hace dos años con Marina, estoy tan feliz de haber logrado ese paso con ella. Normalmente salimos a la noche por las calles de Florencia, otras noches vienen sus amigos con bebidas y charlamos hasta la madrugada y otras noches somos nosotros dos haciendo el amor en nuestra cama hasta que el sueño nos venza. Creo que no hubiera pedido algo más, además nuestro amor se hace más fuerte y decoramos el departamento con obras y fotos nuestras. Ahora yo trabajo aquí como mozo en un restaurante a unas calles de aquí mientras Marina es autónoma como fotógrafa, sé que no es un trabajo soñado y mucho menos un trabajo grandioso como el que tenía en París junto a Thomas, pero al menos gano dinero pero era lo único que pude encontrar por mi nivel de italiano que a diferencia de Marina no era el mejor pero me defendía. Confieso que extraño trabajar con Thomas, salir con él a las noches por París o almorzar en alguna plaza de allí, extraño escuchar sus consejos y sus palabras de aliento que a veces me faltan cuando mi trabajo se vuelve más tedioso de lo que puede ser normalmente, extraño a mi mejor amigo, extraño a mi hermano. Por supuesto no se lo confieso a Marina por miedo a que tema a que me vaya, pero a veces me gusta recordar los momentos con él. A ella le va muy bien con la fotografía realmente, es muy buena y siempre se lo he dicho, hasta le va mejor que a mí por no decir que muchas veces ella trae más dinero a la casa. No me molesta en absoluto que eso suceda, es más, me alegra mucho que trabaje de lo que más ame y le vaya bien en eso. Es solo que, no lo sé, me gustaría que a mí me pasara lo mismo.
Ahora, aquí en el sofá mientras escucho un poco de música que a penas entiendo observo la ventana dejando que se refresque la habitación. Me pierdo una vez más en mis pensamientos y dudas, la luz de la farola de afuera ilumina un poco la oscuridad de la calle mientras la luz de la Luna la sala. Ahora yo aquí sin remera y con un short deportivo algo largo y suelto me relajo un poco, entonces la puerta del departamento se abrió. Era Marina. La saludé con un beso corto en los labios y la seguí hasta la cocina donde me contó su interesante día, fue mejor que el mío donde recibí puros insultos de mi jefe, lo normal. Preparé la cena y comimos, seguimos charlando un poco más hasta irnos a la habitación donde hicimos el amor. Ahora ella está con su cabeza en mi hombro mientras está en ropa interior y yo en boxers, admito que estoy un poco tomado pero ella está algo más que yo. Permanezco en silencio, todavía tengo pensamientos en mi cabeza desde hace unas horas y no dejo de pensar en tantas cosas que me tienen abrumado, hasta que la voz de Marina me sacó de ellos.

—¿Qué te pasa?

—¿Por qué?

—Has estado muy silencioso, Ían. Algo te ocurre.

—No es nada. En serio —la cabeza empezó a dolerme un poco, no sé si es el alcohol o mis cosas.

—Ían, no me mientas. Dímelo, ahora.

—Marina, no es nada, ¿está bien? Déjame tranquilo —tomo un sorbo de la botella de Sambuca.

Me siento en la cama sujetándome de los lados y agachando la cabeza, el dolor de cabeza era un poco punzante. Ella se puso frente a mí.

—¿Qué es lo que te enoja, Ían, es por tu trabajo?

—Además de eso.

—¡Estás pensando en volver a Francia, lo sabía!

—¡No estoy pensando en eso, maldita sea! Solo estaba pensando en Thomas y mis aventuras con él en París.

—Así que ahora es por él, ¿no es así? Genial, entonces ¿por qué no te vuelves con él si tanto extrañas tus lindas aventuras en París? Seguro estabas bien sin mí.

—¡Por el amor de Dios, Marina. No estoy diciendo eso, simplemente estaba recordando nada más!

—Sí, claro. Seguro has estado hablando con él y te habrá convencido de volver—río por lo bajo y se sentó del otro lado de la cama.

Me incorporé rápidamente para posarme frente a ella—¡No hables así de mi mejor amigo, no te excedas así!

—Yo puedo hablar lo que quiera y más, Ían. Él no está aquí para escucharme.

—¿Sabes qué? Estoy harto. Me voy afuera.

—¡Muy bien, huye y vete! ¡Lárgate de aquí, vete a París con el estúpido de tu amigo que lo es igual que tú, Ían! 

Y justo al cerrar la puerta sentí cómo explotó la botella de Sambuca contra ésta. Odio cuando se pone así de agresiva al estar ebria, es mejor que me vaya a la calle a tomar aire. Me senté en el cordón, ahora con una remera cualquiera que tomé y el short deportivo pero descalzo, no pienso que haga la diferencia el tener algo en los pies en este momento. Encendí un cigarrillo y luego expulsé el humo con brusquedad mientras intento mirar un punto fijo, y sí, ahora además de ponerme ebrio casi toda la semana junto a Marina también empecé a fumar hace un año. Era lo único que me calmaba y lo único que me está calmando ahora, bajar mis broncas. No puedo creer que ella dijo todo aquello, sé que no es la primera vez que se pone así de violenta cuando está ebria y enojada al mismo tiempo pero jamás escuché dichas palabras que escuché recientemente. No puedo creer que dijo eso de Thomas, maldita sea. Vuelvo a aspirar el cigarrillo hasta terminarlo y cuando después de unos minutos lo apago y al expulsar el humo entro al departamento. Abrí la puerta de la habitación y veo que Marina duerme; las sábanas estás desordenadas más que antes y los fragmentos de la botella de vidrio por casi todo el suelo por el lanzamiento de Marina hacia la puerta con la intención de que se estrellara contra mí. No tenía ánimos de dormir junto a ella así que fui hasta el sofá y abrí la botella de Vermouth que había en la alacena y la bebí hasta que me agarró el sueño, tal vez así disminuya el día de hoy.

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⏰ Última actualización: Dec 31, 2019 ⏰

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