Jealousy. (Parte 3)

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Antes de que Jonghyun llegara a su departamento por arte de magia, Kibum estuvo preparando todo un discurso para decirle -hasta lo había practicado-. Uno de esos regaños dignos de la madre del grupo. Llegó un momento en que hasta sentía su frente arder, porque claro, su cuerpo sensible no soportaba semejante cantidad de celos inexplicables y sentía que no podía hacer otra cosa mas que pensar.

Su principal excusa para estar molesto era el descuido de su mayor con las mujeres. Era fastidioso para todos, que siempre algún paparazzi le tomara fotos en momentos incómodos, luego corrieran rumores y así una sucesiva cadena de momentos desagradables para Kibum. Y Jonghyun jamás había entendido que debía cuidarse de los demás.

- Ya no me importa. - Exclamó en la soledad de su hogar mientras lanzaba su móvil sobre el sofá. Seguía sonando, pero el orgullo de Kibum era más grande que, incluso, su loft.

Prefirió distraerse con sus mascotas. Todas las noches hacía una práctica de "sentarse" y de "dar la mano" con sus cachorros. Primero se dirigía a uno, le daba la orden y entregaba un premio, lo mismo con el otro y así muchas veces. Orden, galleta, orden, galleta.

Qué ganas de tener así también a la gente a su alrededor. Que todos lo miren como lo hacían CommeDes y Garçons. Con admiración, con devoción. Jonghyun lo había hecho antes también...

Últimamente Kibum siempre se quedaba plasmado en algún recuerdo, pegado a un pasado deslumbrante que había disfrutado tanto, pero que ahora solo se revivían en su memoria porque SHINee ahora era un grupo maduro, adulto, trabajólico.

Entonces, como si el destino quisiera ponerlo a prueba, Jonghyun había comenzado a tocar el timbre como desquiciado.




- ¿Qué hiciste ayer?
- Trabajar, como todos los días. ¿Qué crees tú? - A Jonghyun no le tembló ningún músculo al responder.

Kibum sabía que no le diría, es más, probablemente hasta lo negará, y esa era la prueba más fiel de que ya no eran tan buenos amigos.

- No lo sé, por eso te pregunto. - Arremetió el dueño de casa, inmóvil. En su cabeza no dejaba de darse tranquilidad, trataba de contener su enojo o al menos actuar un poco más normal. Tenía una incontenible lucha entre el "me está mintiendo" y el "pero no es para tanto". Inhala un poco de aire y exhala lentamente antes de continuar, debía cambiar el foco de conversación. - ¿Cómo te fue en el trabajo? Supe que hoy terminaste una canción... Por Twitter, claro. Ya no me cuentas mucho de tu vida.

Jonghyun pareció respirar ante el cambio de tema.

-Sí, hoy termine otra canción más, solo me faltan tres que deben ser revisadas y estarán listas para lanzar el disco. Creo que mi vida se ha puesto a disposición de las cuatro paredes del estudio, podrías ir si es que no prefieres saber de mi a través de Twitter.

- Me alegro de eso, Jjong. - Responde al cabo de unos segundos, mientras que con la mirada busca algún indicio de sinceridad en su compañero. Sabía que Jonghyun era un adicto a su trabajo, pero no fue precisamente eso lo que apreció ayer en los pasillos de la radio, porque sí, ya lo había ido a ver pero él no lo sabía. - Y... ¿Me devolverás la llave?

El orgullo muchas veces lo había matado ya, una más no era tanto, pensó Kibum apretando la mandíbula. Estaba claro que lo celos lo tenían cegado, de hecho ni siquiera sabía qué quería conseguir pidiéndole su llave; al principio era solo para llamar su atención, pero ahora, ahora lo que menos quería era pelear con él, y al mismo tiempo se sentía demasiado enojado como para aparentar. El bailarín se había prometido darle un sermón y no lo estaba cumpliendo.

Sus ojos recorrieron la figura ajena, Jonghyun estaba tenso, quizás enojado. Él se acercó intensificando su mirada, y es que el cantante cuando estaba molesto ni siquiera pestañeaba. Kibum inhaló.

- ¿No me lo vas a decir? Pensé que serías capaz de aclarar esto sin tener que hacerme el adivinador del año, sabes que eso no funciona conmigo, Kibum. - Jonghyun le llamó por su nombre, definitivamente está molesto.

- No tiene importancia, Jjong, olvídalo. - Comenta aflojando sus brazos. Se miró las uñas, las tenía un poco largas y le molestaban las cutículas. Le sube un picor a las mejillas antes de confesar algo que también era verdad y que de igual manera, le estaba afectando. Quizás no era necesario decir que estaba celoso. - Estoy un poco sentido, ya no me cuentas nada de ti.

El invitado cierra los ojos como si le hubiesen dado chuza, se muerde el labio inferior y vuelve a observar a su contrincante antes de hablar.

ㅡ Sí, sé que ha sido así y que esta es la hora en que mi día termina. Necesito llegar a casa y ponerme cómodo porque mañana debo volver a madrugar. Estoy en el estudio, en la radio y con los eventos que tenemos cuando debemos trabajar. Justamente no tenemos mucho tiempo para hilar ideas o sentimientos a profundidad. Vamos, sé que también te pasa, de hecho... Creo que tú trabajas mucho más que yo. ¿No crees que es una pregunta que nos concierne a ambos?

Los gestos de su compañero eran toscos, hacía notar con todo su cuerpo la incomodidad que estaba sintiendo por la situación. Se acomoda en su misma posición y lleva una mano hasta el bolsillo de su pantalón, de ahí saca un manojo de llaves. Kibum las reconoce todas. El invitado separó dos que tenían goma color rosa para distinguirlas y las extendió para entregarlas.

ㅡ Tu "privacidad" nunca fue invadida por mí.

Kibum quiso esconderse bajo tierra en ese instante. No, no era eso lo que quería realmente. Al final solo terminaban por separarse cada vez más. Soltando un largo suspiro se acercó un poco más para agarrar la llave, pero no la recogió, sino que tomó la mano de su compañero y cerró sus dedos. De este modo la llave seguiría en el puño de Jonghyun.

- Tal vez es eso lo que más me hace falta. - Responde Kibum, ya queriendo olvidarse del tema anterior, después de todo simplemente había sido un berrinche de su parte.

Acerca la otra mano y envuelve el puño ajeno entre ambas. Le gustaba ese silencio cómplice que a veces salía de ambos. Lleva su mirada hacia la de su compañero, sus mejillas se pusieron tan rojas que tenía calor sobre su piel. Y es que para las discusiones o enojos, Kibum siempre tenía un método romántico para resolverlos.

Simplemente tenía que dejar de pensar un poco, sabía que de esa manera todo podía terminar bien.

- Quédate está noche. - Murmura un poco avergonzado e indeciso. Su corazón se acelera inevitablemente, obligándolo a suspirar y se acercó aún más para dejarle un beso casual sobre los labios.

Se habían besado antes, solo una vez en la vida. En los primeros años de SHINee ellos se gustaban, andaba uno detrás del otro como si hubiesen nacido juntos, bromeaban, se contaban todo incluido sus sentimientos. Comenzando a crecer, vinieron las fiestas y los vicios, sus vidas eran un poco más alocadas. Entonces en una de las tantas fiestas lograron compartir unos cuantos besos adolescentes, pero solo había bastado una vez para que el manager se enterara y los obligara a cortar con toda relación amorosa que pudiese surgir de eso. Increíblemente así lo hicieron. Tan fieles al contrato que, pasados varios años, se les estaba olvidando cuánto se querían de verdad. Ambos sabían que era un tema para sufrir, por eso decidieron dejarlo atrás.

Kibum sabía que quizás estaba cometiendo un error, pero ¿qué daño haría un simple beso?

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