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Narrador omnisciente.

12 de noviembre del 2020.

Hoy era el cumpleaños de Manuel y Mateo tenía pensado hacerle una fiesta sorpresa con la ayuda de algunos amigos.

Mateo pasó meses ahorrando para comprarle la nueva Play Station a Manu, ya que la que tenía se había roto y el mayor casi entró en depresión por lo sucedido.

Todo un exagerado.

Manuel estaba en el trabajo y regresaba a las 19:30 a casa. Le daba tiempo de preparar todo.

El timbre sonó por toda la casa dando a entender que habían llegado Daniel Ribba y Valentín Oliva, los dos mejores amigos de la pareja. Se apresuró a meter el pastel que había preparado al horno para luego dirigirse a la puerta abriendola para hacer pasar a sus dos amigos.

―¿Qué huele tan bien? ―Valen preguntó con curiosidad al dar un paso dentro de la casa.

―Estoy horneando un pastel para Manu, quiero consentir a mi bebé con todo lo que le gusta. ―Mateo respondió la pregunta del ojiazul.

―Aww, que tierno es el enano. ―Dijo Dani apretando las mejillas rosas del menor.

―Aww, que tiernos son los enanos. ―Replicó Valentín, al ver la tierna escena que montaban los dos chiquitos.

―Vuelves a decirme enano y te dejo en abstinencia. ―Advirtió Dani y en ese momento Oliva sintió el verdadero terror.

Su novio podía ser chiquito pero peligroso.

―Bueno, ¿quién tiene hambre? ―Oliva preguntó sonriendo inocentemente para luego marcharse corriendo hacia la cocina con temor.

Daniel rodó los ojos ante el comportamiento infantil de su novio mientras se encaminaba junto a Mateo hacia la cocina donde había ingresado el ojiazul anteriormente.

(...)

Después de estar casi 1 hora decorando el pastel, se dirigieron a la sala donde pusieron todos los muebles de un lado y comenzaron con la tarea de decorar el lugar.

Una vez terminada la decoración, se dispusieron a colocar toda la variedad de comida que habían preparado en platos y los pusieron sobre la mesa.

El sonido del timbre retumbó por todo el lugar dando a entender que habían llegado sus demás amigos. Mateo los hizo pasar y se saludaron.

Aparte de los ya antes mencionados, Valentín y Daniel. Se encontraban Mauro Lombardo, Paulo Londra, Matías Spallati, Damián LaFuente, Mauro Monzón, Ivo Serue y Joaquín Cordovero.

Faltaba menos de 5 minutos para que llegara Manuel. Así que se apresuraron para apagar las luces y esconderse en diversos sitios de la casa.

Se escuchó unos pasos acercándose al hogar y seguido el sonido de la puerta abriéndose.

―¿Mateo? ―Preguntó extrañado el mayor al ver que las luces estaban apagadas y el menor no salió a recibirlo con besitos y abrazos como acostumbraba a hacer cuando él llegaba a casa.

―Parece que no está. ―Murmuró en voz baja, un suspiro triste salió de sus labios al pensar que estaba solo.

A decir verdad, Manuel se encontraba triste porque en el fondo tenía la ilusión de pasar su cumpleaños con su amado novio ya que sabía que Mateo se volvería el doble de cariñoso por ser una fecha tan importante y Manuel estaba deseoso de recibir muchos besos por parte de su precioso Teo. A Vainstein no es que le importe mucho su cumpleaños ya que según él, es una fecha más sin relevancia alguna, pero para Palacios no era así.

Con una sensación de tristeza, caminó hasta la sala y prendió la luz de la sala. Cuando lo hizo, sucedió algo que Manuel no esperaba en absoluto.

Para Manuel todo pasó en cámara lenta, sus amigos salieron de sus escondites felicitandole mientras había una explosión de confeti y muchos globos de colores volando por el aire.

Todos estaban ahí, exceptuando a su novio, cosa que lo extrañó.

―Vaya. ―Exclamó sorprendido. ―Gracias por todo lo que han hecho pero, ¿dónde está Teo? ―Preguntó frunciendo el ceño a causa de su confusión.

Todos se quedaron en silencio mirando detrás de él. Entonces se giró y lo que vio fue a su tierno novio sosteniendo en sus manos el pastel que había preparado con las velas prendidas mientras le cantaba la canción de "Feliz cumpleaños". Sus amigos se unieron a Mateo en su canto tiempo después, aplaudiendo.

Ni el propio Manuel podía creerlo, sentía que estaba apunto de llorar -cosa que es rara, ya que no muchas cosas suelen emocionarle hasta el punto de querer llorar-.

Nunca nadie había hecho una fiesta sorpresa para él.

―¡Feliz cumpleaños cariño! ―Mateo le regaló un casto beso en los labios.

―¡Oh! Antes de que lo olvide, déjame darte tu regalo. ―Recordó Mateo.

―¿Hay más? ―Manuel estaba sorprendido, pensaba que con la fiesta y el pastel ya era más que suficiente.

El más bajito le entregó una caja envuelta con un lindo papel de un color rojo brillante con estrellitas -que él mismo se encargó de envolver- con emoción y nerviosismo. Quería ver la reacción del más alto ante la nueva consola que le había comprado.

La cara de Manuel ante su regalo fue mágica que a todos les sorprendió, si hubieran sabido que Vainstein reaccionaría de tal manera hubieran preparado sus teléfonos para ponerse a grabar. Esas cosas no se ven todos los días.

Manuel gritó de alegría -cosa que también extrañó a todos- y se abalanzó para abrazar a Mateo fuertemente.
Elevó al más pequeño por los aires dándole varias vueltas mientras lo mantenía aprisionado entre sus brazos, el último mencionado deleitaba a Manuel con sus tiernas risitas y provocaba que su felicidad vaya en aumento.

(...)

Todos estaban sentados en el sofá, a excepción de Mateo que estaba sentado sobre las piernas de Manuel. El menor tenía su espalda apoyada en el pecho del mayor, mientras el último lo abrazaba de la cintura dejando reposar sus grandes manos sobre el abdomen del más pequeño.

Esa noche Mateo llenó de besos a Manuel, aunque Vainstein se mantenía serio mientras hablaba con sus amigos, cada vez que conectaba miradas con su pequeño Teo, ambos se sonreían.

Porque Manuel sólo sonríe cuando se trata de Mateo.

📍

Este capítulo estuvo un poquito largo. Un total de 1035 palabras, al menos para mí es mucho jsjsjs

Me falta corregir algunas cositas del tercer capítulo, pero muy pronto lo estaré subiendo.

Gracias por leer esta historia

Sweetie ; Trueplik [Resubido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora