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Ambos chicos se encontraban escondidos en el recreo. Finalmente las 3 semanas habían llegado para la feliz pareja

—Ten Craigy—El niño más alto le entrego un paquete con orificios alrededor
El de ojos verdes tomo la caja y quitó el lazo. Cuando quito la tapa sus ojos se abrieron de par en par, sus ojos se cristalizaron y un rubor apareció. El regalo era una cobaya que el moreno se había enamorado desde que se lo vio la primera vez

—Stanley...—dijo tímidamente el de menor tamaño. Soltó unas risitas para decir—Es hora del mio—Se paró de puntitas para dar un tierno e inexperto beso en los labios del menor. Cuando terminó ambos se vieron sus rostros totalmente sonrojados para intercambiar sonrisas. Craig miro hacia abajo donde el roedor se encontraba

—¿Cómo le llamamos?—pregunto el pelinegro de ojos azules

emm...¿Stripe?—Dijo dudoso

—¿Stripe?—replico Marsh viendo a la cobaya—Es hermoso...como tú—Craig dio una sonrisa mostrando su diente chimuelo

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El moreno llegó alegre a su casa, abrió de un golpee la puerta pero la bienvenida no fue muy buena

—¡Craig!, Acabo de dormir a tu hermana—regaño la progenitora al menor quien agacho la cabeza. La mencionada de unos meses mostró molestia—Puedes...por favor, ir a tu cuarto—ordeno con fastidio

El joven subió a su habitación con la caja de zapatos ajereada con el ceño decaído. Pero pronto llegó su padre

El padre de familia se sentó lejos de la bebé donde residía la televisión. Tomó una cerveza pero en el momento de abrirla un niño de chullo apareció

—Buenas tardes padre—Saludo el menor con el roedor entre las manos

—Craig Tucker, ¿Qué es lo que tienes ahí?—pregunto el adulto

—Es Stripe—El menor dejo al roedor en la improvisada jaula—Me la dio mi novio—informo

El Señor Tucker se quedó boquiabierto. Cuando se oyó un golpe resonar por toda la casa

—¡Thomas!—grito la mujer con la bebé entre los brazos, quien lloraba debido al escándalo. El moreno tenía marcada en casi todo su rostro la mano de su padre adoptivo

—Craig Tucker, ningún hijo mío será una maricon de cuarta. No quiero que te me juntes con ese niño—Le regañaba el mayor mientras lo señalaba. El de ojos verdes solamente lloraba ganándose, por esto mismo, otra paliza—¡Solo las niñas lloran—gritó

La señora vio indignada la escena, pero no pudo hacer nada—Thomas es solo un pequeño—fue lo único que alcanzó a decir para llevarse a los hermanos a sus respectivos cuartos. No sin antes de recordarle a Craig

Qué se aleje de ese niño











¿Cómo pasaron el año nuevo?

INOCENCIA - StaigDonde viven las historias. Descúbrelo ahora