capitulo III.

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-¿Qué se supone que haremos ahora?- Le preguntó Shinso a bakugō mientras caminaban sin dirección alguna, solo para perder el tiempo.

El sol brillaba atravez del transparente plástico inquebrantable que los rodeaba iluminando sus rostros y todos los pasillos, mientras unos suaves sonidos de pasos resonaban por todo el lugar, lo único que no provocaba que ese lugar no diera escalofríos eran las continuas quejas de los dos jóvenes.

-¿Uh? ¿Hagamos? No me jodas, arréglate solo.- Interrumpió bakugō cortante, intentando alejar al idiota que lo acompañaba, nunca habían hablado y cabía decir que no le agradaba ni un poco.

-Yo propongo que hay que trabajar en equipo, Bakugō. - Dice ya cansado de la actitud del contrario, lo tenía fastidiado ¿Tanto le costaba ser al menos un poco cortés?. Luego de desahogarse mentalmente mira con un rostro neutro al otro en busca de una respuesta.

-Y una mierda, haz lo que se te de la puta gana. - Finaliza irritado, aumentando la velocidad de sus pasos para dejar atrás a Shinso, pero eso no dura mucho ya que se éste decide que ya es hora de dejar de hablar y empezar a actuar, pues si no lo hace ahora no tendrá otra oportunidad y no podrán idear una rutina para estar aquí.

- Ven para aquí, Bakugō, y cuéntame tus ideas para como pasar la noche y conseguir algo de alimento. - Sentencia Shinso dejando paralizado a bakugō, sin poder mover su cuerpo o si boca a su antojo, y retrocediendo hacia Shinso. Había utilizado su kosey, ¿Eso no estaba prohibido sin el permiso de un tutor? Realmente era un inútil, como no se dió cuenta de que le podía explotar sus extremidades desde el principio. -Eso no es muy heróico- Continúo el de cabellos morados sorprendiendo a bakugō, estaba hablando en voz alta y no se había dado cuenta, todo a qué gracias a estar perdido en sus pensamientos no escuchó otra de las órdenes de Shinso.

- Bueno, primero iba a explotar al emo de mierda, después iría a la sala de profesores para poder probar un pastel que parecía jodidamente delicioso, lo había traido el estúpido que nos da inglés para la oruga parlante. - Soltó bakugō de la nada, ni el sabía que tenía ese tipo de pensamientos o que haría eso, sorprendiendolo por completo.

- Quien diría que eres un angurriento, eh, bakugō. - Siguió Shinso, ronroneando el nombre del contrario, solo para molestarlo y con un simple chasquido de lengua lo sacó de su imnosis. -Si estás pensando en explotarme, cuidado, yo no voy a dudar en usar mi kosey otra vez. -Lo amenazó con su rostro neutro lo que hizo que katsuki solo rodara los ojos y siguiera camino, casi echando humos por las orejas, algo extremo pero era fácil enojarlo.

- Sabes, tienes un serio problema de ira, te recomiendo un doctor. - y si antes estaba enojado ahora era mucho peor ¿Quién se creía ese emo para hablarle así? Y lo peor ¿Para aconsejarlo? Así que se dió la vuelta y le propinó un rápido pero fuerte golpe en el estómago, para luego darse la vuelta y seguir caminando como si nada.

- Y yo te recomiendo callarte. - Sentenció con una pequeña sonrisa de victoria que Shinso no logró ver.

El pelimorado solo se acercó a bakugō y siguió caminando, con un fuerte dolor de panza, no era un mito la gran fuerza que tenía el cenizo y ahora lo tenía más que comprobado.
Y eso le daba a pensar ¿Cómo la estarían pasando los padres de bakugō tras la noticia de que está encerrado? Seguro bakugō pensaba en eso, ya que estaba bastante ido de la realidad desde que le recomendó callarse, o tal vez solamente lo esté matando a explosiones desde su imaginación.

- ¿Pensando en mi? - Pregunta Shinso provocando que el rubio lo fulmine con la mirada sin decir ni una palabra, de ahora en adelante cuidaría no insultar al pelimorado, tampoco quería terminar bajo su estúpido kosey.



Atrapados.¡! Shinbaku FINALIZADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora