capitulo XI.

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- ¿Y qué si te gusto? Oye, que tú gustes de mi no significa que yo guste de tí, Bakugō. - Le dijo Shinsō con una sonrisa burlona adornando su rostro, una sonrisa que Katsuki encontraba tan hermosa como un día perfecto de otoño pero en ese momento la veía como algo aterrador que dañaba continuamente su corazón. había abierto sus sentimientos hacia el pelimorado y él se lo tomaba como una simple blasfemia o broma pasajera.

Una opresión en su pecho lo irguió haciendo que tomara con su mano su pecho, tirando de su camisa con desesperacion intentando de alguna forma esfumar ese dolor que se incrementaba cada segundo un poco más. Inevitablemente sintió como unas gotas saladas se deslizaban por sus mejillas hasta su barbilla y goteando sobre su camisa, mojandola y haciendolo sentir asqueroso, húmedo.

- ¿Bakugō? ¡Bakugō! - Tenía los ojos cerrados pero podía sentir como alguien lo llamaba a su lado, sonaba como la voz de Shinsō, aquella hermosa voz gruesa pero a la vez con una dulzura totalmente única, pero se negaba a escucharla y caer nuevamente sobre su encanto, su bello encanto.

¡Bakugō!

Se levantó agitado, unas gotas de sudor corrían por su frente y al sentirlas se secó con su manga. Estaba agotado mentalmente y podía notar que tenía algunas lágrimas en sus mejillas, alterado, miró a su costado y pudo ver a Shinsō; se encontraba sentado al lado de la cama mirándolo con preocupación pero a la vez sorpresa. Bakugō no sabía si alegrarse porque Shinsō se preocupaba por él o apenarse por verse de una forma tan ridícula frente a la persona de la que estaba enamorado.

- Idiota, ¿Tengo algo en la cara o qué? - preguntó intentando sonar amenazante, sentía su voz raspoza y la garganta seca como si hubiera estado gritando un largo rato.

- ¿Sabes? Luego de verte llorar dormido mientras gritas mi nombre es difícil tomarte en serio. - Con su rostro neutro levantó una ceja, no comprendía los cambios tan rápidos de humor que tenía el rubio, era una total caja de sorpresas lo que llegara a decir, además de que la saliva seca a un costado de su boca y las migrañas en sus ojos no hacían más que ponerlo ridículo con un toque de lindura según Shinsō. - Además, me gustaría un gracias luego de despertarte de una pesadilla, mh.

- No te pedí ayuda. - Intentó sonar cortante pero sentía como la sangre se le subía a la cabeza tras escuchar que gritaba el nombre se Shinsō - Solo pedía que te alejaras - Continúo intentando poner una excusa para sus gritos.

- Oh, ¿era un sueño húmedo? - Curioso sonrió con suficiencia al ver un sonrojo en la cara de Bakugō, pero el lo interpretó como ira. - No te enojes, solo era joda.

Bakugō solo respondió con un seco "Hm" y se levantó para dirigirse al baño y limpiarse la cara, en ese momento solo deseaba con no ver más la cara de Shinsō, al menos por unos minutos. Lastima que no pudo siquiera oler la libertad de salir de esa sala ya que sintió como una mano rodeaba su muñeca y diablos su corazón empezó a latir tan fuerte que hasta que creía que Shinsō lo podría oír.

- Tú sabes que si necesitas algo, cualquier cosa, puedes pedírmelo.- Le dijo Shinsō con la voz más comprensible posible e intentando no mirarlo con lástima para no herir el orgullo del contrario, apesar de que ya lo había echo en ocasiones anteriores.

El rostro de Bakugō se adorno con un bello tono carmín y gracias a su palidez estaba seguro de que se podría ver a kilometros de vista. "quiero un beso" pensó inconscientemente pero sacudió su cabeza de un lado a otro intentado dispersar ese pensamiento y asintió con un movimiento hacia Shinsō, indicando que lo entendía y le pediría ayuda cuando la necesitace, aunque tanto él como Shinsō sabían que no sería así, hacer eso era dañar su dignidad y aún no estaba dispuesto.

- No te preocupes. - Sentenció la conversación con una molestia en el pecho y se marchó de allí liberandose del agarre del pelimorado.

Atrapados.¡! Shinbaku FINALIZADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora