Abrazo de Bugambilia

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¿Por qué es tan difícil aceptar que mi casa es así?

Realmente estoy tratando de verla tan bonita como puedo pero hay algo que simplemente no me permite avanzar.

Veo los cimientos y puedo apreciar lo fuertes que son, como unas piernas lo suficientemente aptas para cargar todo el peso que hay sobre ellas. Y las paredes, un poco asimétricas que guardan todas las historias y momentos que una familia vive en su vida diaria con unos padres amorosos, dos hijos y un perro, tal vez dos. No olvido las ventanas, el techo, la chimenea, las puertas y cortinas, esos pequeños detalles que deseo cambiar constantemente pero uno que otro día, cuando despierto de buen humor, parecen encajar uno con el otro hasta verse armoniosos.

Entonces, ¿por qué me siento así alguna que otra vez cuando miro en la distancia mi casa? Parece que de repente la odio aunque también soy capaz de apreciarla.

Ojalá esas ganas de llorar al ver los pequeños detalles desaparecieran porque este lugar es mi hogar y mi refugio. Igual que mi cuerpo, el cual siempre he creído que está enraizado con todas las flores de diferentes géneros y especies.

Y es ahí cuando recuerdo que el jardín de la casa que poseo sólo tiene césped y una planta que se extiende por las paredes de mi casa.

Bougainvillea spectabilis.

Esa pequeña enredadera de hojas verdes y tonos blancos y magentas que se sobreponen con delicadeza a las murallas en un genuino abrazo, lo cual me hace preguntarme cuándo saldrán nuevas flores en la Bugambilia, o nuevas plantitas alrededor de ella, pero he decidido no perder más el tiempo y conseguir un poco de abono, agua y el tiempo para amar mis plantas; ese tiempo perfecto para echar mis raíces. Pues poco a poco mis plantas crecerán porque yo también me llenaré con el amor que la Bugambilia envuelve a mi hogar.

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