Prólogo

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La rubia se escondió detrás de un tanque lleno de basura, empujando al pelinegro con brusquedad contra el suelo y la pared para cubrirlo de los tiroteos que se dirigían a ellos.
La muchacha rechistó sus dientes con enfado y cargo su arma, a su lado, su hermano se negaba a responder al ataque.

—Ayudarías más si no estorbas— Gruñó estresada.

El chico apretó sus manos contra su pecho; agitado, nervioso. No tenía la fortaleza, no tenía la valentía y no era tan insensible como su hermana.

—Dejame ir con él. Lo buscaré. No me disparará. — Pidió con voz trémula.

—¡Idiota! No voy a dejar que te maten. — Gruñó la rubia. Su cabello despeinado, sostenido de mala manera por una coleta, sobresalió de la pared de ladrillo donde se escondían cuando quiso mirar.

La calle estaba desierta, a lo lejos ningún transeúnte se atrevía a acercarse al origen de los sonidos. Pronto se escucharían las sirenas.

—Sal de ahí, gatita, gatita...— Escuchó con tono cantarín.

—Púdrete. — Mascullo la menor. Adoptaba la pose idéntica a la de su padre; acuclillada con los brazos estirados que sostenían con firmeza el arma.

—No le dispares. — Pidió su hermano, intentando convencerla nuevamente.

Yumiera lo amaba y esa era la precisa razón por la que no permitiría que aquellos locos continuaran persiguiéndolos, que les arrebataran la tranquilidad por la cual sus padres habían luchado.
La rubia no deseaba que la historia que seguía sin conocer en su totalidad, se repitiera nuevamente. No era difícil imaginar el final de un encuentro violento.

—Michi, vete a casa. Llegare pronto. — El listón verde siempre fiel a su cabello se mantuvo en su lugar a pesar del viento corriendo, provocando que sus mechones claros salieran de su lugar.

Cerro sus ojos verdes y tomó aire.

El tiempo siempre se ralentizaba antes de avanzar de golpe. Así sucedió; un segundo que se alargó donde pudo esconder su miedo e impulsó su valor.

Sacó su brazo de la protección que le otorgaba la pared del callejón y dio tres disparos al azar, confiando en sus instintos.

El estallido fue su pista de arranque para salir corriendo, alejándose de la seguridad de su escondite y dejando a su hermano ahí.

—¡¿De nuevo corres?! ¿¡No te cansas del juego del perro y el gato!? — Michirou palideció cuando el chico que los perseguía pasó corriendo, avanzando por lo largo y sin detenerse ante su presencia inadvertida. El joven disparó cuando salió del campo de visión de Michirou, provocándole ganas de vomitar.

—¡Detén esto ya, Shiren! — El ojiazul volvió a respirar tras escuchar su voz. Consiguió re ubicarse en espacio y tiempo: También debía detener a su hermana.

Imitó la acción de ella y tras escuchar un disparo más, se echó a correr con intención de detener a ambos. La fracción de segundo donde se consideró libre, pensó en una distracción dirigida a Shiren, sin embargo chocó con violencia contra otro cuerpo. Su brazo rebotó, el arma enfundada en su cadera se enterró en parte de su abdomen y el golpe lo hizo testabillar.
El cuerpo a su lado fue empujado, pero al instante la fuerza que los separo los unió.

—Gyu...— Michirou suspiró aliviado, reconociendo a la perfección los brazos de quién le sostenía.

—Estás bien. — Gyurei pensó en voz alta, aliviado por tener al menor de los Hyakuya entre sus brazos. Eso significaba que Shiren solo perseguía a uno, a la más escurridiza de ellos. Michi refregó su mejilla sobre el pecho del mayor. —Michi vete a casa. No quiero que salgas herido.

El chico movió su cabeza en negación, comenzando a molestarse por la insistencia que su hermana y Gyurei pedían.

—No, también está mi hermana. Ella no se detendrá aunque Shiren lo haga y también puede herirte. — Sus manos presionaron el pecho de Gyurei para poder tomar espacio, alejándose de él. —Iré tras ella. La llevaré a casa. — Sus ojos azules se desviaron hasta la calle; nuevamente estaba en silencio, solo ellos dos la ocupaban.

Gyurei admiraba la determinación de Michirou, un sentimiento que rozaba la terquedad. Le tomó del mentón para alzar su rostro y robó un suave beso sobre sus labios.
Después del acto, se complació en admirar también las mejillas sonrojadas del pelinegro.

—Esta bien, pequeño héroe. Cuídate, te veré pronto. — Se despidió de él tras acariciar su mejilla con ternura. Entonces el semblante de Gyurei se volvió serio y endureció. Sus ojos rasgados buscaron el camino donde antes Shireen había desaparecido. Estuvo por echarse a correr en esa dirección, pero la mano de Michi lo sorprendió al entrelazarse con la suya.

—Vamos juntos. — Pidió con voz firme, sin la indecisión tambaleante que había tenido con su hermana.

Sabía que detrás de esa determinación se encontraba un hermano preocupado, dispuesto siempre a arriesgarse por su familia.
Asintió, devolviéndole el apretón en su mano.

Esperaba que el destino, la vida, o aquello que manejara sus vidas les diera suficiente tiempo para vivir su historia de amor, la cual ya había encontrado, que fuera suficiente para que ambos la compartieran y la disfrutaran: una vida normal, sin tener que huir, sin necesidad de esconderse.

Cuando ambos reanudaron la carrera, hombro con hombro, pasaron calles desiertas antes de poder escuchar los tiroteos respondidos y la risa casi maniática de Shireen.

Gyurei apretó el paso. Debía detener a su estúpido hermano antes de que su escena dramática hiciera real daño.

¿Realmente lo tendría o solo era estúpido por desearlo? ¿Esa vida tranquila que tanto deseaba? ¿o pedía mucho? ¿o era muy soñador e iluso? Sabía que por experiencia propia que el tiempo no era el mejor para obtener respuestas; ellos eran el claro ejemplo de eso viviendo con las consecuencias de una guerra que no les pertenecía, lidiaban con residuos de bombas que querían desaparecer pero que amenazaban con explotar.

No quería más errores. No más palabras para alargar la historia. No más deudas por pagar.

Pero esas eran los efectos, las causas debían ser contadas desde el inicio.

Esa era la historia de sus padres.








* * *

¡Hola! 

Esta historia me la debo desde hace mucho tiempo, la estuve creando al mismo tiempo que cuando escribía 'Un nuevo comienzo', pero me bloqueé muchísimo ya que también está fuera de mi zona de confort al tratar dos temas principales que nunca he llevado:

1.- Misterio

2.- Omegaverse

Pensé que si me quedo más tiempo pensando en que aún no está lista para comenzar a publicarla, entonces al final nunca lo haría; así que OLÉ. VAMOS A DARLE.

El tema de omegaverse me gusta, pero al mismo tiempo no me agradaba del todo la normativa que suelen llevar muchos fics. Es bien sabido que para esto no hay reglamento, así que aviso que este omegaverse tiene mis propias reglas (las cuales irán descubriendo a medida en que transcurra la historia, no soltaré información extra), y ojo: el omegaverse no es el tema de importancia aquí, solo un tema de ambiente que tendrá su protagonismo en momentos ;) 

Espero no contenerme en retorcer sus estómagos por la ansiedad (y espero que me salga bien) 

Bienvenidos a este nuevo experimento/historia Ü


BestiasWhere stories live. Discover now