Capítulo 18

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.Me desperté en una extraña cama, me mantuve acostada debido a que me encontraba ligeramente mareada, aun así, me dediqué a echarle un ojo aquel lugar, no reconocía aquella habitación donde la fresca brisa de la mañana entraba por la ventana abierta, el canto de los pájaros sonaba precioso, acompañando la belleza y sencillez de aquella desconocida habitación.

Me senté aun sintiéndome debilitada debido al mareo, pero el malestar impidió que les prestase mayor atención a los detalles, paredes de color crema, un hermoso ventanal no muy lejos de la cama en el lado derecho, de cortinas blancas y tela delgada. La cama era lo que en mi hogar definirían como tamaño King, había montones de cojines desparramados por el suelo. No caí en cuenta de lo que llevaba puesto hasta entonces.

Pero mirar fue mi error, podría no haber mirado y haber mantenido esta delicada paz un poco más, llevaba una camisa, una camisa de botones blanca, camisa que no era mía. El golpe de la realidad solo acababa de empezar a caer sobre mí. Me levanté tambaleante y llegué hasta el balcón el cual dejaba ver un hermoso y extenso jardín lleno de vida, fragantes rosas florecían salvajes hasta donde al alcanzaba la vista, no era Muspelheim, estaba segura que la última vez que mis ojos estuvieron abiertos logré colarme en el palacio del desgraciado de Onix. Con lo cual no entendía absolutamente nada.

Me dejé caer sobre la silla a mi derecha y coloqué los brazos sobre la mesa, di un gruñido de frustración y dejé caer la cabeza entre ellos. Cerré los ojos con fuerza deseando que todos estuviesen bien. Porque no estaba allí, mis amigos corrían gran peligro, no era tiempo para descansar y menos aún en un lugar tan sospechoso y apartado. Solté un sonido cansado tras el enorme esfuerzo que había hecho mi cerebro a aquellas horas de la mañana y sin haber desayunado. Apenas si tenía fuerzas para seguirle el ritmo a mis entusiastas pensamientos los cuales al parecer disponían de libre albedrío.

— No deberías estar fuera ¿quieres volver a empeorar?

— ¿Jay? — dije levantando la mirada de golpe.

— ¿Sí? — se mostró tranquilo y desconcertado.

Pero no me importaba si no lo entendía estaba a salvo, estaba conmigo y vivo. Lo demás, bien podríamos ir solucionándolo poco a poco entre los dos. Me levanté sin perder tiempo y corrí hasta lanzar mis brazos alrededor de él. Se tambaleo unos pasos hacia atrás, pero se mantuvo estable, por unos instantes el miedo a ser rechazada me invadió, pero confuso enredó sus brazos a mi alrededor con el mismo intenso calor que tanto añoraba, no sabía decir por qué, pero sentía que no debía esconder mis sentimientos. Y en ese preciso momento sentía alivio al saber que estaba bien.

—¡Oh dios, menos mal que estas bien!

— Esta mañana estas de lo más rara, nunca se con qué me voy a encontrar por las mañanas desde que estas así.

— ¿A qué te refieres con así? — pregunté confusa

— Ya sabes, ¿embarazada? — dijo burlón .

Mi boca se abrió sin más y el alma se me calló a los pies, no podía decirlo enserio. Seguía siendo la virgen de la fraternidad más promiscua de todo el campus ¿cómo iba a estarlo? mi cara perdió todo rastro de color y comencé abrir y cerrar la boca intentando hallar las palabras adecuadas. Pero antes de siquiera decir una palabra me vi interrumpida por una arcada. Corrí por la habitación hasta dar con el baño, metí la cabeza en el inodoro y dejé que pasase de la manera más natural posible. La garganta me ardía y los ojos me lloraban mientras la bilis hacia el resto.

Cuando terminé bajé la tapa y me senté aun conmocionada por lo ocurrido, bien podría volverme loca en aquél preciso momento ¿qué estaba pasando aquí? no lograba discernir la verdad de la mentira, alcé la mirada y me topé con un amplio espejo que reflejaba mi imagen. Aquella mujer no podía ser yo, era una mujer de unos veinticinco años, admiré aquella imagen tratando de encontrarme en esos profundos ojos grises. Pero ¿cómo logré llegar aquí? acaso había saltado en el tiempo, no, no podía ser eso.

Cuentos  De Media LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora