Fuego~

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Tirado en la cama, escuchando sinfonías de Bach, tan relajado, tan, sin nada que hacer.

-ARCAD- grito de Leo.

Tomo  la almohada  que estaba sobre mi cabeza y me la paso al rostro.

-ARCAD- abre golpeando la puerta de mi recamara- HAY UN MOUNSTRO EN LA COCINA, HORRENDO, ES LA COSA MAS FEA QUE HE VISTO, MATALO-

Vaya.

Parado  en frente de ese gran monstro, observándolo, mirándonos a los ojos, esos ojos rojos saltones, y ese, ese pelaje... que no lleva.

-Es solo una rata sin pelo-

- Esta bien  fea, matala, sacala. ARCAD- con escoba en mano y arriba de una silla, leo parecía  histérico, realmente le temía a ese roedor-

-Leo, pobre animal – me acerco más hincándome para verle más de cerca- él te teme más

-¿Temerme? Ni si quiera se mueve, parece que se ríe de mi

- ¿Quién no se reiría de ti hombre? Mirate, pareces  nena  - le acerco la mano a la rata posiblemente más grande que mi mano, solo la olfatea.

- te va a morder, te dará rabia, ARCAD-

- Leo, solo callate-

La rata se acerca un poco más a mí, pero, algo tiene, sus dos patas delanteras tocan mi mano, y me observan, directamente a los ojos, algo hipnótico estaba sucediendo. Me quedo atento ante lo sucedido...algo...

-una escoba voladora me golpea en la cabeza, asustando a la rata y sale corriendo, le veo correr apenas  afuera de la casa, le miro desde la puerta, antes de desaparecer, me mira de nuevo, luego se va, tirando en el suelo por el impacto de la escoba en mi cabeza, estiro mi brazo para tomar la escoba y levantarme recargándome en ella, miro a leo-

-Leo se encontraba con las manos en su boca, mirándome  con esos ojos de pena- Lo siento...te iba a morder...-

-levanto una ceja , mi desacuerdo era notable, así que dejo la escoba a un lado, pasando a un lado de leo aun encima de la silla- No me molestes cuando estoy dormido-

-Pero no estabas dormido-

-Piensa que lo estoy en lo que resta del día-

No hay mujeres  en esta casa, pareciera que hay tres con este hombre,  no deja de estar gritando y reclamado, como una esposa desesperada, no, no me agrada, pero le aguanto.

Me encontraba en las espesas nubes negras, solidas, sombras, no había nada, solo las nubes negras a mi alrededor, marcando un camino infinito, no había luz, no había nada, me encuentro parada en medio de la oscuridad, miro el suelo, estoy flotando, no hay suelo, hasta que un pequeño punto de luz aparece ante mis ojos,  le observo, es muy pequeño, pareciera que tiene vida, al darse cuenta que lo mire, empieza a moverse alrededor de mí, como un pequeño niño jugando a las traes, luego va hacia el largo camino, dudo en seguirle, hasta que todo empieza a iluminarse, pero esa luz no era pura, no tenía esa propiedad de esperanza, no, era roja, cada vez más fuerte, parecía apagarse y volver a tomar su color, entre cerré mis ojos observando a lo lejos esa luz, hasta que comprendí, no eran nubes  lo que estaba a mi alrededor, era humo, no era luz, era fuego, ese fuego que  corría hacia donde estaba, acabando con todo a su paso, se escuchan gritos de mujeres, hombres, niños, hombres pasan por mi lado corriendo con cubetas de madera llenas de agua, asustados, con esperanza y furia en sus ojos, no me tomaron en cuenta, como si yo no estuviese, mujeres llorando observando como sus casas se hacen añicos, llorando por sus hombres muertos en el suelo,  por sus hijos, ese fue el momento en el que camine, observe, el infierno en que estas personas Vivian, y me di cuenta, que esto no solo era un incendio ''accidental'' fue ocasionado, hombres y mujeres se encontraban muertos por  herida de bala , querían acabar con ellos, me detuve ante una gran casa de madera que estaba siendo absorbida por las llamas, era la más grande de todas, personas gritando de dolor al ver como su hogar desaparecía, los hombres tiraban cubeta tras cubeta de agua en ella,  pero era inútil,  un grito desesperado de dos jóvenes aturdió mi odio,  se encontraban a mi lado, de igual forma sin mirarme, sin decirme alguna palabra de ayuda, nada, solo observaban su casa, y, a un hombre, un hombre se encontraba dentro de ella, ese hombre estaba en medio de las llamas, observo a las que parecían sus hijas, y levanto sus  brazos, regalándoles una sonrisa a ellas,  una sonrisa de despedida, las llamas parecían no ocasionarle algún dolor, aunque estuvieran acabando con su ropa, con su piel, ellas solo gritaron entre llantos, con un ''PAPÁ'' le observo, como la madera cae del techo, todo se desmorona, y el, voltea sus ojos hacia mí, me está mirando y así se queda, una media sonrisa se marca y en su mirada notaba un propósito, me pedía algo, intentaba descifrarlo en sus ojos, hasta que el techo logro taparlo por completo, el sonido de las llamas y los gritos de hicieron más fuerte, ahogando mi cabeza.

Desperté en ese momento, un sueño, solo un sueño, al menos eso es lo que creo, miro de reojo el reloj en la pared, eran las  doce de la noche, hora de mi caminata, me levanto arreglando mi sudadera en mi espalda, salgo a la sala mirando a leo dormido en el sillón con el control en la mano, le quito sus lentes y los acomoda  en la pequeña mesa nueva, al salir, el olor, el aroma, no era de pinos, no hoy, el cielo, una parte del cielo, no era de ese color azul obscuro causada por la gran luna llena, no, esta vez no, se tornaba rojo, iluminado de rojo, iluminado de fuego, de humo que arrasa con una  aldea, algún sentido traerá esto.

¿Qué será?

Vivir en las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora