Capítulo Seis

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La noche llegó rápidamente y Kai no mandó llamar a Kyungsoo. La reunión con Galmesh, el cabecilla de los barrios bajos y dueño de la mayoría de burdeles y casas de juego de la ciudad, terminó muy adentrada la noche, y aunque se moría por enterrarse de nuevo en el, sabía que estaría durmiendo. Si hubiese sido cualquier otro esclavo no le hubiera importado, pero era Kyungsoo, y era especial para él. Molestarlo a esas horas, cuando todo el palacio excepto los guardias de turno, ya dormía, le pareció que iba en contra de su necesidad de cuidarlo. Podía pasar una noche sin el. No había problema...

¿A quién quería engañar? Probablemente no pegaría ojo en toda la noche pensando en el. Por todos los dioses. Chanyeol tenía razón cuando dijo que le había absorbido los sesos. Y también que debía ser prudente y no fiarse, por lo menos de momento.

Cuando llegó a la puerta de sus aposentos se sorprendió que allí, haciendo guardia, hubiera dos
eunucos del harén. Sonrió y entró con rapidez. Kyungsoo estaba en su cama. La tenue luz de la lámpara de aceite ondulaba y formaba oscuras sombras sobre su rostro. Dormía plácidamente y Kai se maravilló del sentimiento de calidez que exaltó su corazón. Kyungsoo estaba donde debía: en su
cama, y no en un harén con otros hombres.

Se quitó la ropa rápidamente y se metió en la cama con el. Kyungsoo se giró y se acercó a él, su subconsciente llevándolo hacia los brazos a los que pertenecía. Kai levantó el brazo, lo que le permitió a el asentarse en su pecho, y lo abrazó. Kyungsoo se sentía bien en sus brazos.

Hundió los dedos en el pelo de Kyungsoo y aspiró su perfume único. Un suave gemido fluyó de los labios de él mientras se movía contra Kai de nuevo, presionando la boca sobre el
desnudo torso masculino. Kai apretó los dientes contra el ardiente placer de esta suave y pequeña lengua acariciando el duro círculo de su pezón. El era como un pequeño gatito, presionándose para acercarse más, con los dedos encorvándose contra su abdomen, rastrillándole la piel con las uñas y enviando un destello de comprimidas sensaciones que se apoderaron de sus testículos. El sudor apareció en su frente, en su pecho y a lo largo de sus muslos, y la polla se impulsó con fuerza.

La erección estaba tan dura y sensible que se tragó un  gemido cuando la punta se rozó contra la sábana.

—Kyungsoo...—susurró. No quería despertarlo, pero por Garúh, que si no hacía algo moriría por combustión espontánea.

—Kai...

Su nombre susurrado se escapó de los labios como una caricia, una pequeña súplica. Aspiró profundamente cuando él le mordisqueó el pezón ya excitado y un murmullo de placer vibró en su garganta mientras su mano descendía.

Kai levantó el brazo que tenía libre y se agarró firmemente a la cabecera de la cama mientras luchaba por mantener el control. Kyungsoo estaba somnoliento, probablemente dormido, pero así y todo estaba hambriento de él, jugueton y relajado. Y no iba a detenerlo.

—Kyungsoo...

No pudo detener el gemido ronco que escapó de la garganta mientras los dedos de el seguían bajando. Su boca se secó con anticipación y su erección se tensó ante la necesidad de esos dedos que estaban cada vez más cerca.

—Mmmm—murmuró él contra el pecho masculino. Hundió los dientes allí, en una sensual y ardiente mordedura mientras él separaba los
muslos y lo dejaba encontrar su camino. Sus caderas se movieron violentamente cuando Kyungsoo se
movió de nuevo. Sus delgados dedos intentaron abarcar la furiosa erección mientras se desplazaba otra vez, moviendo los labios sensualmente sobre el pecho de Kai.

Luchó contra las ganas de reír por la situación (Kyungsoo seduciéndole estando completamente dormido), aspirando profundamente cuando con cada suave beso deslizado se acercaba más y más a su enfurecida polla.

El esclavo Kyungsoo || KaisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora