Capítulo 2

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Mi despertador sonó a las siete de la mañana, porque, aunque mi cita era a las diez, por lo general me llevaba un tiempo estar lista para salir, sobretodo por lo adormilada que estaba cuando me preparaba.
A las nueve y media fue que logré salir de mi casa en un pie, porque odiaba llegar tarde a los lugares; pero me relajé bastante cuando recibí un mensaje de Jihyo diciendo que se habían retrasado algo, que por favor las esperara.
Cuando llegué al edificio a la primera persona que vi fue al asistente Min.
-Su tío está en una reunión ahora señorita.
-Gracias So Won, pero hoy vine a ver a mis amigas, que tengo entendido que todavía están grabando- el asintió mientras me acompañaba hasta el ascensor.
-¿Qué va a hacer entonces?
-Las esperaré en la azotea.
-Cualquier cosa que necesite...
-...Te llamo- dije por él, que asintió con un gesto de la cabeza. Sonreí lo más tiernamente que pude y vi como So Won se ponía algo rojo. Coquetear no era uno de mis fuertes, pero era mono ver como el chico reaccionaba a cosas tan sencillas como una sonrisa y un guiño.
Presioné el botón que indicaba el piso más alto, desde el cual tomaría las escaleras hasta la azotea; no era que hubiera nada especial en aquel lugar, pero era bastante tranquilizante, sobretodo por la soledad, aunque en mi caso había que mantener la distancia con el borde, porque mis ataques de vértigo eran bastante fuertes.
No me demoré mucho en llegar a mi destino que era casi del tamaño de un estacionamiento.
Me senté en una de las plataformas que me quedaba cerca y comencé a buscar en mi reproductor algo que me hiciera pasar el tiempo; pero el sonido de algo chocando contra el piso hizo que me detuviera en mi busqueda. Me puse de pie y le di la vuelta a un muro que me impedía ver el lugar de donde había venido el ruido.
Las diferentes partes de un móvil estaban esparcidas por el suelo, y no muy lejos de ellas, su deño estaba recostado contra la pared mientras cubrí su cara con una mano y la otra la apretaba en un puño con todas sus fuerzas.
Me agaché y recogí el desastre que había creado el evidente ataque de rabia que le había dado a Young Jae.
-¿Sabes? Dudo que tu móvil tenga la culpa de lo que sea que haya pasado- su brazo cayó lentamente, y sin abrir los ojos, sus labios formaron una sonrisa irónica.
-No es un buen momento.
-¿Qué pasó?- dije mientras ponía la batería y el forro en su lugar.
-Mi mejor amigo acaba de decirme que no quiere verme más porque apenas le dedico tiempo- dijo encogiéndose de hombros- ¡Como si fuera mi novia!- más ironía.
-Olvidaste su cumpleaños, ¿verdad?
-Su cumpleaños, nuestra reunión anual..., por cierto, tienes buena memoria- esta vez yo me encogí de hombros.
-Eres una persona ocupada, y él tiene que estar consciente de eso; y tú también deberías tener más presente vuestras reuniones.
-No es fácil.
-Pero tampoco imposible- le pasé el teléfono- ¿Qué pasó realmente?- una sonrisa se formó en sus labios.
-Me dijeron que estabas estudiando psicología, pero no pensé que fueras tan buena.
-No estoy estudiando, voy a estudiar: y se llama talento natural, debes saber algo de eso- otra sonrisa, esta vez más natural.
-Me llamó molesto porque no le había ni siquiera mandado un sms, y como estoy bastante agetrado, se me fue la mano en mi defensa personal- me senté a su lado, y él también se agachó.
-Eso pasa. Puedes pedirle perdón.
-¿Cómo?
-Admitiendo que te pasate. Es tu amigo Jae, si le explicas que estas bajo mucha presión y estás cansado, sí eres sincero con él, te entenderá.
-No me va a querer coger el teléfono.
-Jae, lo mejor para estas situaciones es hablar en persona. Vayan a un café, o a un lugar que sea familiar para ambos; demústrale que estás dispuesto a hacer tiempo para él siempre que puedas- me miró por unos segundos, y luego negó con la cabeza.
-Hay una cafetería cerca de aquí, pero no creo que sea cómodo que todos me estén mirando mientras hablo con él.
-¿Cómo se llama?
-Metrocoffee.
-Ve a buscarlo, y estén allí dentro de dos horas- dije poniéndome de pie.
-¿Qué vas a hacer?- dijo mientras me imitaba.
-Tú mismo lo dijiste, soy una niña mimada, y por lo general, las niñas mimadas podemos vaciar un café durante una horita. Tómense su tiempo, y trata de ser lo más sincero posible.
-Ale, yo...
-Tranquilo oppa, sabiendo cómo te pusiste por lo de tu amigo, me imagino que el miedo a que algo parecido te pasara conmigo fue lo que te hizo decir todo aquello.
-Pero, ¿cómo...?
-Digamos que soy buena leyendo caras, y la tuya cuando me viste ayer fue bastante explícita. Además, nadie que no tenga interés en otra persona, se pone celoso cuando la ve con otro.
-Te diste cuenta- dijo volviendo a sonreir.
-Sin querer usé a So Won para asegurarme de que ayer había interpretado bien tu reacción- dije tratando de parecer lo más inosente posible.
-Pobre chico.
-Dentro de dos horas Jae.
-Gracias Ale.

I won't let you goDonde viven las historias. Descúbrelo ahora