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El menor se encontraba solo en su casa viendo una película, todo estaba muy silencioso ya que su pareja se encontraba trabajando, o eso le decía,
—tal vez me este engañando con alguien que lo complace más que yo— pensó el ucraniano pero algo, o más bien un ruido, interrumpió sus pensamientos.

Este ruido provenía de un oscuro y tenebroso sótano, que venía junto con aquella espaciosa casa, el y el canadiense habían acordado no utilizarlo. El ucraniano bajo lentamente las escaleras, debido al miedo, sin duda un escenario de película de terror.

Al pisar el suelo lo único que pudo ver fue un gran charco de sangre, lo acompañaba un olor putrefacto, conforme se acercaba el ruido se hacía cada vez más y más fuerte, este parecía ser el de un objeto filoso cortando algo. Asustado tomo su linterna y miro todo el cuarto, aquel que hacía ese extraño ruido era su novio, que al parecer estaba cortando unas pequeñas focas, a su alrededor había varios cadáveres de focas colgados, lo único que pudo hacer fue vomitar y retorcerse en el suelo como un gusano mientras el mayor le miraba inexpresivo.

Luego de unos segundos pudo reaccionar, solo atino a pararse y correr hacia su habitación lo más rápido que sus piernas lo permitían, al llegar bloqueó la puerta y tomo una mochila ahí metió una buena cantidad de ropa, su celular y otras pertenencias importantes. Sin dudarlo salio por la ventana, no salió lastimado gracias a que la habitación se encontraba en el primer piso, luego corrió lo más rápido que pudo, a lo lejos podían escucharse insultos por parte de Canadá, pero este no lo siguió, luego de un rato decidió llamar a uno de sus mejores amigos, México

—hola?—

—Hola México, quería decirte algo, escape de Canadá y...no tengo donde quedarme—

—eso no se pregunta carnal!, Ya vente pa' mi casa, después hablamos—


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