Ten cuidado con lo que dices o escuchas...

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El grupo comenzó a andar por el festival, viendo como las luces multicolor de los puestecitos iluminaban el espacio y hacían todo más bonito.

Los novatos en ese lugar estaban maravillados, e incluso, para quienes no era su primer festival, recorrer el sitio estaba siendo muy agradable.

Paraban a comer y avanzaban a algún juego. En tirar los botes, no fue necesario mucho esfuerzo para que Kenji ganara un peluche para Kyouka, y en los puestos de dulces, Ranpo debía ser jalado para no quedarse comiendo todo.

Lucy disfrutaba del paseo, y aunque aún le costaba un poco la convivencia con el grupo, estaba pasándola muy bien. Atsushi bromeaba con sus compañeros y con ella, y Dazai por momentos lo empujaba para que cayera al no saber usar las getas.

Así pasó un buen rato, hasta que llegaron a un espacio donde había diferentes postres. Algodón de azúcar, dangos, manzanas acarameladas, crepas, helados y un largo etcétera. Todos coincidieron que debían parar ahí y fueron en grupitos a comprar lo que más se les había antojado: Yosano, Lucy y Kenji fueron por algodones de azúcar; Kyouka, Fukuzawa y Naomi por dangos; Kunikida fue seguido por Dazai a las frutas con chocolate «para que le comprara unas», mientras que Atsushi y Tanizaki fueron por crepas; Ranpo decidió que compraría uno de cada uno.

Se sentaron en unas bancas a los lados de una fuente a comer en grupos, mientras que Lucy al no hallar lugar, se fue a sentar al borde de la fuente. Miraba su algodón de colores pastel, asombrada y sonriente, sin notar que Atsushi que se aproximaba, se había detenido unos cinco pasos antes para verla. Mirar su sonrisa lo había hecho sonreír, sintiendo algo en su estómago de repente.

—Atsushi, aquí hay lugar — le indicó ella, al notarlo de repente pero sin darse cuenta de la sonrisa boba que él había tenido al verla segundos antes. 

—Gracias Lucy. Tardé horas para obtener mi crepa, pero es muy pequeña creo.

—Si, no hay como las de Uzumaki. Eso te enseñará a no cambiar nuestras crepas por las de la calle —dijo ella, torciendo su boca, disfrutando de molestar al chico. 

—Lo sé. Y a ti haber venido te enseñará que tengo buenas ideas.

—¿Como la vez que quedamos desnudos por tu idea de secarnos al ir a la habitación de Anne? 

—Fue un fallo de cálculos —reprochó él, apenado, con lo que ambos rieron, pero al ir disminuyendo sus risas, ambos se quedaron mirando, sonriéndose, sonrojándose Lucy... y también Atsushi.

—Lucy, te... —expresó Atsushi, justo cuando pasaron unos niños corriendo, pegando en el brazo de Lucy, haciendo que su algodón de azúcar cayera a la fuente, deshaciéndose e interrumpiendo todo. 

—¡AY!

—Esos niños... No te preocupes, iré por otro. Toma —dijo él, parándose de golpe y despabilándose, dándole su crepa y yendo rápidamente.

—Gra, gracias... —respondió ella, pero Atsushi se fue tan rápido que no alcanzó a escucharla. 


Cuando llegó a los algodones, junto a los otros puestos, Atsushi se encontró a Tanizaki. 

—Tanizaki, ¿vas a comprar algodones? 

—Si, Naomi quiere dos. ¿Y tú? 

—Si, uno para Lucy, porque un niño se lo acaba de tirar por accidente —contestó Atsushi, sin notar que Lucy estaba llegando a sus espaldas, para alcanzarlo.

—Veo que fue buena idea que trajeras a Lucy, se ve muy contenta —dijo Tanizaki, lo que detuvo a Lucy de golpe y la hizo quedarse ahí, escuchando. 

—Si, me da gusto que se esté divirtiendo en el festival. Se ve muy feliz con su yukata y con la comida y... —respondió Atsushi, mientras ella no sabía si alejarse o seguir escuchando la conversación, hasta que la interrupción de Tanizaki, solo pudo dejarla ahí para oír el resto.

—Y aquí entre nosotros, se ve muy bonita. ¿O acaso no te lo parece? 

—Eso... —respondió Atsushi, muy colorado, sin saber que más responder, mientras que Lucy, al solo mirarlo de espaldas, se mordía el labio inferior al suponer que su mutis era un «no, no se ve bonita» como respuesta. 

—Ay, no seas tímido conmigo Atsushi, puedes decirme lo que sea, yo guardaré tus secretos como camaradas, por ejemplo, el que hayas traído a Lucy para pagarle que te ayudó en Moby Dick, y no como una real cita.

—Tanizaki, ¡baja la voz! —le urgió Atsushi, molesto. Lucy, en cambio, se despabilaba, al no entender bien que era a lo que el pelirrojo se refería.

—Está bien, perdón, pero pues si te gusta, yo te puedo ayudar a preparar una real cita con ella, no esta salida en grupo como favor a ella —contestó Tanizaki, abrazando del cuello a su amigo, sin notar ni uno ni otro aún la presencia de la joven tras de ellos.

Pero, de cualquier modo, ya era tarde. Lucy había estado ahí lo suficiente, y aunque quería no creer lo que acababa de escuchar, si Atsushi no lo desmentía debía ser verdad entonces. Sus ojos verdes se comenzaron a llenar de lágrimas, la crepa se le cayó al piso, todo mientras sentía como se le estrujaba el corazón: básicamente, Atsushi le había hecho el favor de llevarla, como por lástima. 

Bajando su cabeza, dio media vuelta, y comenzó a alejarse, corriendo entre la gente, sin que nadie se diera cuenta, o eso ella creía. 

—Tanizaki, te voy a pedir que no hables así de Lucy y dejes de decir esas estupideces.

—Pero si tu dijiste que la ibas a llevar porque no había ido a un festival y...

—Así es. Yo quise invitarla porque ni ella ni yo habíamos ido a un festival y pensé que le gustaría ir, no por pagarle nada —exigió Atsushi, soltándose del brazo del chico, y recibiendo el algodón de azúcar de colores que había ido a comprar para Lucy—. Ahora, si me disculpas — Y se movió para ir de regreso a la fuente con ella, pero... 

—Creo que yo tomaré tu algodón de azúcar —respondió Dazai sentado en donde él había dejado a la chica.

—¿Dazai-san? ¡¿Y Lucy?!

—Evidentemente no está aquí ya —respondió Dazai, poniéndose de pie.

—Pero, ¿a dónde fue? 

—Eso lo deberás de averiguar tú, y pronto, porque ella se fue corriendo.

—No comprendo... ¡¿le pasó algo?! —exclamó Atsushi, asustado. 

—Vine a buscarlos y la vi sentada en la fuente, así que me acerqué a ella. Me dijo que habías ido por un algodón de azúcar, así que le dije que si podía pedirte uno para mí y  fue a buscarte entre la gente, y luego, simplemente se alejó corriendo.

—No puede ser... —dijo Atsushi, mientras sentía que un balde de agua helada le caía encima—. Creo que ella nos escuchó.

—¿Pues que dijiste?

—Tanizaki, él, dijo que yo la había traído por hacerle el favor y ella seguro lo escuchó. Demonios, debo ir a buscarla —respondió, y cuando iba a pegar la carrera, Dazai le tomó del hombro.

—Te dije que pensaras antes de invitarla si era buena idea porque era su primer festival. Ahora, más te vale regresar con ella con una sonrisa en el rostro, o te golpearé. 

—Si, si, lo siento —respondió Atsushi, corriendo para buscar a la chica. 

Tanizaki, que acababa de recibir su algodón, vio a Atsushi correr y llegó con Dazai.

—¿Y ahora qué le pasa? 

—Va a arreglar tus tonterías —dijo Dazai, quitándole el algodón de azúcar, desconcertando al pelirrojo.

—¿Pues yo que hice?

—En serio, eres un idiota Tanizaki —se limitó a decir Dazai, alejándose del chico, mientras miraba a lo lejos a Atsushi, quien, entre la gente con desesperación comenzó a gritarle a la chica, para encontrarla...

—¡LUCYYYYYYYY!

Continuará... 


¿Esto es una cita? La salida al festival de verano... Atsushi X Lucy SERIE 1/3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora