Que la situación no desvíe tu atención...

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Al siguiente día, Atsushi se levantó temprano y salió a buscar un empleo de dos días que le permitiera juntar dinero para el festival. Menudo lío era todo eso pero, se había comprometido y está vez no iba a fallarle a la pelirroja.

Sin embargo es muy diferente querer algo a lograrlo. Y aunque el entusiasmo por ganar dinero rápido estaba en su mente, la realidad fue muy distinta: nadie iba a emplearlo por dos días, sobre todo porque primero le tendrían que enseñar el oficio o actividad y eso lleva tiempo.

Tras mediodía perdido, el joven se dio cuenta que era más fácil pedirle trabajo a la Port Mafia antes que conseguir ese dinero de otro modo... Aunque claro está que no iba a hacerlo.

De ese modo, regresó a la oficina, porque alguien tenía que poder prestarle dinero, ¿no?

—Perdón por pedir esto, pero, ¿podrías prestarme algo de dinero? —fue la frase que él uso con los compañeros que encontró, pero siempre obtuvo la misma contestación: un rotundo "No".

La única opción era pedir adelantado su sueldo, pero cuando llamó a la puerta de Fukuzawa, nadie contestó. Las opciones se habían acabado.

Sin dinero y sin nada que hacer ese día en la Agencia, regresó a la calle a buscar empleo, pensando en que sino de nueva cuenta iba a fallarle a Lucy. Podía arreglar lo de no ir en yukata, pero, no podía llevarla a "solo ver" sin poder comprarle casi nada; ella no se lo merecía.

Así entró a una tienda departamental a pedir trabajo, el cual le negaron nuevamente, cuando al pasar por el área de adornos para el cabello, una cabellera muy peculiar llamó su atención.

Era Lucy.

La chica se encontraba mirando los adornos, con lo que rápidamente Atsushi se escondió entre la ropa a lo lejos para poder observarla. Tal vez era el momento para decirle que no podría llevarla, y ella no se enojaría tanto, o si pero lo entendería.

Con eso en mente, Atsushi se dispuso a salir de su escondite, cuando de golpe tuvo que volver a ocultarse, al notar que Lucy tomaba un prendedor que parecía haberle encantado, y se lo ponía en sus cabellos, mirándose una y otra vez al espejo con él. Luego, miró la pequeña etiqueta del precio en él y su rostro hizo una mueca de asombro, con lo que la chica se limitó a devolver el artículo y tomó el paso para irse.

—¿Qué debería de decirle ahora? —se preguntó él, reincorporándose nuevamente para interceptarla, cuando una mano en su hombro lo detuvo.

—No pensé que pudiera encontrarte aquí a las horas de trabajo, Atsushi-kun.

—¡Fukuzawa-sensei! Puedo, puedo explicarlo —expuso Atsushi al jefe de la Agencia de Detectives. Había cometido un error al estar ahí en esa hora, y sería reprendido.

—Vamos a la oficina —se limitó a contestarle el hombre y ambos salieron del lugar.

El camino fue silencioso y eterno para Nakajima, quien al llegar a la Agencia, fue conducido por el Jefe hasta su oficina. Los dos se sentaron, uno frente al otro en sitios opuestos del escritorio, en el más absoluto silencio.

—En serio lo siento, debía estar aquí y...

—Está bien, relájate. Toma —y le extendió una taza, donde sirvió agua y de la cual un aromático té surgió.

—Gracias.

—Y bien, ¿qué te llevó allá?

—Es que —Atsushi tomó su té y puso la taza entre sus manos— necesitaba trabajo.

—¿Tienes problemas económicos?

—No, bueno si, pero por ahora, porque iremos el fin de semana a un festival y... —explicó Nakajima, siendo interrumpido por Fukuzawa.

—Ah, eso. Me dijo Ranpo-san que irían a ese sitio.

—¡¿Vendrá con nosotros?!

—No lo sé. Pero tú irás con Lucy-dono, ¿no?

—¿Cómo lo sabe? —preguntó Atsushi, rojo y sin respirar.

—Lo contó Kunikida-san. Dijo que estás creciendo y te estás haciendo un hombre —relató Fukuzawa, bebiendo su té—; de hecho, se puso a llorar y Dazai-san le dijo que era una pena por ella porque tú estabas enamorado de él.

—¡¿PERO QUÉ CARAJOS?! —gritó Atsushi, parándose de golpe, sin notar la sonrisa oculta de su Jefe tras su taza de té.

—Tranquilo, yo sé que no es así. Solamente un loco podría enamorarse de él.

Cómo sea, si ese es el caso, tendrás hoy mismo en tu cuenta bancaria ese dinero.

—¿En serio? ¡Muchas gracias, Fukuzawa-sensei! —exclamó el joven, emocionado e incrédulo—. Le pagaré en cuanto pueda.

—¿Pagarme?

—Pues si, es un adelanto de mi salario y...

—Es un bono por tu esfuerzo en nuestra misión pasada con Akutagawa-kun. No tienes que pagármelo.

—Pero, no puedo aceptarlo. Todos se esforzaron mucho y no sería justo que solo yo tuviera un bono.

—¿Estás seguro?

—Lo estoy. Lo tomaré como un préstamo.

—Eres tan —expresó Fukuzawa y se puso de pie. Atsushi lo miró con sus enormes ojos ir al fondo de la habitación y traer consigo una caja grande—... Toma esto.

—¿Para mí?

—Así es. Ábrelo.

Y eso hizo Nakajima, solo para encontrar un hermoso yukata, muy fino, de color gris.

—Es, es hermoso. Mucho.

—Es tuyo ahora.

—¡¿EH?!

—Este yukata fue mío. Fue un regalo de mi sensei. Sé que Dazai-kun es tu sensei, pero él no te daría nada porque antes lo olvidaría. Quiero que lo conserves y lo lleves el sábado en el festival.

—Pero, no puedo aceptarlo. Es, muy fino y debe ser muy valioso de forma sentimental y monetaria.

—Si no quieres aceptarlo por ti, hazlo por Lucy-dono. Ella me cuidó en la habitación de Anne mientras estaba entre la vida y la muerte. Si vas a ir como su acompañante al festival, lo menos que puedes hacer es ir acorde al momento. Además, Dazai-kun dijo que también era tu primer festival, así que debes de disfrutarlo de forma adecuada.

—Lo aceptaré entonces, Fukuzawa-sensei. Muchas gracias.

—Ahora, regresa a trabajar y cuando sea la hora de salida, te quedarás a limpiar la oficina por estar fuera de tu lugar de trabajo en horas laborales.

—Esto... Está bien —terminó el chico, y salió con la prenda, tan bella que sus ojos brillaban al verla.

Y así, el joven al acabar su jornada laboral, se quedó limpiando la oficina, cuando, al terminar, decidió bajar por un café helado a Uzumaki.

Al llegar, buscó a Lucy pero no la encontró, lo cual le extrañó. Se sentó a la barra, aclaró su garganta para hacer notar que estaba ahí, cuando, apareció la pelirroja que él buscaba.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó ella, tajante.

—Pues, venía por un café y...

—No hay servicio. Puedes irte.

—Pero...

—Que te vayas, te dije —espetó ella, apretando sus dientes y puños.

—¿Qué te sucede Lucy?

—Nada.

—Pero mira como estás y... —expuso él, preocupado y poniéndose de pie, con lo que ella se limitó a callarlo al responderle.

—He decidido que no iré al festival contigo —reveló ella, dejando anonadado al joven—. Ahora, no quiero verte más ya. Ya no...

Continuará...

Nota de la autora: está vez me atrasé unos días (sorry)

¿Esto es una cita? La salida al festival de verano... Atsushi X Lucy SERIE 1/3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora