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— Jeno ¿Podrías, por favor, controlarte un poco? — preguntó Renjun, ya un tanto cansado de la situación en la que se encontraban envueltos

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— Jeno ¿Podrías, por favor, controlarte un poco? — preguntó Renjun, ya un tanto cansado de la situación en la que se encontraban envueltos. — Estás haciendo sentir incómodos a todos aquí.

El auto se encontraba estacionado fuera de un supermercado, esperando a que los mayores volvieran a subir con las cosas que habían comprado para comer en el camino. Algo normal, sí no fuera por el aroma a enojo que emanaba del lobo de Jeno después de haber sido separado de su omega, que cabe recalcar una vez más; estaba en celo, y por si fuera poco, estaban encerrados con dos alfas más.

— Me controlaré una vez Jaemin este aquí conmigo — gruñó, tensando de forma inevitable su mandíbula y dándole un aspecto más fuerte a su joven rostro. Mientras tanto, el minino se encogía en el asiento de adelante conteniéndose de ir hacia su alfa para calmar su enojo, como su parte animal le ordenaba que hiciera.

Los supresores habían hecho efecto hace un par de minutos, por lo que el olor de Jaemin disminuyó gradualmente, pero no los dejaron ir juntos de nuevo porque no querían que el aroma de Jeno anulara de alguna forma el efecto de la pastilla. Cosa que contribuyó aún más al enojo del lobo, por no poder oler al omega.

— Entiende que eso no es posible. Jaemin está en celo y tu al parecer no eres capaz de controlarte — rebatió el beta. Mientras tanto los otros cuatro pasajeros veían la escena nerviosos, esperando por el momento en que las cosas se salieran de control, pues ni Jeno ni Renjun se podrían considerar como personas con paciencia y todos lo sabían perfectamente.

— ¡Sí soy capaz!

— ¡Entonces contrólate y demuéstralo! — recibió un gruñido mucho más fuerte.

Los ojos de Jeno oscilaban de color a cada segundo. Su lado animal estaba más presente que nunca. Jeno nunca había mostrado esa faceta suya a nadie, era algo nuevo para todos, incluso para él mismo. Jamás había deseado tanto atacar a alguien como lo deseaba ahora, y era algo que en definitiva le asustaba. El coche se llenó de feromonas de advertencia, cargando el mensaje del peligro que se avecinaba si el beta no cerraba la boca de una vez.

Todos los presentes, incluido el alfa de menor edad, se estremecieron ante aquel sonido. El sonido de un alfa enojado no era para nada seguro, de hecho, era una de las peores situaciones que pudieran ocurrir, porque los alfas se volvían impredeciblemente hostiles al ser desafiados, y eso era exactamente lo que Renjun hacia en ese momento.

— ¡Ya fue suficiente! ¡No lo aguanto más! — chilló Donghyuck antes de bajarse del auto para acercarse al asiento del copiloto, donde abrió la puerta y tiró de Jaemin hasta ponerlo de pie en el asfalto, procurando no ser demasiado brusco por el estado delicado del omega. — Ven conmigo.

Para Hyuck ya era suficiente. Se supone que este iba a ser un viaje agradable, pero en lo poco que llevaban de trayecto, Jeno no había hecho más que gruñir y maldecir a todos a su alrededor, quienes no dejaban que se acercara al omega en celo. Ese no era un ambiente agradable para nadie.

𝙈𝙚𝙤𝙬   •°  𝚗𝚘𝚖𝚒𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora