08.

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Ya en la heladería ambos se acercaron al mostrador para pedir sus helados. Chris pidió el de vainilla y Minho el de menta y chocolate. Cada quién tomó su respectivo helado y después de pagar ambos salieron en dirección al parque que estaba frente a la heladería.

—Entonces... ¿Qué me cuentas acerca de ti?.

La pregunta del rubio le hizo morder su labio inferior, no sabía que responder.

—¿Qué es lo que quieres saber?.

Respondió con nerviosismo, tendría que inventarse datos personales lo suficientemente creíbles si no quería levantar sospechas en su amor platónico. No solo por no querer contarle la verdad, sino porque también podía pensar que realmente solo se estaba montando lo de la perdida de memoria y tenía malas intenciones. Tal vez estaba siendo bastante paranoico, después de todo Chan no pensaría eso de él.

—Veamos, ¿Color favorito?.

—Mmm, morado.

—Animal favorito.

—Gatos por supuesto.

—Prefiero los perros. Ya sabes, tengo a Berry.

Minho arrugó la nariz ante la mención del canino. Le desagradaba un montón los perro y no era la excepción, la detestaba y evitaba siempre que la tenía cerca.

—Si, bueno...

—¿Que me dices de tu artista favorito?.

—Me gusta Ed Sheeran.

—Coincidimos en algo.

Una sonrisa apareció en los labios del rubio, hundiendo sus lindos hoyuelos a cada lado de sus mejillas y acelerando el corazón del pobre Lee, que apenas era capaz de controlarse. Pensaba que el trato había sido espectacular, pero no pensó que las ganas de tomar la mano del mayor, de acariciar sus rulos, de tocar sus hoyuelitos, besar sus mejillas y las arruguitas de sus ojos al sonreír serían tan intensas que le estaba resultando un tortura.

—Que me dices... ¿Melocotón o plátano?.

—Platano. Sobre todo el licuado.

—¿Cómo es posible? ¡El melocotón es muy bueno!.

Una sonrisa se adueñó del rostro del menor ante aquel comentario por parte de su acompañante. El rubio pudo apreciar la hermosa sonrisa felina que poseía Lee, achicando sus grandes ojos castaños y enseñando sus dientitos.

—Deberías sonreír más, te hace ver muy bien.

Aquella sugerencia pintó de color carmín las pálidas mejillas del felino, quién llevó su mano desocupada a su rostro para cubrirlo.

—No es cierto eso, no tienes que molestarte.

Murmuró lo suficientemente fuerte para que Chan escuchara. Este estaba riendo por su reacción, sin poder evitar pensar que se veía más tierno con sus mofletes coloridos y actuando tan tímido como los primeros días que pasó en su casa.

—¡No te rías de mi!.

Prostestó el castaño frunciendo su ceño y arrugando su naricita, contribuyendo a aumentar la risa del australiano.

—Disculpa... Es solo que es graciosa tu reacción. Después de todo solo dije la verdad, te ves mucho mejor sonríendo.

Chris habló al recuperarse de su risa e intentó llevar su mano a una de las mejillas de Min para apretarla, pero este al ver sus intenciones rápidamente se alejó sorprendiendo al mayor de cierta manera, no se esperaba que se alejara de aquella forma.

—Perdón, solo... No estoy acostumbrado.

Se excusó Minho encogiéndose en su lugar, observando al más pálido asentir un par de veces.

—Lo comprendo, creo que también me he apresurado. Sigamos caminando.

Luego de que el castaño asintiera ambos continuaron su camino por el parque.

The bold cat who fell in love - Banginho/ChankowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora