Kurama

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Naruto.... Naruto.... Naruto... Naruto... Naruto... Na...ru...to... N...a....r...u...t...o
N A R U T O          N A R U T O
¡¡¡N A R U T O - K U N!!!
DESPIERTA
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Hinata llevaba más de media hora intentando despertar a Naruto, parece que anoche de verdad lo dejo exhausto.

Pero no era momento de dormir y descansar, ahora más que nunca debían prepararse para la guerra que se aproximaba, y preparar todos sus Aces bajo la manga.

-Narutooo- por quinta vez, Hinata empezó a zarandear al rubio para probar si había reacción, pero todo fue en vano.

*Siempre se mostraba tan pervertido y experto, pero parece virgen, ¿Lo será?* Se preguntan Hinata mientras iba por un vaso con agua. Cuando regresó lo movió por sexta vez, al no haber respuesta le echó el agua encima.

-¿¡Que demonios!?- se levantó exasperado un rubio con su cara y parte de su pelo mojado.

-Por fin despiertas, tenemos mucho que hacer hoy. Te prepare tu ropa, está en el baño, bañate. Te estaré esperando en la sala con el desayuno- y cerró la puerta del cuarto para salir de la recámara, sin siquiera dejando hablar a su novio.

Hora de empezar el día...se levantó, estiró sus brazos. Se dirigió al baño y efectivamente, ahí estaba su ropa. Estaba planchada y olía a cítricos, su hermosa Hinata se había preocupado por él. Se metió a la regadera y se empezó a bañar.

Mientras se enjabonada, se preguntaba lo mucho que había cambiado su princesa, cuántas cosas habría visto y cuanto había aprendido.

Ya no era la misma niña dulce e inocente de hace dos años, con la que podía hacer lo que fuera, pero ahora...era él el que se ponía nervioso, parecía un niño al lado de ella y parecía que su sola presencia lo ponía duro y excitado.

Terminó de bañarse y se puso su ropa. Apenas cerró el cuarto, pudo distinguir el delicioso aroma de la comida de su querida Hinata, bajó y se sentó al comedor. Esperó a Jiraiya pero no aparecía.

-Oye Hina¿sabes dónde está el viejo pervertido?- preguntó Naruto mientras le daba el primer bocado a su comido, extrañaba la comida casera de su princesa.

-¡Oh! Sobre eso...padre y los demás fueron a dar un paseo y entrenar. Los únicos que estamos aquí somos nosotros- explicó mientras continuaba comiendo dándole una dulce sonrisa.

-Ok....¿Y qué vamos a hacer?- dijo el ojiazul con una mirada pícara

-No podemos quedarnos en la cabaña, tenemos mucho que hacer. ¿Recuerdas que te dije que tú eras nuestro plan B? Pues es hora de ejecutarlo- dijo Hinata mientras se paraba para lavar el plato.

Naruto también había terminado de comer y lavó su plato. Pudo observar que su princesa se encontraba nerviosa, de alguna manera y a la vez preocupada, pero no sabía que decir, así que simplemente la siguió cuando salieron de la cabaña y se dirijeron a un hermoso lago.

-Hina- el rubio la llamó mientras le daba una flor hermosa que se había encontrado en el camino, -toma, es para ti- y se la dió.

Hinata agarró la flor y empezó a soltar pequeñas lágrimas. Naruto se asustó demasiado, preguntándose si había hecho algo mal. Con una mano en su cintura, la acercó a él, y con su otra mano, le limpiaba las lágrimas mientras le daba pequeños besos en su cara.

La maga y el ladrón (NARUHINA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora