Capitulo 4

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⚠️Alerta: mención de intento de suicidio. No aliento a nadie hacer este acto. Si desean ayuda, no tengan miedo de pedirla. Mensaje directo si necesitan alguna ayuda. Estas partes pueden ser evitadas⚠️
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Izuku camino lo más rápido que pudo para llegar a su departamento antes de que sus sentimientos tomaran controlo de él. Llegó en pocos minutos al edificio, abrió la puerta con las manos temblorosas  y empezó a buscar a su madre por toda la casa.

-¿Mamá? - No había rastro de ella, así que de seguro estaría en su trabajo, aliviándolo en cierta parte - Maldición...

Había aguantado todo el viaje esos sentimientos de arrepentimiento y ira con si mismo. Otra vez no pudo hacerle frente a un alfa. Otra vez tuvo que depender de alguien. Otra vez fue controlado por el miedo.

Se odiaba, de eso no cabía duda. Odiaba ser Omega, odiaba ser quirkless, odiaba ser débil... Odiaba ser el.

Se encerró en la habitación extra que tenían donde siempre solía hacer ejercicio. Habían pesas, un saco de boxeo y una caminadora. Se dirigió hacia el segundo, y sin las vendas o los guantes empezó a golpear el sacó de box.

Se había metido a clases de defensa ¿para que? ¿Para temblar de miedo ante un alfa? No. El quería defenderse, pero aparentemente era demasiado débil. Su frustración crecían con cada golpe y aunque sus golpes lograban tambalear el saco, aún era demasiado débil. No era suficiente.

¿Como no me di cuenta? Eres un Omega inútil e inservible.
¡Cállate! Solo eres un inútil Omega.
¡Te daré lo que te mereces por ser un inútil!
Todo esto por un Omega.
Y haciéndole gastar el tiempo a ese joven alfa.
Dios que pérdida de tiempo.

Maldición. Maldición. Maldición.

Su enojo crecía más y más, separándose de aquel artefacto que no lo ayudaba a desquitarse.
Revolvió sus cabellos intentando calmarse. Sus ojos recorrían la habitación con desesperación, queriendo encontrar algo para quitarse aquel sentimiento, pero fue en vano. Sin saber ya que hacer, golpeó la pared con enojo, sintiendo como una corriente pequeña de dolor recorrió su cuerpo.

Comenzó a golpear la pared múltiples veces, aún cuando sus nudillos le dolían y aún cuando estos se ponían morados y empezaban a sangrar.

El dolor que recorrió su cuerpo junto con la sensación de su piel abrirse lo hacía sentir aliviado, pero no fue por mucho. La satisfacción que tuvo la primera vez que golpeó la pared desapareció, y en vez de eso una inmensa decepción tomó control de él. No era suficiente. Por más que entrenara seguía siendo el mismo débil e inútil Omega.

Lágrimas empezaron a escaparse de sus ojos y a caer al suelo, mostrando su desesperación. La piel de sus nudillos estaba amoratada, con piel abierta y sangre escapándose de esta.

-Maldita sea...

Se levantó del suelo, secándose las lágrimas y acercándose nuevamente al saco de boxeo. Continuó entrenando aún con el dolor en sus manos y con todos esos sentimientos negativos en su mente. El suelo de la habitación terminó con algunas gotas de sangre esparcidas por donde el pecoso hiciera ejercicio, pero eso no le importó.

Ya había entrenado sin descanso por dos horas, sus músculos temblaban y de vez en cuando le fallaban, pero el no escuchaba las alertas de su cuerpo y seguía entrenando. Fue en las pesas donde su cuerpo terminó llegando a su límite, pues sus brazos no paraban de temblar y no pudo aguantar por mucho el peso de las herramientas de ejercicio. Intentó agarrarlas pero ya ni siquiera podía levantarlas del piso. Ya no podía más.

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