Capitulo 6

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-Colgó.

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-Vaya nerd más extraño. - miro la hora en su teléfono, viendo que apenas eran las siete - Tiempo de sobra.

Tomó un abrigo ligero, bajando las escaleras al primer piso, viendo el desastre en el que su sala se había convertido. Pedazos de pizza en el piso y botellas de soda por toda la casa. Un verdadero chiquero.

-¡Hey Bakubro~! ¿Donde está esa bocina para karaoke? - Sero se apoyó sobre su amigo con una vena apuntó de explotar - ¿No la tienes?

-¿¡Para que la rompan!?

-¡Aw vamos! Solo por hoy~ ¿si? - dijo de forma seductora Mina tomando las manos de Katsuki acercándolas a su cara -

-Me das asco. Está en el garaje.

-¡Yay~! ¡Sero, al garaje~! - Los dos locos dejaron la sala, dejando a la bestia fúrica con dos idiotas -

-¿Y ese abrigo? ¿Pienshas shalir? - preguntó Kaminari con la boca llena -

-Cierra la boca. Tengo un asunto pendiente, y más vale que esta sala esté más limpia que el cuarto de la reina de Inglaterra.

-A sus órdenes majestad. Y a todo esto, ¿cual es el asunto pendiente? - preguntó Kirishima a su turno -

-No les importa. - Los dos suspiraron pues sabían que esa sería su respuesta - Me voy.

-¡Adiós~! ¡Compra más bebidas de camino!

-Tch. - Cerro la puerta a su salida - Malditos parásitos. - y se encaminó a la dichosa tienda - Más vale que estes ahí a tiempo, Midoriya.

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Regreso a su hogar, suplicando por que la dichosa patineta estuviera fuera de su casa. Por primera vez y por primera vez su suerte fue acertada. Estaba justo afuera de la entrada a su departamento, facilitándole la tarea de evitar a Uraraka. La cual seguía en su casa.

Podía escuchar los leves ruidos del programa de las siete, un programa de comedia malísimo pero entretenido. Se sentía mal dejar a Ochaco así sin decir más, pero no estaba de humor para jugar su papel de "el chico más feliz de Japón".

Bajo las escaleras, cerciorándose de tener los inhibidores inyectables consigo. Camino con la mirada baja hacia la tienda, checando la hora a la cual Bakugo había llamado. Ya habían pasado treinta minutos, llegaba más tarde de lo planeado considerando que aquella tienda solo estaba a diez minutos de su casa.

Como de costumbre, reprimió cualquier rastro de su olor, cambiando su expresión sombría a una más alegre. Tendría que jugar su papel después de todo. Busco alrededor por aquel rubio cenizo, pero no había rastro de él, hasta escuchar un ruido a sus espaldas. Por instinto de puso en modo de ataque, relajándose al verlo por fin.

-Me asustaste Bakugo-san. - ahora su voz era más alegre y viva comparada en la llamada -

-Si que te tardaste, eh. - su mirada no cruzó con la suya ni por un segundo - ¿Remodelaste tu casa o algo?

-Jeje supongo que si me tarde un poco. Lo siento. - una risa hueca y falsa -

-Ah. Ya veo. - se acercó más hacia el pecoso, sorprendiéndose al ver como este retrocedía - No te voy a morder enano.

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