Fase I

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Título: Volver a soñar
Longitud: 776
Shipp: No hay
Personajes: Izuku Midoriya, All Might, Inko Midoriya (mención)
Anime: Bnha
Advertencias: Historia corta.

Título: Volver a soñarLongitud: 776Shipp: No hayPersonajes: Izuku Midoriya, All Might, Inko Midoriya (mención)Anime: Bnha Advertencias: Historia corta

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En la casa de Izuku, las estanterías siempre estaban repletas de libros. La mayoría eran relatos de aventuras, con héroes de brillante armadura que derrotaban a los monstruos. El peliverde pasó la mayor parte de su infancia escuchando o leyendo las historias de aquellos libros. Pero ahora que tiene ya quince años, ese tipo de libros están abandonados en la estantería, debido a que debe darlo todo para sus estudios.

A Izuku ya casi se le han olvidado sus deseos infantiles, y no siente lo mismo que antes. A veces quisiera volver a ser pequeño, volver a tener ilusión. Seguir teniendo sueños en los que All Might (el héroe, inventado por él mismo, al que más aclama) y él luchan contra los bandidos de ciudades medievales montados a lomos de un dragón.

—Pero Izuku, ¿no se supone que los dragones son malos?—preguntaba dulcemente su madre, cuando él le comentaba sus anhelos.

—¡Claro que no! Porque All Might tiene un dragón bueno que siempre es bueno con los aldeanos y le ayuda a salvar el mundo—contestaba el pequeño Izuku, sonriente.

Pero no tiene tanto tiempo como antes.

El fin de curso fue hace tan solo tres días. Su madre y él decidieron ir a la casa que tenían en un pequeño pueblo, cosa que no hacían desde hace años, y la cual a Izuku le encantaba porque le recordaba a los cuentos de fantasía que tanto le gustaban. Podía perfectamente imaginarlo como un reino de fantasía, con su castillo, su mercado, sus aldeanos, y por supuesto, con All Might y su dragón. Podía... porque ahora ya no es capaz.

Aún así, la casa es acogedora, con su jardín, sus habitaciones, y las decoraciones que le confieren un ambiente rural.

Aunque lo malo de esa casa, era que no había casi libros que leer.

Y llega un momento en que Inko está en el pueblo vecino haciendo compras, e Izuku increíblemente aburrido. Así que se embarca en una búsqueda de material de lectura. Por esta misma razón ahora mismo está en el sótano de la casa, mirando la pequeña estantería que hay con algunos de los cuentos que de pequeño llevó. Ha buscado ya por toda la casa un libro que le llame la atención, pero no ha hallado nada más que libros aburridos de recetas de cocina o guías de cultivos. Hasta este momento.

Reconocía los nombres, las historias, con tan solo ver las portadas. La nostalgia, la sensación de haberse convertido en un niño de nuevo lleno su pecho e inundó su alma, en una calma en la que no le importaría sumirse por el resto de su vida. Aunque se sintió triste de algún modo, pues recordar todas aquellas historias. Pero algo le llamó la atención más que cualquier otra cosa allí.

No supo si era porque el nombre no estaba especificado en la portada ni en un lateral, o porque su longitud era relativamente corta comparada con el resto de libros que allí había, o quizás porque no lo reconoció. Pero le llamó la atención, y estiró el brazo para coger el tercer libro de la quinta balda de la pequeña estantería. Lo tomó, y se dirigió al sillón que había allí para sentarse y hacer el ademán de abrir el libro. Que, sorprendentemente...

La acción de Izuku fue interrumpida por un ruido a las afueras de la casa, el cual lo alertó. Subió las escaleras a toda prisa, para seguidamente dirigirse fuera de la casa, y correr hacia el centro del pueblo. Recorrió callejones, miró edificios, y se dio cuenta de que algo pasaba en el pueblo. El pueblo que... ya no era el pueblo, si no el reino que siempre imaginó desde su infancia.

Le sorprendió lo increíblemente detallado que estaba el pueblo. Los recuerdos afloraron al ir fijándose en cada rincón del reino (de su reino, el reino de su imaginación), provocando una ligera sonrisa en su rostro. Así, llegó a la plaza central del pueblo.

Al alzar la vista, vio un dragón. Y encima de este, a All Might... Y a sí mismo.

Y se sintió volver a soñar.

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No supo si era porque el nombre no estaba especificado en la portada ni en un lateral, o porque su longitud era relativamente corta comparada con el resto de libros que allí había, o quizás porque no lo reconoció. Pero le llamó la atención, y estiró el brazo para coger el tercer libro de la quinta balda de la pequeña estantería. Lo tomó, y se dirigió al sillón que había allí para sentarse y hacer el ademán de abrir el libro. Que, sorprendentemente...

Estaba escrito por él mismo.

Estaba escrito por él mismo

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