Capítulo 7

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Narra Anne:

Los últimos días han sido literalmente los peores de mi vida. Sobre todo, después de que Stormie me dijera la horrible decisión que ella y Mark habían tomado.
Riker tenía un mes para despertar desde el día del accidente o... o lo desconectarían.
Una decisión cruel... pero después de todo... sabia.
Ya que seria inútil seguir manteniéndolo vivo, si él no podría vivir plenamente.
Al menos, sé que Riker estaría de acuerdo.
Debo admitir, que en el trabajo no soy la misma... Mi creatividad ya no fluye como lo hacia, y sé que pronto seré despedida, pero realmente no me importa.
Lo único que quiero es un milagro, y esa es la razón por la cual al salir de la oficina, he ido día tras día al hospital, esperando buenas noticias.
Las cuales, desafortunadamente, siguen sin llegar.
He pasado mis noches en vela en esa horrible habitación, al lado de Riker, esperando que abra los ojos, hable, o algo, cualquier cosa.
Pero mis esperanzas se van agotando paulatinamente, al ver que no hace nada... nada de nada.
Al día de hoy, han pasado catorce días desde que me dieron de alta del hospital.
Al día de hoy faltan tan solo poco mas de 24 horas para que desconecten a mi prometido, y entonces, sé que no habrá marcha atrás.
Lo habré perdido para siempre.
Y eso es algo que no puedo permitirme.
Entro en la habitación y como siempre, me reciben los constantes bips que marcan los latidos del corazón de Riker.
Vivo... aunque no del todo.
Me siento en el sitio de siempre, entre la ventana y la camilla, y me quedo mirando a mi prometido antes de hablarle.
—Hola... Soy yo de nuevo...
Tal y como lo esperaba, lo único que sigue a continuación es el silencio sepulcral.
—¿Sabes? Riker yo... Yo creo que...
Me callé repentinamente. Algo en mi interior me decía que no servía de nada hablar, que en realidad él no podía escucharme.
Me di media vuelta y salí. No soportaría un segundo más en aquel lugar, sabiendo que esta muy cerca el momento que yo más temo.
Me voy a casa, a llorar con las puertas cerradas. Mi madre no deja de tratar de ayudar, sin embargo no entiende que aquello por lo que estoy pasando es algo fuera de su alcance. Algo que ella no se puede llegar a imaginar.
Cuando las lágrimas drenaron por completo mis ojos, no tuve más opción que dormir, dormir para poder olvidar todas mis penas, o al menos, poder postergarlas.
Todo se apaga, hasta que una luz se enciende y entonces, me veo.
Mi cabello está recogido en hermosos tirabuzones y un gran vestido blanco adorna mi figura.
Mi madre me acomoda un velo tan suave y delgado como si fuese de seda, y segundo seguido, le sonríe a nuestros reflejos en el espejo.
—Eres la novia más hermosa del mundo. Riker tiene mucha suerte—dice con orgullo y lágrimas queriendo salir de sus ojos.
La abrazo, sé que esto no es fácil para ella, pero para mi, es un sueño hecho realidad.
Por fin, voy a unir mi vida a la de Riker.
En algún sitio, la marcha nupcial empezó a sonar.
—Es hora— dice mamá, acompañándome a la puerta de la habitación, en donde mi padre espera por mi, para poder entregarme en el altar.
Y en un segundo, estoy ahí, andado por el corredor de la iglesia, viendo a un Riker que irradia felicidad con su sonrisa.

Sin embargo, en ningún momento llego a tomar su mano, porque mi madre me despierta.
—Hija, era Stormie—dice con una cara llena de profunda tristeza, con el teléfono aun en la mano— quiere saber si quieres ir al hospital...  a despedirte.
—¿Es hora ya?— pregunto con lágrimas en los ojos. Mi madre no duda en levantarme para darme un abrazo.
—Anne, de verdad entiendo si no quieres ir...—empieza a decirme, con voz ahogada contra mi hombro.
—No. Mamá, tengo que ir. Riker... Riker fue... Fue todo para mi.
—En ese caso, prepararé el auto.
—¿Irás?— pregunto, extrañada.
—No te dejaré sola. ¿Qué clase de madre crees que soy?— pregunta haciendo su mejor intento por sonreír y saliendo por la puerta.
Lo más rápido que puedo, hago lo que está a mi alcance por lucir presentable. Y aunque fallo, salgo de mi habitación en dos minutos.
Un cuarto de hora después, ya estamos en el hospital.
Al llegar a la sala de espera y verla vacía, siento como si el alma se me cayera al suelo.
No pueden haberlo desconectado sin mi.
Entro a toda velocidad a la habitación, y siento un alivio inmenso al escuchar a esa estúpida máquina seguir pitando, indicando cada latido del corazón de Riker.
—Anne... Estábamos esperándote—dice Rydel, sombría.
—Gracias—respondo en voz casi inaudible. Y luego volteo hacia él. Hacia mi chico— ¿les importaría darme un minuto... a solas?
—Claro—responde Stormie y todos salen de la habitación.
Una vez que nos quedamos a solas, empiezo mi despedida.
—Riker, espero que sepas que... que te he amado más que a nadie en este mundo— digo tratando de controlar mi voz y procurando que no se rompa demasiado.
—Has sido la persona más importante de mi vida y no tienes idea de...—En ese momento, a solo unos segundos de perderlo, es cuando me doy cuenta de que esto no puede estar pasando.
No a él. No a mi.
Y sé que, aunque el destino diga lo contrario, yo no dejaré que él se vaya.
—¡No tienes idea de lo molesta que estoy contigo!— le grito— ¡No puedes irte así! ¡No puedes dejarme así! ¡Por Dios, Riker! ¡No puedes hacerme esto!
»¡Tienes que volver! ¡Tienes que volver a mi!
Me arrodillo a su lado, con amargas lágrimas y un nudo que se atora en mi garganta, y tomo su mano.
—Solo sigue mi voz, ¿si? ¡Solo síguela, y habrás despertado! ¡Por favor, Riker! Te lo suplico.
En ese momento, tocan a la puerta y ésta se abre.
Ross con los ojos hinchados de tanto llorar, aparece en el umbral.
—Ya es hora, ________.
—No saldré— anuncio— me quedaré con él hasta el último momento.
Él asiente con la cabeza y regresa a la sala.
Una enfermera entra en la habitación y me pregunta si estoy segura de querer estar presente.
Yo no me muevo del lado de Riker.
La mujer empieza a revisar las máquinas y cuando veo de reojo que toma los cables con la única intensión de quitarle la vida a mi prometido, el milagro por el que he estado esperando, al fin sucede.
—¡Alto!— le grito a la enfermera, cuyas manos se detienen en el acto— ¡Está despertando!—grito rebosante de alegría, cuando veo como sus labios empiezan a moverse, como si tratase de decir algo.

I can't forget about youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora