Capítulo 5 - La joya más valiosa de Jonia

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Sett llegaba de un bar a su casa, casi tambaleándose de un lado a otro, su equilibrio no era muy bueno, su rostro rojo, todo daba indicios de estar borracho después de una cansada jornada de peleas y cobrando las apuestas que no pagaron.

—Ya llegué a casa –apenas pudo pronunciar entre balbuceos, se cayó en un sillón de la sala.

–¡SETT! –la madre y la "novia" del mencionado fueron a ver si estaba bien. La madre de Sett olfateo su aroma y tapo su nariz –Hijo, apestas a alcohol, ¿No te da vergüenza con tu novia aquí? –.

La azabache notó una marca de labial oscuro en el cuello de este, no dijo nada para llamar la atención de la mujer y se daría cuenta que le estuvo mintiendo todo este tiempo. –Mamá, soy un pésimo hijo... –se levantó de su lugar –Te he estado mintiendo todo este tiempo –.

(T/N) tenía miedo que le dijera la verdad, se vio obligada a intervenir. Le dio una bofetada –Lo sé todo, Sett... –rompió en llanto –Me has sido infiel todo este tiempo... –miró a su madre –Lo descubrí hace tres meses con dos mujeres afuera de un bar –.

–No sé de qué hablas... –ella se llevó al mayor a su habitación. –¿Qué estás haciendo? –.

–Estabas a punto de decirle a tu madre la verdad –le volvió a dar otra bofetada mientras lloraba. No le hizo nada a Sett, dejó que se durmiera en su cama. –Ya duérmete... Idiota –.

Ella bajó y se disculpó con la madre de este. –No tienes por qué disculparte, yo también había notado que es infiel, desde hace una semana, no creí que era desde antes –hasta ahora ella había visto la marca de labial en su cuello. Se sintió peor en ese momento. –Yo soy la que debe pedirte perdón por todo esto que está pasando con él –.

–No se preocupe, yo soy la culpable por permitirlo, ¿Puedo dormir en la sala esta noche? –apenas si podía hablar con la voz cortante.

–Mejor duerme en la de invitados... olvide decírtelo, pero puedes llamarme mamá si gustas –.

–Si, te pareces a mi mamá, agradezco por todo, pero no quiero dormir a lado de Sett –la azabache durmió en la sala.

Poco después de que la vastaya mayor se fuera a dormir, Reader escuchó a alguien caminando en silencio hacía ella, se cubrió las orejas con la almohada. De repente sintió como la cargaron, despertó por completo y vio a Sett. La estaba cargando –Bájame ahora –le susurró.

–No, tal vez viste el beso que me dejó mi secuaz, pero yo te quiero a ti en mi cama –Sett no se durmió realmente, solo esperaba el momento adecuado para llevarse a (T/N).

–No iré contigo –hacía de todo para que la soltara. –Si no me bajas gritaré tan fuerte que tu madre se va a despertar –.

–No es problema –en todo el trayecto, desde la sala, hasta su habitación, Sett estuvo besando a Reader para mantenerla callada. –Te lo dije –acostó a Reader en la cama.

No fue hasta que ella vio un gran bulto en sus pantalones que supo de las intenciones de Sett. Le dio una bofetada, se liberó de su agarre, fue a esconderse en la habitación de la madre del pelirrojo. Al verla dormida le recordó a su mamá.

A la mañana siguiente, Reader sentía que no durmió en la noche, aunque no se sentía cansada. Recordó lo que hizo Sett en la noche, la madre él ya no estaba en la cama. Bajó las escaleras y Sett seguía dormido en el sillón, su madre estaba cocinando para el desayuno.

–Buenos días, Reader –la saludó la mujer.

–Buenos días, mamá –le respondió la más joven.

El pelirrojo se puso detrás de ella –Ella es MI madre –.

–Sett, por favor, no seas celoso –dejó los utensilios en su lugar.

–Y más desde que rompimos, ahora puedes considerarme tu hermana – continuó Reader.

El más alto no podía creerlo, ella estaba rompiendo con él, se suponía que era una mentira para encubrir su trabajo. –No podemos ser hermanos porque me besaste –.

–¿Yo? Fuimos ambos –suspiró –Lo siento, necesito salir –su "madre" adoptiva asintió y salió de la casa.

En las calles transitaban pocas personas, esto le parecía un poco extraño, hasta que vio a Kayn y Zed hablando con una chica. –¿No has visto a un hombre alto usando una máscara o comportándose de manera sospechosa por aquí? –la chica negó a la pregunta de Zed.

«Buscan a Jhin» la chica se fue. La vastaya azabache se acercó a ambos ninjas sombríos. –¿Siguen buscando a Jhin? –.

–Hola Reader, que sorpresa encontrarte aquí, llevo días sin verte cantar en el bar –dijo Zed.

Invitaron a la vastaya a comer, les contó todo lo sucedido sobre porque desapareció y lo que había hecho. Zed estaba impresionado de que el padre de ella la haya vendido por cinco mil monedas de oro a Sett, el dueño de las arenas de combate de Navori.

Por otro lado, Kayn, su mejor estudiante desviaba la mirada, como si ocultara algo durante la conversación. –Ahora que estamos reunidos, ¿Puedo hacerte unas preguntas? –ella asintió. –¿No has visto a Jhin? Tenemos fuentes confiables que dijeron haberlo visto cerca –.

–Lo lamento, Zed. No lo he visto, me gustaría ver como sufre mientras tiene una muerte lenta –no parecía ser esa chica dulce que se hizo amiga de Zed, después de que Zed consultara con Yevnai el paradero de Shen.

–Sobre eso... Un día pasé a tu casa, tu madrastra no ha dejado de llorar desde que te fuiste y... Dile tú, Kayn –la azabache fijó su mirada en el chico.

–Hablé con tu madrastra, tu padre fue asesinado por Jhin, no le robó nada, pero encontraron el cadáver –.

En cuánto ella se levantó de su lugar, ambos hombres se levantaron con ella. Que rompió en llanto. Odiaba a su padre por venderla, aunque era diferente que él muriera a manos del mismo asesino que tomó la vida de su madre, ahora solo quedaba su madrastra como líder de la tribu. Zed abrazó a la vastaya.

–Si necesitas algo, puedes venir con nosotros a la orden –ella asintió.

Llevaron a la chica de vuelta a casa de Sett. Su madre salió por un rato ya que un vastaya la estaba a cortejando. –Ahí estabas, ¿Me puedes explicar todo lo que pasó? –.

–Llegaste borracho, tenías marcas de labial negro en tu cuello... –se dirigió a la habitación de huéspedes. El pelirrojo la tomó del brazo con fuerza –¡Suéltame! –.

–No, responde ¿Estuviste llorando?... ¿Eh? También apestas a magia sombría –le sorprendía que para ser mestizo este pudiera percibir los aromas de la magia. –¿Te acostaste con alguien de la orden de las sombras? –.

Este no la soltaba, aunque ella forcejeara para liberar su brazo lastimado. –Yo no soy ese tipo de chica... –le lanzó un encantamiento de amor a Sett.

El pelirrojo solo estaba tosiendo, la soltó de inmediato para esparcir el intoxicante aroma. –¿Estabas intentando enamorarme? –.

–¿Por qué no funcionó? –estaba extrañada. Sett tenía un cuerpo musculoso, no solo era fuerte, también resistente a la magia vastaya o eso le parecía.

–No sé, funcionó con alguien de la orden Kinkou, pero conmigo no funcionó –Sett se alejó de ella. –Arréglate, vamos a las arenas de combate –.

Be my Queen | [Sett x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora