... Dylan?

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Pasando de uno en uno, tomaron la avenida principal para llegar al departamento de Dylan.

Ambos estaban en silencio, sin embargo lo único audible para Dylan eran sus propios latidos, ¿qué estaba haciendo?, miró cautamente a Emma en el asiento de copiloto, su cabello estaba hecho marañas rojas y mordía insistentemente su labio.

—¿vives muy lejos? —Emma giró cansada de sentirse observada. —si me sigues viendo nunca llegaremos, al menos no vivos.

Dylan se atragantó con su saliva, a pesar de todo el frío pudo sentir el calor que le subía a la cara. —n-no, estamos cerca. —apretó el volante tratando de respirar suave. — ¿sueles salir de casa así?

Emma miró por la ventana, incómoda de la pregunta. — hmm

Dylan no supo que más decir, ni qué pensar, ella ni si quiera se había tomado la molestia de preguntarle por su nombre, solo había subido al auto sin hacer gesto alguno.

Aparcaron el auto en la cochera y subieron tranquilamente por el ascensor, —es un lindo edificio— Emma salió primero cuando el ascensor se detuvo, la puerta del departamento estaba frente a ellos, Dylan logró abrir con manos aún algo temblorosas el picaporte.
Permitió que Emma entrara primero, el departamento tenía un aroma a cítricos todo el tiempo, se trataba del aroma favorito de Dylan. Emma fue de cuarto en cuarto, suspirando y encendiendo todas las luces como si de un gran farol de tratara. A Dylan se re revolvió el estómago.
Era un buen piso, pasando el pasillo de la entrada se encontraba un área alta y abierta, sin muros, con acabados de madera, un medio baño se encontraba casi junto a la entrada, la sala y libreros eran lo primero seguido del comedor y una gran cocina de mármol café claro, frente a estos y solo dividido por un escalón y medio muro, estaba la recámara de Dylan, una cama matrimonial, en el medio muro la televisión, armario y junto un baño grande con canceles de cristal.
Todo era muy simple, parecido a Dylan, solo para Dylan.

—¿es necesario? — soltó Dylan haciendo referencia a las luces, mientras recogía un par de papelillos del suelo y el sofá.
— me gusta.
— ¿es necesario?
— lo es. — suspiró Emma, tomó asiento tranquilamente en el sofá grande — ¿de verdad no hay problema si duermo aquí... — miró entrecerrando los ojos la foto en el muro, una foto de generación con el nombre completo de Dylan cuando se graduó — ... Dylan?

"Dylan" un cosquilleo inundó el estómago al escucharla, sin poder evitarlo sonrió — creo que yo debería preguntar eso, ¿tus padres no te buscarán?

Emma puso los ojos en blanco y se levantó del sofá, echó un vistazo a el librero de cerca. — primero. — dijo sacando un libro que aún estaba en su envoltura y viendo la portada con aburrimiento — a veces vivo con mi madre, no padres, no hay plural. — regresó el libro curiosa por un libro escondido detrás que tenía un par de hojas dobladas, lo tomó. — segundo, ella no está en la ciudad, creo, ¿de qué es este libro? —

— ¿puedes dejarlo donde estaba? — Dylan trató de sonar lo más tranquilo posible, no le gustaba mucho que la gente tocara tanto sus cosas y menos aquellas tan personales... como su propio diario. Emma pareció no tomarle importancia y regresó el libro maltratado. — puedes dormir en mi recámara si gustas, yo tomaré el sofá

Emma sonrió, con las mejillas enrojecidas aún del alcohol. Dylan sacó rápidamente una manta para el y una pijama para ella de la habitación. — puedes usarla si gustas, hay un baño en el cuarto y si necesitas algo de la cocina no dudes en tomarlo. — soltó la pijama lo más cerca que pudo de las manos de Emma, rozándolas tan solo un poco para sentir lo heladas que estaban, otro cosquilleo llegó a su estómago. ¿Cómo es que había llegado a esta situación?

— gracias. — murmuró Emma a quien se le notaba adormilada ahora, entró a la recámara de Dylan sin molestarse en entrar al baño o esperar a que Dylan se girara y comenzó a quitarse la blusa, los colores de subieron y bajaron por la cara de Dylan al ver su espalda despejada, tosió tan fuerte que el estómago le dolió. Emma notó la situación y comenzó a reír. —¿estás viéndome?

— yo- yo yo- no. — Dylan le dio la espalda

Escuchó la ligera tela de su falta caer contra el suelo, cada vez le costaba más respirar, no entendía nada de lo que estaba pasando, Dylan no era un chico tímido, al contrario, había tenido un número razonable de parejas en el pasado, algunas más serias que otras pero definitivamente ninguna mujer lo había hecho sentir tan indefenso y tonto como lo hacía Emma, se sentía todo un adolescente de tan solo escuchar como movía sus pies ya descalzos por la madera, sintió el sofá hundirse al peso de Emma junto a él, el corazón le rebotaba hasta las orejas. — no me molesta que mires — Emma sonaba cansada.— yo sé.

Dylan se atrevió a mirarla confundido, estaba ahí, tan pequeña abrazando sus largas piernas blancas, solo llevaba puesto el suéter de la pijama que le quedaba casi tan corto como la falda que llevaba puesta antes. — no era mi intención mirar.

— está bien. — Emma parecía indecisa, ¿asustada? Quizá. — ¿seguro quieres que tome tu cama?

Dylan sintió, vio a Emma ponerse de pie y caminar a la cama, la sudadera rozaba tentativamente sus muslos, llegando descaradamente a la curva de sus pompas, maldijo para sí mismo al sentirse tan nervioso. Se quitó los zapatos con las manos torpes y acomodó las cobijas sobre el largo sillón, dispuesto a pagar las luces caminó al interruptor principal — ¿podemos dejar las luces encendidas? — Emma se incorporó rápidamente de la cama — por favor.

Dylan negó confundido, — ¿sabes que es un desperdicio de luz, cierto?

— lo sé, lo siento. — Emma cubrió su rostro con las manos. — apágalas. Se recostó nuevamente y cubrió su cara con las cobijas.

Una vez apagadas las luces y ya recostado en el sillón el peso de la desvelada anterior comenzó a cobrar cuentas, a pesar de estar confundido por todo el giro del día sus ojos comenzaron a cerrarse sin remedio.

For EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora