VI

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UNA NOCHE MÁS

Una noche de febrero, cerca del día de los enamorados, una mujer esperaba en un banco de piedra. Se encontraba en un barrio angosto y solo el murmullo de los grillos la acompañaban. Vestía unas largas calzas de color negro, bajo un vestido del mismo color con un cinturón pegado a su cintura.

Sus ojos estaban fijos en el balcón del edificio de enfrente donde un joven parecía estar dibujando en su libreta. Su mano se movía grácil, el lápiz se deslizaba con soltura y tenía bien atenta a la mujer.

Miró el cielo, suspirando, se puso en pie y caminando con pereza en dirección al edificio, dejó atrás su bolso. Llegó al portal y tras entrar con una copia de llaves, subió por las escaleras de emergencia. Tarareaba una canción en su cabeza, suave, armoniosa, acorde a lo relajada que se encontraba. 

Su destino estaba antes sus ojos. Tocó la puerta, sorprendiendo al joven que había estado viendo desde aquel banco. No lo dejó decir nada, ya había entrado a su casa con una gran sonrisa. Ante la atenta mirada del joven incrédulo, comenzó a desabrocharse el vestido hasta dejarlo caer en el suelo. Se dio la vuelta y caminó al balcón tecleando en su teléfono

Un timbre trajo de vuelta al momento al chico, su móvil sonaba y respondió. No era nadie, extraño, tanto como esa mujer hubiese interrumpido de esa forma en su casa. 

—Me dibujaste —anunció alzando una de las hojas de su cuaderno. Se sintió avergonzado al verse descubierto— ¿Quién te dijo que podías hacerlo?

Negó, se acercó a la mujer que se paseaba en ropa interior por su apartamento, le gustaba, había llamado su atención hacía semanas. Siempre la veía cuando había luna llena y esta noche no era una noche más.

—Creí que podría gustarte —susurró pegando su pecho a la espalda de la mujer.

Ella se removió entre sus brazos mientras el gemía, el joven lamentaría no haber elevado más la voz, porque un gato entrometido salto a su balcón admirando el suceso. Se estremeció cuando ella dio un paso atrás y se derrumbó de rodillas. 

Los dedos largos de la intrusa se hundieron en su cabello, lo acariciaba lentamente mientras él sentía como una humedad se extendía por su camiseta de pijama. Ella sonrió y humedeció su dedo. Apartó al joven y escribió una palabra con su dedo manchado en carmín en el dibujo.

A la luz de la luna, una noche más, la mujer del vestido negro había cometido otro crimen, pero esta vez tenía un testigo, los ojos ambarinos del felino que meneaba su cola viendo como el chico caía desplomado al suelo.

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¡Jueves de retos, relato extraño!

Reto propuesto por D_Warg

Palabras: 476

El reto consiste en escribir un relato a partir de las siguientes palabras: gato, teléfono, luna, lápiz y palabra.


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⏰ Última actualización: Apr 23, 2020 ⏰

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