frio.

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Recostada en una seda fría como la noche,
La luna con su tenue luz,
Con aires de soledad en esa inmensidad azulada,
Irradiaba penares incomprensibles para la mente humana.

Y su corazón se partía en mil pedazos,
No entendía que pasaba.
Tal vez se sentía tan en soledad como la luna.
Tal vez envidiaba la compañía que tenia todas las noches.
Todos aquellos poetas con corazones débiles y mente gigante,
Con amor de palabras y diminutas ganas de vida.
Ellos acompañaban a la luna todas las noches con melancolía en sus corazones.
Y las doncellas en los balcones
Con amor y esperanza,
Creyendo a aquella esfera solitaria
Su unica conexión con sus amados.

La luna no estaba sola,
Todas las noches la acompañaban
Amores, tristezas, dolores y esperanza .

Ella era la que estaba sola.

Con su piel pálida casi transparente
Sobre esa fría seda,
Y ese que tal vez tenga nombre a su lado,
Durmiendo.
Que envidia sentia.
Por la gente con la mente tranquila
Que podia consiliar el sueño
Sin pena ni culpa.

Ni siquiera sentia ese fuego en su interior, ni el dolor de lo que se daba cuenta.
Nada.
Y eso le quitaba más el sueño.

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