Declaracion de una misantropa

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¿Vale la pena recluirse en un cuarto oscuro esperando que la ansiedad te carcoma por completo?
Yo creo que si.
El porqué estos sitios remotos y aislados consuelan mi pobre existencia no es un misterio tan ajeno que se me dificulte admitir. Hay cierta desconexión que encuentro placentera, como si por solo unas horas dejará atrás mi propia existencia material del mundo real. Porque no hay nada que me aterrorice más que el mundo real. No hay nada más dañino que pertenecer a este desagradable mundo.
La mayoría de la gente consigue sobrevivir siendo peor o igual de rastreros que la misma mentira a la que llamamos vida. Son asquerosos.
Me ponen enferma. Porque fingen muy bien.
Estoy cansada de las falsas cortesías y sonrisas mediocres del resto de la gente.
No soy feliz. No tengo idea de cómo empezar a serlo. Odio mi vida. Odio.
Ojalá fuera tan bruta y plástica como la gente a la que frecuento. Ojalá fuera tan pequeña de mente. Ojalá fuera indiferente. Ignorante del mal que acarrea ser un ser humano.

Me enferma la hipocresía que el mundo ha impuesto sobre mis hombros ¿por que debería fingir que me agrada todo lo que veo cuando la realidad es que desprecio es la emoción que más me caracteriza? ¿Por que debo encajar en algún sitio? ¿Por que debo agradarle a todo el mundo? ¿Por que debo callar cuando pienso que una persona es tan falsa como las palabras que salen de su boca? ¿Por que me he impuesto a mi misma un código de conducta tan mediocre y superfluo? ¿Por que quiero existir de todas maneras?
Vivo la vida como un rio que sabe que al final desembocará en algún lado. Tomó decisiones en pro de lo que me conviene pero que no me hace feliz. Actuó de esta manera solo por el beneficio pero no por el deseo de hacerlo.
Mi corazón se agita con pequeñas cosas que cada vez más se hacen más escasas, y cada vez que intento encontrar un rayo de luz en mi vida o en la vida de los demás termino hastiada por el mismo sentimiento de odio.
Estos lugares oscuros me permiten pretender que no existo en la mente de nadie, y si nadie piensa en mi, dicha ilusión me consuela. Puesto que aquí oculta en la oscuridad solo vivo para complacerme a mi misma, aquí encerrada y sola. Solo vivo para pensar en mi misma. Estoy tranquila. Liberada de los ojos acusatorios de las personas de allá fuera, ojos que cuando salgo a la luz escrutan mis movimientos, escrutan mis emociones, sentimientos o acciones, e irónicamente tratan de ponerles etiquetas. Deciden como si tuvieran suficiente autoridad si soy lo suficientemente buena para ser parte de ellos. Aún cuando ellos no son mejores que yo.
Hipócritas.
¿Qué derecho tienen ellos cuando son tan imperfectos? ¿Qué derecho tienen para fingir que son lo contrario? ¿Qué derecho tienen ellos a ser felices cuando yo no lo soy por su causa? ¿Qué derecho tienen? Estoy enojada porque creo que no es justo. Estoy enojada, pero mi rabia solo es real en la oscuridad.
Cuando me haya desahogado lo suficiente debo volver a la luz, debo volver al mundo real, y otra vez debo fingir ante todos que estoy satisfecha con ellos y con el mundo en el que vivo.
Los odio y me odio. Así de fácil.
Atesoro mi tiempo en la oscuridad y mientras pueda saborearé estos minutos que me quedan. Cuando soy complemente honesta conmigo misma en este pequeño cuarto oscuro, mientras la oscuridad me protege de la Luz.

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